Luis Manuel Vázquez Morales
Los frailes franciscanos que llegaron a la Nueva España en 1524 vislumbraron diferentes posibilidades para llevar a cabo la evangelización de los indígenas. Conforme fueron aprendiendo las diferentes lenguas indígenas prepararon una serie de recursos que fueron utilizando conforme se adentraban en sus costumbres y tradiciones.
Aprender la lengua y traducir la doctrina al náhuatl fue una de las grandes tareas con las que se enfrentaron los misioneros después de su llegada a la Nueva España. Algunos de los frailes que ya sabían náhuatl empezaron a preparar herramientas para facilitar el trabajo con respecto al aprendizaje del idioma; siguiendo los modelos de Antonio de Nebrija se elaboraron gramáticas, diccionarios y vocabularios. Se dieron cuenta de que podían aprovechar ciertas semejanzas entre las religiones nahua y cristiana para explicar fácilmente conceptos cristianos, tal y como lo llevó a cabo fray Jacobo de Testera con los llamados Códices Testerianos.
Los franciscanos se dieron a la tarea de preparar pasajes religiosos para su representación. Emplearon el teatro en su labor evangelizadora con buenos resultados, cuando los indígenas representaban escenas bíblicas se buscaba enternecer al público al observar a un ángel con espada en mano, expulsar del Paraíso Terrenal a Adán y Eva, y espantarlos con las llamas del infierno cuando presenciaban las escenas del Juicio Final.
Tlaxcala fue uno de los lugares donde se representaba el teatro religioso con más éxito. Con escenarios improvisados se lograron representar varios pasajes. En 1538, el día de San Juan Bautista, los tlaxcaltecas hicieron memorables festejos con la presentación de La Anunciación de la Natividad de San Juan Bautista, La Visitación de la Santísima Virgen a Santa Isabel y La Natividad de San Juan Bautista. En palabras de Motolinía, los tlaxcaltecas “lo deprendieron, y representaron harto devotamente”. Posteriormente en 1539, para celebrar el día de la Encarnación, se representó en náhuatl La caída de nuestros primeros padres.
Hasta el momento, se tiene registro de la representación de doce piezas en Tlaxcala, siendo uno de los lugares en los que tuvo mayor presencia el teatro de evangelización.
En alusión al 6 de enero, día de los Santos Reyes, fue una fecha que los religiosos supieron aprovechar en su labor evangelizadora. No hay noticia de que se haya representado en Tlaxcala, pero fray Toribio de Benavente o Motolinía da noticia de la pieza al hablar de cómo se celebraban las pascuas y las diferentes fiestas del año:
“La fiesta de los Reyes también la regocijan mucho, que parece propia suya, en la cual las provincias de los gentiles salieron a buscar y a adorar al Señor y Salvador del mundo; y algunos años representaban el auto del ofrecimiento, y traen la estrella de bien lejos; porque para hacer cordelas… Y en la iglesia tienen a Nuestra Señora con su precioso hijo en el pesebre, delante del cual ofrecen cera e incienso y palomas y codornices y otras avecitas que para aquel día buscan, y de cada día tienen más y más devoción a esta fiesta”.
Existe otra descripción más detallada de la representación de la Adoración de los Reyes de fray Alonso de Ponce por el año de 1587 en Tlaxomulco, Jalisco:
“Tienen costumbre los indios de Tlaxomulco, mucho tiempo ha, de representar en su pueblo cada año el dia de la Epifania, lo que en aquella pascua y festividad aconteció y pasó, como Nuestra Madre la Santa Iglesia lo enseña y publica. Lo que estando allí el P. Comisario hicieron en este caso, pasó desta manera. Tenian hecho el portal de Betlhem en el patio de la puerta de la iglesia, casi arrimado a la torre de las campanas, y en él tenian puesto al Niño y á la Madre y al Santo Joseph. Era hecho el portal de unos palos, muy pobre, cubierto con otros palillos, y sobre ellos de uno como moho o malhojo, que se cria en aquella tierra y en la de México y otras, en las encinas y robles y otros arboles, y es a manera de raicillas ó barbas, asıdas unas con otras, muy blandas y delicadas, y en lengua mexicana se llama paxtlı, y sirve para muchas cosas. A un lado del patio tenian hecha, algo apartada del portal una ramada, donde estaba Herodes sentado en una silla, con grande acompañamiento representando mucha gravedad y majestad. Desde lo alto de un cerro, de los que están junto al pueblo, vinieron bajando los Reyes a caballo, tan despacio y poco a poco, asi por la gravedad, como porque el cerro es muy alto, que se tardaron casi dos horas en bajar y llegar al patio. Traían los Reyes un indio a pie con un guión, y éste venía adelante, y detrás de ellos venia otro de más de ochenta años con un chicuitle a cuestas, con los dones y ofrendas que habían de ofrecer al niño…”
La Adoración de los Reyes está compuesta de cuatro escenas. En la primera, la obra inicia con los reyes y su mensajero siguiendo la estrella hasta llegar a Jerusalén donde reina Herodes, y la estrella se oculta. Gaspar manda al mensajero a pedir permiso para entrar a la ciudad y contarle al rey que vienen del Oriente a saludar al Niño. La segunda, Herodes recibe a los Reyes Magos no sin antes mandar a sus sacerdotes a investigar y comprobar las profecías de que el nacido en Belén pertenece al linaje de la casa de David.
En la tercera, Herodes pide a los Reyes le indiquen dónde se encuentra el niño, ellos siguen su camino y llegan al pesebre donde está María al lado de José cargando al Niño rodeados de ángeles y animales, la estrella vuelve a aparecer como signo de buen agüero. En última, los Reyes hacen reverencia ofreciendo oro incienso y mirra, así como también enaltecen las virtudes de María; los Reyes se retiran después de que el ángel les advierte que sigan por otro camino porque Herodes está furioso, también le ordena a José huir con su familia a Egipto.
Es de imaginarse la majestuosidad con la que se representaban estos pasajes y el impacto que causaron en los indios. Los vestuarios, los escenarios y demás elementos teatrales se fueron adaptando a las características indígenas hasta hacerlos muy propios de cada región. Existen testimonios donde se refiere que durante los inicios de la evangelización, se presentó cierta rivalidad entre los indios de la ciudad de México y los de Tlaxcala. Cada que se presentaba una obra, sin importar quien lo hiciera primero, en la siguiente se mejoraba en todos los sentidos, demostrando el fervor con el que se realizaban estas obras.
Este tipo de representaciones manifiestan un sincretismo, pues se lleva a cabo la asimilación del cristianismo a la cultura de los pueblos indígenas, donde los frailes aplican las ideas religiosas a la realidad novohispana. Para erradicar las idolatrías se adaptan las fiestas cristianas a las fiestas de culto a los dioses.
La celebración del Día de Reyes es parte de la cultura mexicana y se ha arraigado desde los tiempos de la Nueva España. Ya no es el oro, la mirra y el incienso, ahora son juguetes con que los niños se regocijan al despertar. La ilusión de recibir un regalo sigue viva.
El significado de los presentes que los Reyes Magos llevaron al niño debe fortalecer los valores de los tiempos actuales para hacer frente a la dinámica de la sociedad de hoy. Si en la rosca les salió un niño, vayan preparando los tamales.
luis_clio@hotmail.com
@LuisVazquezCar