Sabido es que la historia del arte con su ideología patriarcal invisibilizó a la mujer de sus enmarcaciones, apenas dejó que unas cuantas mujeres fueran recordadas como participantes de sus anécdotas, o recordemos lo que alguna vez Remedios Varo comentó: “nosotras (se refería a Leonora Carrington y Kati Horna) éramos las esposas de los surrealistas, no éramos surrealistas, solo sus esposas, mientras ellos platicaban nosotros nos encontrábamos en la cocina preparando lo que después todos íbamos a comer”. Y es que la historia es de quien la escribe, y la historia del arte en su gran mayoría ha sido escrita por hombres. Artistas, historiadores y críticos han sido casi siempre hombres, ¿y Raquel Tibol? argumentarán muchos, bueno, la crítica Raquel Tibol siendo mujer solo se dedicó a escribir sobre artistas hombres.

Y es que ser mujer y ser feminista no es lo mismo. Ser mujer es una construcción social y no necesariamente da una perspectiva de género, ser feminista es una identidad, es decir, es tener una actitud ideológica para afrontar la vida. El feminismo se propone como un movimiento que busca deconstruir los conceptos y las identidades. Lo personal es político. Un movimiento posmoderno. El primer movimiento posmoderno. Época de búsqueda de identidades. En los años ochenta en Latinoamérica se vivió la edad de oro del feminismo que eventualmente tomo un perfil bajo pero ahora ha tenido un repunte importante. La Marea Verde ha dado un nuevo impulso y se han iniciado la implementación en la paridad de género, en este sentido, se ha dado un pequeño paso para que las instituciones gubernamentales desde la ley den más espacio al género que siempre ninguneó, esta medida da un equilibrio para que el mismo número de mujeres y hombres desarrollen las prácticas institucionales. Y aunque hacer algo mal o bien no depende del género, si es urgente acortar la distancia en torno a la cantidad de participantes que toman las decisiones de cualquier organización.

En la actualidad artistas mujeres hay muchas, en la generación que me ha tocado observar me atrevo a decir que con un importante espacio ganado. Veo triunfadoras de bienales y concursos, becarias reconocidas y talentosas, creadoras exponiendo sin censura, estudiantes mujeres destacadas, investigadoras, fotógrafas, gestoras culturales, reporteras, empresarias, incluso las instituciones oficiales tienen más mujeres en sus mandos, es mujer la titular de la Secretaría de Gobernación por ejemplo, pero entonces cabría hacer la pregunta: ¿estas mujeres tienen consciencia de género o son continuadoras de la estructura patriarcal que nos aqueja?, así mismo, ¿son las artistas mujeres conscientes en su trabajo del feminismo?, ¿les interesa involucrarlo, o lo conocen pero no tienen interés por incluirlo o indagarlo?

Este 25 de noviembre es el Día Internacional contra la violencia de género y preciso es pensar que estamos haciendo para erradicar la violencia contra la mujer, pero como he dicho: ser mujer y ser feminista no son lo mismo, ¿entonces cómo podríamos saber si hay un avance en la equidad de género? El incremento en el número de mujeres incluidas en el mundo laboral no es garantía, ¿entonces cuáles serían las acciones para medir la equidad? Existen diversos tipos de feminismos, incluso unos que parecen contradecirse, por tanto, ¿qué tipo de feminismo tendría que fomentarse desde el arte?¿Cómo entender la interseccionalidad? En otro tenor, ¿Cómo ejercen violencia las instituciones sobre la mujer deconstruida? ¿Cómo erradicar estas violencias? ¿Son los espacios para el arte equitativos en el reconocimiento de ambos géneros?

artodearte@gmail.com

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