El paso de migrantes centroamericanos por territorio tlaxcalteca es un fenómeno que ha ido creciendo al paso de los años, es común ver por las calles a estas personas consiguiendo una moneda para poder sustentar su viaje, no obstante, se han encontrado con una amenaza, de entre tantas, en las vías del tren en Apizaco, y es la colocación de postes que ya han ocasionado accidentes trágicos, el más reciente, un joven hondureño de 21 años quien ahora tendrá que regresar a casa sin su brazo derecho.
La migración se puede observar en cualquier lugar del mundo, ya que la población constantemente está en movimiento y los motivos suelen ser muy diversos, lo más común es la búsqueda de trabajo y la falta de oportunidades en su país de origen.
Esto último es lo más común, fenómeno que se observa en nuestro país y por supuesto, en países vecinos de Centroamérica, el no tener oportunidades de trabajo bien remunerado comúnmente obliga a la gente de escasos recursos a migrar en condiciones muy complejas al país vecino del norte que es el referente inmediato en nuestra zona geográfica, de una alta calidad de vida.
De acuerdo a Inegi, la migración es el cambio de residencia de una o varias personas de manera temporal o definitiva, generalmente con la intención de mejorar su situación económica, así como su desarrollo personal y familiar.
Cuando una persona deja el municipio, el estado o el país donde reside para irse a vivir a otro lugar se convierte en un emigrante, pero al llegar a establecerse a un nuevo municipio, estado o país, esa misma persona pasa a ser un inmigrante.
La población que emigra hacia otros países lo hace, principalmente, entre los 15 y los 24 años de edad, le siguen los adultos de entre 25 y 34. El porcentaje disminuye en las personas menores de 15 años y mayores de 49.
“Emigré a Estados Unidos el trece de febrero del año 2000. Durante casi todo el año anterior los problemas económicos fueron empeorando, para mi familia y para mí. Yo era, junto con mi hermana Magdalena, el sostén económico de nuestro hogar. Mi proyecto de vida cambió drásticamente por la huelga en la UNAM y sus resultados adversos para nosotras. Se acabaron las ventas. Nos orillaron las presiones de proveedores esperando por su pago”.
Esta puede ser una de tantas historias de un migrante, pero todas compartiendo un mismo motivo, la falta de un empleo, dinero escaso y una gran lista de pendientes, por lo que antes de emprender el viaje, pueden estar viviendo ya una tragedia, a veces tanta, que no dudan o no se detienen a pensar en la otra tragedia que significa cambiar de vida, de casa, de país, sin saber a dónde ir o con quien llegar, la mayoría de veces sin nada en los bolsillos más que un par de sueños.
Y sí, tan solo el viaje puede significar otra tragedia por las múltiples amenazas que se pueden encontrar en el camino: asaltos, robos, vejaciones, violaciones, abusos de las autoridades, hasta encontrarse locos que se creen justicieros. Se juegan hasta la vida.
A los mexicanos nos indigna cuando nos enteramos de malos tratos a nuestros paisanos en el país del norte, pero no tomamos en cuenta que la migración se puede dar dentro de un mismos país, son migrantes aquellas personas, muy a menudo de origen indígena, que se ven obligados a buscar un mejor nivel de vida en ciudades más grandes o con un mayor dinamismo en su economía, sin embargo, en muchas ocasiones son maltratados, vejados, menospreciados por gente con su misma nacionalidad, a veces originarios hasta del mismo estado, ejemplos sobran muchos en video que navegan por las redes sociales, ¡ah, pero como nos ponemos con la sola idea de un muro fronterizo!
Y por si fuera poco, en ocasiones los migrantes también deben soportar los abusos y maltratos de quienes representan a la autoridad que pueden darse de muy diversas formas, desde robos, golpizas y otros tipos de agresiones.
En Tlaxcala, una forma de agresión ha sido el poner postes a los costados de las vías del tren en Apizaco, acción que ha contribuido a agravar la tragedia de aquellas personas que están en tránsito por nuestro estado rumbo a Estados Unidos, desde golpes contusos que inhabilitan a las víctimas durante un tiempo, hasta la pérdida de miembros que van a perjudicar a la persona durante toda su vida.
Acaso no tendría que existir una remuneración de Ferrosur para estas personas, ya que a todas luces, esto es intencional ante los diversos accidentes que se han suscitado pero nada se ha hecho por evitarlo. La necesidad de nuestros pueblos existe, es un hecho, y nada se va a lograr atentando contra su vida, contra su integridad, complicando aún más su existencia. Quién es el responsable, quién se asume para explicar estos atentados. Respuesta y soluciones es lo que se requiere para que no sigan sucediendo estos accidentes, ojalá intervenga el gobierno del estado o la instancia correspondiente para que estos postes asesinos sean removidos.
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