La transmisión del mano a mano entre Jerónimo y Arturo Macías en la ganadería De Haro el sábado anterior, tuvo su dosis de polémica, ya que trascendió que la página mediante la que se transmitió el evento en vivo mediante pago por evento, fue boicoteada.
Algunos se atrevieron a advertir que se trató de fuego amigo, sin embargo, de acuerdo con los mismos organizadores, ya se está investigando qué ocurrió para poder proceder en consecuencia, pues, si bien se trató de una iniciativa innovadora, lo cierto es que, por esta ocasión, falló.
El caso es que, al parecer, quienes estuvieron en la ganadería presenciando el mano a mano entre el poblano y el hidrocálido, disfrutaron de una jornada campera con buenos momentos en los que llevó mano la divisa de Felipe González, quien ganó el concurso de ganaderías en el que también participó Piedras Negras, Coaxamalucan, y De Haro.
Obligados a innovar, los organizadores pusieron el dedo en el renglón y podrían generar eventos de mayor calidad, con mejores garantías y con la certeza de que nada fallará para el aficionado, pues en este primer ejercicio, la convocatoria no fue nada despreciable.
La iniciativa no fue mala si de reactivar la fiesta taurina se trata, o de dar toros aunque sea en lo privado de una casa ganadera y sin más acompañantes que las ayudas y los ganaderos.
Más allá de las medidas de salud que, evidentemente se cuidaron en esa jornada campera que se intentó transmitir en pago por evento, ¿qué impacto tendría lo mismo para el turismo que para el aficionado, el poder acudir a una ganadería a disfrutar de esos espectáculos?
Vamos a suponer que se abriera únicamente la plaza de tientas para no más de 50 personas elegidas por sorteo y quienes, ya electas, tengan que pagar una cantidad por el evento, no sin antes comprometerse a que, si resultan favorecidas en el sorteo, no podrán, como decimos popularmente, “echarse para atrás”.
Esa podría ser una alternativa interesante y que motivaría no solo al aficionado, sino que, además, podría sembrar un número mayor de afición por el simple y sencillo hecho de conocer el campo, una plaza de tientas, o ver a los toros en sus potreros.
Lo que es un hecho es que, más allá de que no tenga el mismo sabor verlo por vía remota que estando ahí presente, la iniciativa para reactivar “desde ya” la fiesta brava en Tlaxcala es de urgente necesidad para el sector, máxime, cuando sabemos de buena mano que es casi un hecho que no habrá feria este 2020 y, por ende, los festejos taurinos no tendrán cabida.
Y en España…
Mientras tanto, en España ya se comenzaron a dar festejos taurinos con público, en donde el debido cumplimiento de las medidas de prevención permitió que, hasta el momento, haya saldo blanco con respecto a las características de la denominada “nueva normalidad”, aplicada al sector taurino.
Se trata de un país de primer mundo al que México tendría que copiar en cierta medida la dureza de sus acciones para la reactivación de un espectáculo tan de allá como de acá.
¿Qué tan listos estaremos en nuestro país para adoptar medidas de prevención en los espectáculos taurinos a fin de que la afición pueda disfrutarlos de forma presencial en una plaza de toros?