Trabajar en colectivo parecer ser siempre una idea complicada. Desde que somos estudiantes tenemos la impresión de que esta estrategia a nadie le acomoda. Cuando el profe se levanta y dice: “el siguiente trabajo debe realizarse en equipos”, todos buscamos a nuestros amigos y alzamos la mano diciendo que ya conformamos el nuestro. Pero suele suceder que al maestro no le gusta esta alianza y comienza a organizarnos según su criterio. Entonces nos agrupa con el más perezoso, la más inteligente o el más desordenado. Nunca con quien tenemos buena comunicación. Es ahí en donde nace, creo yo, nuestra inconformidad a trabajar en colectivo.

Aunque solo sea una confusión, ya que en la realidad concreta, todo el tiempo, en la vida cotidiana, estamos acomodándonos de esta manera. A la par de los equipos en la escuela nos organizamos para echar un partido de futbol o para realizar una pijamada, así mismo y cuando somos un poco más grandes, lo hacemos para realizar una fiesta o una huelga. Pero también lo hacemos en nuestros hogares, con nuestras parejas e incluso con nuestros enemigos. Las guerras mundiales por ejemplo.

El arte no es entonces cosa de la inspiración divina que recae sobre un elegido, el arte es el trabajo que se hace con el otro en torno a los intereses que acontecen en el tiempo en la que aparece esta o aquella obra. Los grandes maestros del arte han demostrado dicho postulado con el ejemplo de su vida. Sabemos que la primera muestra del genio pintor que dio Leonardo Da Vinci fue cuando trabaja en colaboración con su maestro Verrocchio. Leonardo colocó una figura como nunca antes se había puesto en una composición semejante. Tampoco se tiene certeza de la autoría de muchas de las obras del Greco, ya que al trabajar en colaboración quedaron ocultos muchos de sus gestos y las pinturas más bien se atribuyen a su taller y no a solo sus manos, es decir, ¿De quién son entonces esas pinturas en donde intervinieron Leonardo y el Greco?

Pero trabajar en colectivo en una pintura no solo se encuentra en la composición de la imagen, el pintor antes de ejercer su práctica debe tener herramientas para lograrlo, es decir, su trabajo es la continuación del trabajo de otro. El bastidor y los oleos con los que comienza son objetos resultado del trabajo del carpintero y el químico. La colectividad por tanto, todo el tiempo, nos atraviesa y nos implica.

Actualmente el trabajo de muchos artistas podría darnos ejemplos de propuestas artísticas en colectivo, que si bien no en todos se decide de forma horizontal, son hechos en colaboración. Pues colaborar y trabajar en colectivo no es exactamente lo mismo. Colaborar es seguir ciertas instrucciones, elaboradas con anterioridad a la aportación en la práctica del colaborador y trabajar en colectivo es formular planes e ideas en sociedad.

La revolución se hace en colectivo, también un concierto, una misa, un juego de tenis, un proyecto de nación. Una película necesita para su producción estructurar una empresa que trabaje en colectivo y en donde actores, diseñadores de vestuario, de escenario, camarógrafos, maquillistas, incluso distribuidores deben coordinarse para sacar a buen puerto el proyecto. Yo mismo, para encontrar maneras de expresión a través de la música recurrí a organizarme con el colectivo Mercado Verde Crew, produciendo discursos artísticos que fusionaron el sonido, el performance y la pintura. Para gestionar eventos culturales tuve que trabajar en colectivo con artistas e instituciones, para dialogar con distintas comunidades en la sierra mazateca tuve que integrarme a la asociación civil To tanex tech yolchicahua e idear juntos maneras de acercamiento con dichas poblaciones.

Trabajar en colectivo es lo de hoy y lo de siempre, es la vida en sociedad, es tejer comunidad. Es comprender que el mundo y su buen desenvolvimiento, no son tarea de uno solo sino de todos en coordinación.

artodearte@gmail.com

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