Fue el artista francés Marcel Duchamp quien introdujo la noción de apropiación en los discursos del arte. En 1919 realizó una irreverente modificación en una reproducción de la conocida pintura de Leonardo: “La Gioconda” o “La mona lisa”, como quiera usted llamarle. A esta imagen le añadió bigote, barba y le escribió las sigla L.H.O.O.Q. que al deletrearse en francés suena parecido a “ella tiene el culo caliente”. Con esto Duchamp fundó otra manera de acercarse a la creación, en una época en el que las imágenes icónicas y las nuevas propuestas del mundo del arte comenzaban a perder su aura divina.

Apropiarse en las prácticas artísticas quiere decir hacer tuya una imagen, obra o propuesta artística y dotarla o añadirle elementos que propongan en ella otra lectura: Deconstruir diría el filósofo francés Jacques Derrida. Esta práctica se da en una época moderna tardía y comienza a sentar las bases de la posmodernidad, tiempo en el que no se niegan los discursos anteriores al mismo, sino que se añaden en conveniencia al discurso del creador. El arte posmoderno o poshistórico, llamado así en referencia a la idea del “fin del arte” postulado por el crítico norteamericano Arthur C. Danto, trabaja con elementos híbridos y ambiguos en donde los significados y la identidad de las imágenes son remplazados por otra significación.

Con el paso del tiempo la apropiación se convirtió en moneda corriente dentro de los discursos artísticos y en mucho tiempo nadie dudaba de su veracidad para lograr que una obra con este recurso se sustentara como arte. Pues los objetos, si se encuentran en las enmarcaciones de los diálogos del arte –museos, galerías, colecciones, etc.- son arte.

Ejemplos de apropiación tenemos muchos y muy conocidos, desde el trabajo irrespetuoso de los creadores dadaístas pasando por los estridentistas o el grupo fluxus hasta llegar en la actualidad a los trabajos del fotógrafo David La Chapelle o el mexicano Gabriel Orozco por mencionar solo algunos, en el que se utilizan las composiciones de reconocidas pinturas antiguas o anuncios comerciales para darles un giro posmoderno en una época en decadencia capitalista y con nuevas implicaciones en el arte.

En el año 2015, el sentido de la apropiación en el arte sufrió un descalabro o mejor dicho, una delimitación en su propuesta, el artista multimillonario Jeff Koons y el Centro Pompidou, uno de los más importantes recintos del arte posmodernos, fueron condenados a pagar varias multas tras ser acusados de plagio, los acusantes demandaron que la escultura de Koons “Naked” está basada en un trabajo del fotógrafo Jean-Francois Bauret. Tanto el artista estadounidense como su institución cultural LLC tuvieron que pagar 20 mil euros por los daños causados y por el robo de la idea, es decir, la apropiación no fue valida en este caso y el artista no solo tendrá que desembolsar una fuerte cantidad de dinero sino que se duda que su propuesta sea algo artístico.

El cuestionamiento sobre que es la apropiación y su valor correspondiente, así como cuál es su frontera quedo abierta después de este caso, hoy, los artistas tendrán que revisar sus propuestas con mayor detenimiento antes de ser presentadas en público y preguntarse, esto que propongo es ¿apropiación de un signo y una deconstrucción semántica o simple y llanamente un plagio?

artodearte@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here