Lupita Sandoval Hernández, empleada de una tienda en la cual se dedican a la elaboración de pan de muerto por esta temporada, declaró que este año en comparación con el anterior la venta de pan disminuyó considerablemente.
“Nosotros elaboramos en estas fiestas tradicionales el pan de muerto, las tradicionales con ajonjolí, azucaradas, la famosa pesuña, rosquetes y hojaldras rellenas de chocochispas, nuez y la preparación es artesanal”.
Dijo que las ventas se focalizan en las hojaldras tradicionales sabor naranja y en este año detectaron que los clientes prefieren las sabor guayaba, que es el que más han vendido desde el 19 de octubre, fecha en la que iniciaron con la venta y elaboración de este pan tradicional.
Además, aseguró que las ventas han bajado con respecto a los años anteriores, esto a causa de la depresión económica que se vive en la entidad, pues los precios de distintos insumos han bajado.
Aunado a lo anterior, dijo que la pérdida de esta tradición se suma a las causas por las cuales ya no se vende en grandes cantidades la hojaldra y los diferentes tipos de pan, propios de esta temporada.
“Se va perdiendo la tradición de poner por arroba en las mesas de ofrenda, aquí regularmente viene por piezas, ya no es en gran cantidad como antes, se ha tratado conservar la tradición pero ha bajado el bolsillo y además los papás ya no se interesan en seguir con las tradiciones”.
Cabe señalar que una arroba de pan está compuesta por unas 200 piezas y doña Lupita recordó que dos generaciones atrás, era cuando las familias compraban, mandaban a hacer o elaboraban en sus hogares más de dos arrobas para colocarlas en las ofrendas de sus hogares.
De las situaciones que aportan a la venta del pan de muerto, dijo, doña lupita, es que en las escuelas preservan la tradición del Día de Muertos.
“En las escuelas también intentan rescatar y darle importancia a estas tradiciones y les enseñan a los niños, eso es lo que levanta un poco la venta porque les piden a los alumnos para montar las ofrendas”.
Otro de los factores actuales, dijo la comerciante, es que las quincenas no llegan a tiempo a los hogares, lo que provoca en ellos una baja venta, misma que se ha estimado a la baja hasta en un 20 por ciento.
“La quincena a veces llega entre semana y es hasta último momento cuando corren a comprar el pan y los otros elementos de las ofrendas, entonces eso hace que bajen las ventas”.
A pesar de la situación adversa, doña lupita dijo que no se pueden quejar, pue la venta da para recuperar lo invertido en la compra de pan, harina, huevo y demás elementos para la elaboración de esta emblemática pieza de pan mexicana.
“Este año hemos tenido pocos clientes que han venido a encargar una arroba (22 piezas de pan) han sido como unos cinco, la verdad, le repito, ya son pocos los que compran así, ya se perdió esa costumbre”.
Recordó que antes en los hogares, las familias solían rezar un novenario en honor de sus fieles difuntos y posteriormente pedir “calaverita” con sus vecinos, actividad en la que se regalaba el pan, frutas y postres colocados en las ofrendas.
“Ahora se han tomado tradiciones de nuestro país vecino, Estados Unidos, pero en general creo que nuestras tradiciones siguen vivas a pesar de lo que vemos que llega del otro país”.
Para finalizar, invitó a los tlaxcaltecas a interesarse en preservar nuestras tradiciones y los nombres de las festividades, además de inculcarle a las nuevas generaciones el significado que tiene cada elemento que compone una ofrenda dedicada a los difuntos.