La neumonía es una infección en uno o en los dos pulmones. Es la cuarta causa de mortalidad en menores de cinco años de edad, y la séptima en mayores de 65 años.

El coordinador de Vigilancia Epidemiológica, José Roberto Castillo Luna, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, comentó que la neumonía es causada por bacterias, pero también por virus y hongos. Por tal motivo se puede prevenir, aplicándose la vacuna antineumococo, que debe aplicarse junto con la de la influenza.

La neumonía se adquiere al inhalar virus y bacterias de una persona que tose o estornuda, de ahí la importancia de cubrir con el codo o con un pañuelo desechable la nariz y la boca a la hora de toser y estornudar.

“Actualmente, con el uso de cubrebocas, también se evita la trasmisión de virus y bacterias, protegiendo a los demás de un posible contagio”, dijo.

“En los menores de edad, existen mayores riesgos de ser infectados por neumonía, cuando él bebé no fue alimentado con leche materna y presenta algún grado de desnutrición, sumado a que viva en un medio con hacinamiento, en condiciones no higiénicas y poco saludables, además de convivir con personas enfermas y  fumadoras”, señaló.

Los adultos mayores con enfermedades crónicas que no acuden a consulta médica y se automedican, pero además son fumadores y no procuran su propia higiene y condiciones saludables del lugar donde viven, pueden padecer alguna enfermedad pulmonar obstructiva crónica sin saberlo y están en mayor riesgo de contraer neumonía.

Si tiene tos con flema, fiebre de más de 39 grados y se siente mal o muy mal, lo más probable es que tenga neumonía.

Lo más efectivo para prevenirla es aplicarse la vacuna y ayuda el consumo de naranjas, fresas, jitomates, guayabas, zanahorias, cúrcuma, jengibre y ajo.

Los bebés recién nacidos deben ser alimentados con leche durante los dos primeros años de edad y a partir de los seis meses de edad, se agregan papillas y purés, a los nueve meses, comida picada y a partir de un año de edad, la misma comida que la familia consume, en porciones pequeñas, procurándole frutas, verduras, pescado, pollo y huevo.

En todos los casos y para todas las edades, conviene abrigarse suficientemente durante las horas de mayor frío y no exponerse a los vientos helados de la temporada, procurando cubrir perfectamente bien, pecho y espalda, por lo que ahora más que nunca el uso del cubrebocas se constituye en un accesorio que salva vidas, que evitará no solo contagiar a los demás, sino también inhalar aire frío e inhalar partículas de bacterias, virus y hongos de personas infectadas.

 

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