El Carnaval en Tlaxcala es uno de los eventos más populares en las tradiciones mexicanas, gracias a su colorido folklore, decretado en 2013 por el congreso local como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.

Introducido por la herencia cultural de los españoles a principios del siglo XVII y en 1699 el entonces Gobernador de la Provincia, el Duque de San Román emitió un comunicado en donde se prohibía a los danzantes burlarse de los hacendados y ordenó que el edicto se pregonara en los idiomas Náhuatl y Español para una mayor entendimiento.

Aunque, este año el panorama fue diferente, lo cierto es que la fiesta del carnaval en Tlaxcala se caracteriza por la alegría de sus danzas, la calidez de su gente y toda la gama de beneficios económicos, sociales y culturales que genera año tras año.

Es así que, Don Lorenzo Sánchez Mora, originario de Santa Anita Huiloac, municipio de Apizaco, nos comparte con nostalgia el significado de ser parte de este festejo.

Integrante de la Camada Xicohténcatl desde su infancia, describe que el carnaval fue llevado a su comunidad por Macario Sánchez y Joaquín Sánchez Vázquez, padre y tío de Don Lorenzo.

«Mi papá puso el baile y mi tío Joaquín la música pero un servidor empezó a bailar en el año de 1962 cunado los trajes eran de satín con lentejuelas y la puntada se veía por encima de las telas, penachos con tres plumitas y espejos que uno mismo fabricaba», indicó.

Para entonces, el nombre de la Camada Xicohténcatl fue designado por un miembro de la familia Sánchez Mora, pues anteriormente se hacía llamar la Camada Santa Anita o del Centro; lugar en donde niñas, niños y jóvenes son cautivados por esta herencia milenaria.

«Actualmente con 24 integrantes, son vistosos los trajes que manifiestan el gran orgullo a sus tradiciones; pues, en sus inicios bailaban puros hombres disfrazados de mujeres con ropa prestada y no era necesario un uniforme en particular, aunque tratamos de distinguirnos por medias de diversos colores, pañoletas o mascadas en el cuello», expresó.

Don Lorenzo describe emotivamente sus ayeres dentro y fuera de las cuadrillas de carnaval, memorias imborrables de una danza que se transmite de generación en generación.

«Para mí, es un orgullo que haya jóvenes que sigan apoyando esta tradición. En mi familia, mis hijos mayores, un nieto y dos nietas participan en la misma camada en la que estoy; y es que en la fiesta del carnaval la mejor convivencia es el respeto y la diversión que se ofrece sanamente», precisó.

Si bien, el carnaval es una danza vistosa que se expresa con buena música y trajes elegantes que van de de los dos mil hasta los 15 mil y en su caso 30 mil pesos, sí se incluye el penacho. Hoy en día, existen muchos cambios en cuanto a la confección de los mismos; además se portan artículos muy grandes con plumas de faisán en lugar de avestruz y dependiendo de la cantidad es el peso del penacho, lo que influye indiscutiblemente en la destreza al bailar.

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