En este espacio he hablado sobre el cambio de mentalidad que los agricultores deben tener en su trabajo para mejorar su producción y calidad de vida, me refiero a esa pequeña forma y diferente de pensar para lograr mayores rendimientos, mejorar la calidad de los productos, de asegurarse una vida mejor a base de esfuerzo y conocimientos, sin necesidad de esperar que alguien más llegue a darles dinero.

En el campo me he cruzado con muchos productores que a la distancia se notan sus ganas de emprender, adquirir conocimientos, arriesgarse, son propositivos, sin ese recelo a que “ya lo saben todo porque llevan años sembrando” y aceptan las nuevas técnicas de trabajo y obtienen resultados favorables y eso como la felicidad, no se puede ocultar.

Tuve la oportunidad de conocer a don Adán Barrera Romero, agricultor de Francisco Villa Tecoac municipio de Huamantla, señor alto de unos 65 años de edad y con voz delgada, comenzó a platicar su experiencia sobre su forma de cultivar el maíz, él no cuenta con tierras propias, renta, sin embargo, realiza análisis de suelos, elabora composta y nutre su tierra, siembra maíz criollo, que para el ciclo agrícola pasado en sus tres y media hectáreas y a pesar de la sequía, cosechó en promedio cinco toneladas por hectárea, nada mal para un cultivo de temporal.

Podría decirse que don Adán es un productor con una mentalidad propositiva, habla de biofertilizantes, enraizadores, mejoramiento de suelos orgánicos, selección de semilla, con un conocimiento que pareciera lo platica un profesional del tema, impresionante las ganas y empeño que tiene, denota amor a su trabajo, algo que muchos le han perdido al campo lamentablemente.

También tuve la oportunidad de charlar con Eimard Hernández Aguilar, joven ganadero de la Ranchería El Molino de Huamantla, pasó de producir 16 a 24 litros con su ganado lechero, habla de transformar, dar valor agregado a su producto y comercializarlo con su marca propia, estas pequeñas acciones se dices rápido, pero son muy complicadas de hacer y cumplir.

Cuento estas historias de los productores porque les alcanzó la transformación gubernamental, ellos pertenecían al Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria Para Zonas Rurales, mejor conocido como “PESA”, programa que estaba basado en una metodología por parte de la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el cual les enseñaba a mejorar sus capacidades de producción con conocimientos y lo logró, le cambió la vida a muchas familias rurales de nuestro estado.

El programa para el 2019 llegó a su fin, por políticas federales lo cancelaron al no dotarlo de recurso para su continuidad, a dónde se fue ese dinero no se sabe, lo que sí es que deja a la deriva a muchas personas que se comprometieron a mejorar como agricultores o ganaderos en nuestro estado.

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