Jair Torreblanca Patiño

A dos semanas de haberse elegido a los ganadores del Premio Estatal del Deporte 2020, la polémica sigue. El motivo es la falta de aceptación de los resultados por quienes se consideraban ganadores y considerar que se cometió una injusticia al favorecer a tal o cual persona. ¿Es cierto esto? Depende la óptica de dónde se mire.

El rubro que ha generado mayor revuelo fue el de fomento y promoción deportiva donde ganó Miguel Muñoz Guzmán, actual presidente de la asociación de judo y psicólogo deportivo del Instituto del Deporte de Tlaxcala. Los comentarios que he leído en las redes sociales van referidos a que fue beneficiado pese a ser trabajador de la dependencia estatal.

Si vemos la convocatoria, esta no presenta algún punto donde se especifique que tal o cual personaje del deporte no pueda participar por el simple hecho de ser trabajador de la dependencia deportiva, situación que era improbable negarle su inscripción, en esta ocasión se añadió un requisito que es cierto, dejó fuera a tres aspirantes más, debido a que no contaban con un acta constitutiva, hecho que sí pone en desventaja a quienes desde su trinchera fomentan la actividad deportiva y lo hacen solo por beneficiar a la población, no por buscar beneficiarse de esta actividad.

Con ello, la votación se centró en dos personas, Mauro Ruelas actual presidente de la liga de fútbol infantil «amigos» y el propio Miguel Muñoz. La votación favoreció al judoca 8-2 y mi interpretación del jurado fue considerar que quizás la organización de una liga de balompié , si bien es cierto fomenta la actividad física, esta tiene algún beneficio económico, como sucede con las actividades de este tipo, aunque lo real fue para Mauro participar solo con la actividad que desempeña en su papel de mítico al promover la educación física en más escuelas, sin algún fin de lucro y que tendría mayor valor a lo de tener una liga.

A mi libro de vista, quien resultó ganador, tampoco merecía el triunfo ¿Por qué? Porque la actividad que desempeña como entrenador, si bien es cierto fomenta, este se debe al interés personal de realizar una actividad que le remunere y eso hace en el centro de desarrollo y el promocionar la disciplina que práctica obedece al compromiso que asume al ser dirigente deportivo y no como una acción solidaria hacia la población, como pudiera considerarse la acción de fomentar, sin duda ambos tenían contras.

Vamos a hablar del jurado, aclarar que este se conforma a través de un un proceso de insaculación (sorteo) que atestigua un notario público, aquí el Idet solo coordina este proceso y dónde no hay injerencia directa a menos que hay algún empate y es donde solo el director puede emitir un voto de calidad. Expliquemos como se conforma para quitar la etiqueta errónea de que la dependencia, tuvo injerencia en la elección para beneficiar a su trabajador.

De entrada diré que el jurado se conforma con 10 integrantes, tres de ellos que son elegidos de forma directa, en esta ocasión se consideraron a directores del deporte municipal: Apizaco, Nanacamilpa y San Pablo del Monte, que obvio no dependen del Idet como para favorecer en votos, los siete restantes surgen del sorteo, tres medios de comunicación con respectivos suplentes, ganadores de otros años en esta ocasión fue Alejandro Hernández como entrenador y Jair Cedazo atleta, así como dos representantes de asociaciones: hockey y balonmano.

Cómo se ve, el jurado es diverso y cierto, podrá tener simpatía con los aspirantes, se puede dar, debido a que esté proceso no está exento de que haya está afinidad natural que se da por amistad y es ahí donde pudo está inclinada la balanza hacia uno u otro, sin ver méritos o logros en la engrosada memoria de resultados que muchas veces incluye pegotes de periódico y no solo los resultados concretos de sus participaciones, es injusto que se vote por afinidad y no por logros, quizás si.

Pero recordemos que el jurado, al tener seleccionadas a personas de distintos conocimientos en el ámbito deportivo, puede cometer el error de emitir su voto con un sesgo al que quizás indique la lógica, error que se vale, al considerarse la elección de apreciación y que dependerá la buena dirección de su voto de los conocimientos que de los demás deportes tenga, hecho que no sucede así, por ello vimos en deporte adaptado premiar al mérito deportivo en una nueva promesa deportiva y no a quienes tienen carreras forjadas, esto es malo, para nada porque es el riesgo que se tiene en un grupo heterogéneos de conocimientos.

Cómo duele
El ocaso de una carrera es difícil de aceptar, sobre todo cuando la forma en que quita del trono es difícil de asimilar al ser a través de una derrota. Esto se puede aplicar a la carrera de la boxeadora Mariana Juárez apodada la Barbie que el pasado fin de semana perdió el título ante Yulian Luna, en una pelea donde la superioridad de la retadora se mostró a todas leguas, no fue un duelo parejo donde cualquiera podía perder, al contrario la Barbie se mostró fuera de condición física y que se tradujo en la cantidad de golpes que recibió.

La reacción de alardear una presunta trampa de la «Cobrita» es válido, pero no en la forma de Mariana, debido a que si vine es cierto que ante la derrota el orgullo se hiere hay canales legales para emitir lo mismo y hacer frente a una dura caída donde se comprueba que nadie es imbatible sin una preparación de por medio. La derrotada tuvo que esperar y emitir la protesta correspondiente ante las autoridades y esperar el veredicto a fin de comprobar o desterrar las especulaciones y dejar el show que monto y dónde el profesionalismo lo tiro al suelo con esta acción .

Hoy se habla de una revancha, que sin duda por los ingredientes que tuvo la pelea será atractiva en rating y esa tuvo que ser la respuesta digna de una monarca como lo buen la Barbie, hoy si quiere ganar y recuperar el orgullo tendrá que llevar lo mismo que Yulian en sus los guantes, fuerza. ¿O no?

Comentarios para esta columna que sigue por orgullo al correo: detriunfosyfracasos@hotmail.com

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