Escrito por: Gonzalo Yanes Díaz

* Profesor-investigador de El Colegio de Tlaxcala, A.C.

Todos aquellos a quienes nos preocupa la evolución del turismo tlaxcalteca consideramos que debe consolidarse la coordinación de las políticas del Estado con los programas y proyectos de la iniciativa privada del sector. Las posibilidades de lograrlo dependen de un genuino interés de ambas partes, añadiendo la representación del sector popular en la figura de corporaciones cívicas promotoras del desarrollo integral de la entidad. Damos como realidad el hecho de la variedad de sus atractivos turísticos, muchos de ellos convertidos en proyectos turísticos en hotelería, gastronomía, artes populares y expresiones culturales tradicionales, otros todavía en germen de posible organización y explotación.

Una perspectiva global del turismo local incluye el reconocimiento de la competitividad regional, nacional e internacional, el balance del potencial del turismo estatal y la capacidad para mejorar, actualizar y consolidar el sistema para intervenir positivamente en la lucha por dominar el mercado.

Los medios para el manejo de esta visión se tienen en el campo de administración pública en materia del turismo estatal y federal, los organismos empresariales, la academia y la propia ciudadanía casi nunca invitaba a participar en tal manejo. El manejo de recursos locales abre la posibilidad de obtener el máximo provecho del potencial del turismo en la entidad.

Entre los recursos que podrían explotarse para el desarrollo del turismo en el estado de Tlaxcala, se pueden considerar los siguientes:

1. Plan estatal de desarrollo turístico que considere: a) la dimensión general de la actividad, dividiendo el estado en cuatro sectores: centro, con Tlaxcala capital como cabecera; norte, con Tlaxco como cabecera; oriente, con Huamantla como cabecera; y occidente, con Calpulalpan como cabecera; b) un inventario y registro del potencial turístico de cada sector, particularizado en sus municipios, considerando paisaje, patrimonio construido, festividades locales religiosas o paganas, gastronomía y recursos naturales; c) la institucionalización del plan manteniéndolo vigente y libre de posibles modificaciones por parte de los gobiernos en turno, bajo la vigilancia empresarial y ciudadana.

2. Ejercicio permanente de análisis de introspección del problema por medio de foros, congresos y asambleas que produzcan programas de desarrollo y líneas concretas de acción.

3. Posterior al desarrollo de los puntos 1 y 2, se podría estimar la apertura a una posible asociación institucional con el programa turístico del estado de Puebla, considerando un paquete turístico interestatal conformado y articulado con los recursos de ocio que cada entidad ofrece, con visión empresarial.

Lo expuesto exige, por supuesto, una gran voluntad política y espíritu solidario de la empresa y la ciudadanía en general, pero las condiciones favorables que en el estado se dan sugieren que, al menos, mucho se podría lograr internamente, siempre y cuando se tenga conciencia de la debilidad que el sector padece. Un elemento que podría facilitar esta visión es el inventario de los recursos turísticos que se han mencionado arriba, cuyo valor abarca el conocimiento de lo que cada municipio atesora en material de tesoro urbano y rural, gastronomía, patrimonio construido, artesanías, usos y costumbres locales y que, por lo general, no es suficientemente conocido por los propios tlaxcaltecas, por lo que urge su realización, registro y difusión.

El inventario de la riqueza turística de Tlaxcala tiene la virtud de poder ser aprovechado para la formulación de planes estatales y municipales de turismo, generación de bases de datos actualizadas y producción de guías de turismo que registren los recursos naturales, el patrimonio cultural, la historia sociocultural y la caracterización del turismo en todas sus facetas: hotelería, gastronomía, sitios históricos y culturales, flora y fauna e ilustración de redes de comunicación y transporte.

No puede separarse de estos puntos de vista la conservación de los recursos naturales, entre ellos la erradicación de condiciones nocivas que mantienen cursos de agua contaminados, la amenaza de extinción de especies emblemáticas como el maguey y la protección de la frágil especie de la luciérnaga ante la afluencia incontrolada de sus visitantes en temporada. Asimismo, deberá mantenerse vigilancia en la protección del patrimonio construido representado por sus estructuras urbanísticas y arquitectónicas: sobre las primeras es urgente aplicar todas las normas y leyes contra edificaciones malsanas creadoras de imágenes urbanas negativas, muchas veces producto de ineficacia administrativa municipal; sobre la segunda habrá que secundar la vigilancia con que el INAH ha estado protegiéndolas.

Por último, aunque no menos importante, es el provecho de la realización de foros, encuentros o asambleas, eventos en los cuales se cruzan experiencias valiosas y ejemplares que permiten evitar la comisión de errores y efectuar buenas prácticas probadas como exitosas en otros lugares.

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