Escribió Octavio Paz el once de septiembre de 1968: “El movimiento estudiantil se inició como una querella entre bandas rivales adolescentes. La brutalidad policiaca unió a los muchachos. Después, a medida que aumentaban los rigores de la represión y crecía la hostilidad de la prensa, la radio y la televisión, en su casi totalidad entregadas al gobierno, el movimiento se robusteció, se extendió y adquirió conciencia de sí.

En el transcurso de unas semanas apareció que los estudiantes, sin habérselo propuesto expresamente, eran los voceros del pueblo. Subrayo, no los voceros de esta o aquella clase, sino de la conciencia general”.

Efectivamente, el movimiento estudiantil del año 68 marcó para siempre el desarrollo de la democracia en México, que para entonces parecía no existir. La lucha se dio de manera organizada y pacífica, los estudiantes dieron un ejemplo sin precedentes y aunque las demandas no se alcanzaron, pues fueron ignoradas y los estudiantes reprimidos, el proceso de movilización dejó enseñanzas que ha futuro se cristalizaron en una sociedad mejor organizada.

Recordemos que en medio del conflicto, los jóvenes decidieron que cada estrategia tenía que hacerse con base en asambleas, es así que la toma de decisiones fue siempre grupal, por otro lado, la difusión de la información sobre los acuerdos ideados se daban en algo que ellos mismos llamaron “mítines relámpago”, con apoyo de volantes, carteles y brigadas informativas; a la par, la exigencia del diálogo público con el gobierno para llegar a la solución del conflicto fue inapelable.

El año 68 no solo representó un cambio importante para nuestra nación, también fue un antes y un después para el mundo entero y los estudiantes tuvieron mucho que ver en ello.

En ese año hubo represiones estudiantiles en Londres, Rio de Janeiro, Varsovia, Tokio, Bogotá, Chicago, París, Praga, Argentina, Alemania y Estado Unidos. Una conciencia democrática y de libertad de expresión se contagió en la razón de los hombres y las mujeres que solo la mano tiránica de los gobiernos logró demorar. Sumado a esto, el líder negro Martin Luther King y el Senador Robert Kennedy fueron asesinados al buscar reivindicar a grupos eternamente sojuzgados.

En Vietnam, la embajada norteamericana fue atacada por la población, es decir y para resumir: en el año 68 el mundo se dio cuenta que no quería seguir viviendo igual.

Al parecer, la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco ha borrado lo que hizo el movimiento estudiantil, pero el año 68 fue más que muertos y reprimidos, también fue esperanza y sueños de revolución, de lucha, de integración y organización civil. Este año, y gracias al movimiento, se unieron diversos y diferente sectores de la sociedad en una lucha que pocos se había atrevido a enfrentar. Es increíble pensar como después de ser golpeados, asesinados, desaparecidos o encarcelados los estudiantes seguían en pie de lucha, solo una gran mano dura e intransigente los pudo derrumbar. Pero solo a los hombres y no a los ideales, pues el tiempo juzga y las cosas caen por su propio peso. En el año 2011, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad declarar el 2 de octubre de cada año como aniversario de los caídos en la lucha por la democracia; es así que la bandera nacional será izada a media asta en señal de duelo, en escuelas y edificios públicos, así como en la sede de las representaciones diplomáticas y consulares de México.

El 2 de octubre no se olvida” dice la conocida frase contestaría, y en efecto, el 2 de octubre no debe olvidarse, pero no solo para recordar la represión de un gobierno que nunca escucho y que no debe repetirse, sino para reflexionar año con año lo que podríamos lograr como sociedad, si es que un día actuamos verdaderamente en democracia.

artodearte@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here