El pasado lunes 24 de agosto, cerca de 30 millones de estudiantes mexicanos regresaron a clases en una modalidad virtual a través de la televisión, así como de las distintas plataformas que se pueden encontrar en la actualidad, lo anterior, ante la crisis sanitaria en la que nos encontramos, la cual ha dejado una imborrable marca de más de 63,000 fallecimientos a la fecha.

Esta nueva modalidad educativa, que, si bien ya se comenzaba a implementar principalmente en algunas universidades a manera de prueba, ha representado un enorme reto para alumnos, padres de familia y maestros por igual; así como también ha hecho más visibles las distintas carencias que existen en diversos hogares mexicanos que no tienen acceso a internet, o no cuentan con los equipos necesarios para que los alumnos desempeñen sus actividades académicas.

Las anteriores, son solo algunas de las múltiples razones que han divido más a una sociedad de por sí ya polarizada, en torno a un debate con dos posturas: por un lado, se encuentra el grupo que está conforme con la realización de clases a distancia, y por otro, están quienes exigen que los jóvenes regresen a clases presenciales cuanto antes.

Al efecto, considero indispensable calmar los ánimos, y ser conscientes de que esta discusión no es exclusiva de México, sino que también se ha suscitado en otros países, e inclusive, es bastante actual en aquellas regiones del mundo en las cuales la crisis se ha logrado estabilizar, después de haber enfrentado jornadas críticas, mucho antes que nuestro país.

En este sentido, considero que valdría la pena conocer la manera en la que se está regresando a clases presenciales en otros lugares del mundo, con la finalidad de saber si en México estamos preparados para hacerlo de manera responsable, o, por el contrario, si es más conveniente seguir en la modalidad a distancia, con la finalidad de evitar poner en riesgo a los alumnos y sus familiares.

Italia

De acuerdo a información presentada por el diario italiano, Corriere della sera, el Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, ha señalado que el día de regreso a clases presenciales será el 14 de septiembre. Sin embargo, esta decisión ha generado grandes incógnitas, siendo un claro ejemplo de lo esto, el hecho de que la semana pasada, varios directivos de distintas escuelas, comenzaron a mostrar preocupación por la responsabilidad penal a la que podrían llegar a ser acreedores, en caso de que algún contagio se suscitara en sus instalaciones.

Algunas de las medidas que el gobierno italiano tiene previstas para el regreso de los alumnos a clases presenciales, son: bancas personales con protecciones laterales y frontales tendientes a evitar la cercanía entre los jóvenes; el uso obligatorio de cubrebocas para aquellos niños y jóvenes mayores de 6 años, los cuales se vean impedidos en mantener una distancia superior a un metro de sus compañeros; la designación de un “referente” por escuela, el cual será una persona capacitada por el Instituto Superior de Sanidad, con la finalidad de que pueda actuar de manera inmediata en caso de algún contagio; medición de la temperatura a través del termómetro infrarrojo; y a consideración de los directores, estará la posibilidad de establecer distintos turnos a lo largo del día, con la finalidad de evitar que todos los alumnos se encuentren en las instituciones de enseñanza al mismo tiempo.

Es importante resaltar, que diversos sectores de la sociedad, han exigido al Gobierno italiano, la posibilidad de que las clases presenciales se desarrollen al aire libre, lo anterior debido a que es más difícil que en espacios amplios y abiertos, se generen contagios de COVID-19, además de que el uso prolongado de cubrebocas por parte de los alumnos, puede llegar a resultar un calvario para los mismos, por lo tanto, parece una propuesta interesante.

Estados Unidos de América

De acuerdo a lo que se ha comentado en las distintas secciones del diario norteamericano The New York Times, algunas ciudades de Estados Unidos de América, presentan óptimos resultados en el control del COVID-19. Tal es el caso de Nueva York, urbe que atravesó un desastroso invierno, llegando a convertirse en el epicentro mundial de la enfermedad, sin embargo, hoy tiene tasas de contagio tan bajas, que se asemejan a las de países como Alemania.

Lo anterior, ha generado que se comience a plantear el regreso a clases en distintos puntos del país, y para el caso de la ya citada Nueva York, que cuenta con el sistema de escuelas más grande de los Estados Unidos, se tiene previsto que los alumnos retomen actividades presenciales el 10 de septiembre.

Sin embargo, esta decisión ha dejado un malestar en distintos sectores de la sociedad norteamericana, ante la impresión de que no ha existido un esfuerzo para encontrar soluciones creativas y que ninguna autoridad está tratando la situación como una verdadera emergencia.

Al efecto, no existen planes concretos de reapertura de la ciudad; muchos de los padres de familia desconocen los días en los cuales sus hijos tendrán que presentarse de manera presencial a la escuela o realizar actividades remotas; y las agrupaciones de maestros están tratando de evitar la reapertura de las escuelas para el 10 de septiembre.

Brasil

En las últimas horas, el diario brasileño, Correio Braziliense, ha informado que por lo menos 107 municipios de São Paulo (una de las ciudades más pobladas de América Latina), pretenden reabrir las escuelas a partir del 8 de septiembre, lo anterior de acuerdo a lo señalado con la autoridad educativa de la misma ciudad.

La directriz señalada por el Gobierno paulista, es priorizar el retorno a actividades presenciales por parte de los alumnos de primaria, etapa que es considerada decisiva en el proceso de aprendizaje.

De igual manera, se pretende que tengan prioridad para regresar a las aulas aquellos estudiantes de otros grados escolares, que no cuenten con equipos para tomar clases a distancia, o que inclusive presenten dificultades de aprendizaje, así como señales de agotamiento psicológico relacionadas con el aislamiento social.

Sin embargo, es importante señalar que el retorno a clases en São Paulo, contempla un máximo de 20 por ciento de los alumnos que originalmente se encuentran matriculados en las escuelas; además de que no implica que todas las actividades se llevarán a cabo de manera normal en los distintos centros educativos, debido a que exclusivamente se ofertarán: tutorías para refuerzo de los temas vistos durante el aislamiento, tratamiento emocional, orientación pedagógica, evaluaciones diagnósticas, así como actividades culturales y deportivas.

Nueva Zelanda

Finalmente, está el caso de uno de los países que mayor éxito ha tenido enfrentando la crisis sanitaria mundial en la que aún nos encontramos, es decir, Nueva Zelanda. De acuerdo con información del diario New Zealand Herald, el país de Oceanía reabrió escuelas el 31 de agosto, gracias a una flexibilización del confinamiento decretada por la Primera Ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, la cual se ha mostrado confiada en la capacidad del país de controlar una segunda ola de contagios.

Desde luego, lo aquí escrito no tiene la finalidad de realizar un análisis comparativo entre estos países y México, por el contrario, no puedo ser tan inocente y pensar que nuestro país puede realizar todas y cada una de las medidas que las naciones señaladas con anterioridad, debido a que son contextos y capacidades distintas, sin embargo, conviene comenzar a prepararnos desde ahora, observando lo que acontece en el mundo (ahora sí, y no como cuando el Gobierno federal nos dijo que teníamos tres meses de preparación), debido a que esto nos puede llevar a adoptar algunas medidas útiles, no olvidemos que en riesgo se encuentra no solamente el futuro educativo de millones de alumnos, sino también la salud de los mismos y sus familias, por lo tanto, exijamos al Gobierno que actúe de manera responsable, que evite tomar decisiones apresuradas que puedan resultar contraproducentes.

De igual manera, considero que los distintos directivos de las escuelas, así como los académicos, se deben mostrar proactivos (varios ya lo están haciendo), y comenzar a planear maneras en las cuales la enseñanza presencial se pueda tornar más segura para todos.

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