Un nutrido grupo de feministas tlaxcaltecas marcharon desde distintos puntos de la capital del estado para reunirse frente a palacio de gobierno, donde leyeron su manifiesto de exigencias a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Lento fue el avance de las manifestantes que en las bardas, fachadas e incluso en el asfalto, hicieron pintas alusivas a la despenalización del aborto, reclamos por abuso de autoridades y caso omiso a feminicidios.
Una vez agrupadas frente a palacio de gobierno, las mujeres manifestantes comenzaron a reñir con las policías femeninas que resguardaban palacio de gobierno, sin embargo, las vestidas de negro superaron en número a las elementos de seguridad, por lo que hicieron un gran número de pintas en la fachada y suelo de la Plaza de la Constitución.
Posterior a consignas, cantos, uso de bombas de humo y un sinnúmero de pintas, realizaron una corta ceremonia prehispánica para pedir por su bienestar, para pedir por aquellas mujeres asesinadas y abusadas y por un mejor futuro.
Posteriormente, emitieron la postura de este año en la que aseguraron que las autoridades han hecho iodos sordos y han dado la espalda a las mujeres al no catalogar correctamente un sinnúmero de feminicidios.
Al mismo tiempo tacharon al gobierno federal de indolente, opresor y violentador de los derechos de las mujeres, mientras que al gobierno local lo culparon de no generar avances considerables en cuanto al respeto de los derechos de las mujeres.
“Estamos hartas de la sordera, indiferencia e irresponsabilidad de servidores públicos, exigimos acceso real a nuestros derechos, porque necesitamos que el estado garantice nuestra vida”.
Señalaron ante las presentes que todas las mujeres en alguna etapa de su vida han sufrido de violencia que en mayor medida se ha normalizado o bien, ha sido hasta cierto punto asumida como normal, a pesar de las leyes emitidas en favor del sector.
Finalmente, esta manifestación por el 8 de marzo pudo registrar saldo blanco, sin enfrentamientos y hasta cierto punto pacífica con solo empujones a representantes de la prensa local que hacían cobertura y a mujeres adscritas a seguridad pública del estado.