Días previos al inicio de la Temporada Grande 2018-2019 en la Monumental Plaza México, el conocido periodista y cronista taurino Heriberto Murrieta, anunció a través de su cuenta de Twitter que por primera vez en muchos años, no narraría esta edición de la máxima vitrina taurina en nuestro país, y ya desde el domingo anterior, se notó su ausencia.
La noticia se esparció como reguero de pólvora en los círculos taurinos, y entre los aficionados hubo reacciones que no se dejaron esperar.
Heriberto representa para la crónica taurina, y de hecho para la fiesta de los toros, un aliado importante no de ahora, sino desde hace por lo menos tres décadas en las que se ha convertido en un difusor y defensor de la fiesta brava en México.
Desde aquellas capsulas de televisión muy populares en su momento, como lo fueron los Jueves Taurinos en el noticiario 24 Horas con Jacobo Zabludovsky, hasta sus crónicas de las corridas en la Plaza México, sus libros, tertulias y conferencias, el otrora joven Murrieta se ha erigido como uno de los periodistas más influyentes en el ambiente taurino de nuestro país.
Desde esta “barrera” podemos advertir que Heriberto ayudó a orientar el gusto taurino de muchos aficionados y lo seguía haciendo con las nuevas generaciones.
Sus narraciones amenas con comentarios oportunos, históricos, anecdóticos y su incomparable timbre de voz han hecho de él, uno de los máximos exponentes de la crónica taurina en México, sin tomar en cuenta el periodismo deportivo que ejerce en las mesas de la importante cadena ESPN, en donde también realiza una labor seria.
Es una lástima que Heriberto Murrieta haya hecho ese anuncio. Sus detractores celebraron, como era de esperarse, pero en las redes fueron más los comentarios que lamentaron la medida.
Él mismo reconoció en la tan visitada red social, que fue determinante aquella transmisión del cuatro de febrero de 2018 en la que evidenció hartazgo por la falta de bravura de los toros de Teófilo Gómez en el mano a mano entre El Juli y Sergio Flores.
Lo mismo escribió en su columna en el Heraldo de México el once de febrero, y bueno, al parecer, el veto llegó a Heriberto.
En fin, así es el toro, las vanidades a veces se ponen de frente en un medio tan cerrado como es el taurino. Sin embargo, Heriberto aún forma parte de esos elementos que engloban a una fiesta brava tan lastimada en la época moderna, y en la que sin duda, se le extrañará, aunque no dudamos ni tantito que lo volveremos a escuchar narrando toros.
Extraordinario
En medio de lo subjetivo que representa el espectáculo taurino, la faena a caballo que el portugués Diego Ventura realizó el domingo 11 de noviembre en la Plaza México, homologó criterios y revivió la polémica en torno a una urgente corrida de rejones con su compañero de profesión, Pablo Hermoso de Mendoza.
Diego Ventura toreó por nota a Fantasma de Enrique Fraga, un toro con toda la barba no únicamente en pinta, sino en trapío y bravura.
El toro le permitió al portugués lo que bien quiso. Ventura salió inspirado, e inspiró al público a celebrarle todo, pues es que todo le salió.
Recodaremos en la memoria el momento en que se desprendió de las riendas de su caballo para ejecutar un par a dos manos que movió los cimientos más profundos de la monumental capitalina.
¿Cómo sería un mano a mano, o una tercia en la que participe Ventura y Hermoso? En México difícilmente lo veremos, aunque sería un agarrón de órdago en la historia del rejoneo. Mientras tanto, el portugués le dejó el listón muy alto al ibérico, pero también a Andy Cartagena que se presentará el próximo 25 de noviembre, también en La México.