Difícil la dignidad entre comerciantes

comprando súbditos.

Así. Mayor es la gloria al salir

del rebaño del “señor invisible” para

enriquecer la

sinfonía de la patria, religión esta

mejor que cualquier otra

de prostituidos golpes de pecho,

rosario de pecados, robo y cuentas en bancos

bendiciendo las tasas de interés

para empobrecer más aún los pobres. Amen…

Pablo Hughes Reyes (Uruguay 1946).

 

Nota periodística resultado de la exposición académica de una alumna. Mi reconocimiento al trabajo de todos los jóvenes… Éxitos para Tlaxcala y México al enfrentar el endeudamiento nacional ($100,000 Mx cada quien, 55%/PIB 1982-2018), la pobreza (70% trabajadores con salarios menores a $13,000) y la corrupción judicial empobreciendo los presupuestos federales permitiendo todo entre las elites; jóvenes contra la adversidad impuesta, enfrentándola con menos pereza y miedo que los adultos…!

 

LAS ELITES ATACAN POR ODIO O MIEDO.

Y desde el anonimato dentro del “reino”, refugian su cobardía y avaricia

los llamados hombres “invisibles”

prostituyendo el idealismo humanista, los conocimientos y justicia

(todo poder tiende al absolutismo imposible de la pasión…

porque todo tiene fronteras y… ya se excedieron contra la naturaleza y los trabajadores…!).

NO cleptocracia. NO mediocridad. NO nepotismo.

Hermanos, no, pereza y disminuir el miedo.

Centro de Estudios Eduardo Galeano.

“Ciencia es independencia para la democracia en la historia, educación y la economía”.

 

GRECIA, TEATRO. LA PRIMERA HUELGA DE SEXO EN LA HISTORIA.

Aristófanes (Atenas 450-385 a.C.; contemporáneo de Sócrates 470-399 a.C. y Platón, 427-347 a.C.) planteó en su obra de teatro “Lisístrata” (411 aC) la abstinencia sexual de las mujeres para forzar a sus maridos a terminar con la guerra que devastaba entonces las familias. Eran las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta (431-404 aC), concluyendo con la victoria de los espartanos. Wikipedia.

La guerra se prolongaba ya durante veinte años y Lisístrata, (la que disuelve ejércitos), pone voz al dolor de las mujeres de uno y otro bando ante los desastres de la guerra: familias rotas, hijos muertos, maridos, novios; viudas, mujeres solas y muchachas sin conseguir esposo (en época de Sócrates, eran permitidas varias esposas para criar soldados).

La paz era necesaria y Lisístrata encuentra una singular táctica para alcanzarla: todas sufren por un marido ausente, y ni siquiera disponen como hoy de un consolador de unos doce centímetros de largo y quieren obligar a sus maridos a firmar la paz, negándoles el sexo, no, el amor.

Y así expone su plan a las mujeres: Si permaneciéramos bien empolvadas / y con tuniquitas paseáramos con el delta bien depilado / y si los varones desearan cubrirnos, / nosotras no aceptaríamos, sino que nos abstendríamos / así las treguas se harían rápidamente, bien lo sé…

Las mujeres expresan sus dudas sobre la eficacia de la medida pues los maridos podrían forzarlas a mantener relaciones. Lisístrata insiste en que sus esposos no harán tal cosa, pues no pueden disfrutar con el sexo sin el consentimiento de la mujer.

Finalmente, el sacrificio se hace juramento incluidos los deberes domésticos dictándose la abstinencia para esposos, novios y amantes incluidos: No habrá nadie, amante ni esposo / que se me acerque empalmado (con erección). Y en casa, sin toro, pasaré la vida / con túnica azafranada bien adornada/ para que mi esposo se encienda, / y jamás, obedeceré a mi esposo. / Y si, me fuerza con violencia / de mal grado cederé y no me moveré al compás / ni levantaré hacia el techo mis zapatillas / ni me pondré leona sobre el queso / Si mantengo eso con firmeza, beberé del vino, / pero si lo incumplo, ¡de agua se llene la copa!.

(“leona”: nombre para las cortesanas que se disponen activamente sobre el miembro del varón)

Llega el momento en el que la abstinencia sexual resulta difícil también para las mujeres, que están a punto de quebrantar el juramento y la protagonista llega a confesar: Queremos follar, para decirlo con suma brevedad. Ante la gravedad de la situación, exhorta a sus compañeras a resistir, y recuerda que también los hombres sufren con esa ausencia levitante.

La desesperación de espartanos por la ausencia de sexo iguala a los de Atenas y, envían un negociador y este aparece inevitablemente con erección y recibe un “no”; pero, la necesidad habla entre las ciudades levantadas (sexualmente), porque las mujeres no les permiten tocarles el “mirto” (flor) hasta que se firme la paz. Una vez lograda; Lisístrata exhorta a todos a la paz…

Los críticos no ven a Lisístrata contra Atenas que se obstinaba en continuar el conflicto armado dizque para beneficiar a los ciudadanos en una guerra imperialista que tanta prosperidad económica, política y cultural había dado a la ciudad dentro costumbres que daban a la mujer un devaluado protagonismo; comedia al fin, donde ni la democracia existía en una Grecia llena de esclavos sin derechos alguno y se iba a cárcel por deudas.

Como reflejo fiel de la sociedad ateniense, Lisístrata expone crudamente la situación de las mujeres,  marginadas y recluidas en el hogar; no se les permite opinar y se les conmina a que se dediquen a hilar.

Esta reclusión de las mujeres no solo aparece denunciada con palabras sino dramáticamente: Lisístrata muestra su enojo porque las mujeres no acuden a su llamamiento explicando que dedicarse atender al marido, acostar al niño, bañarlo y así todas retenidas por las labores del hogar se apartan de las tareas públicas.

Lisístrata… da un mensaje a los ciudadanos atenienses para que administren bien la polis del mismo modo que las mujeres llevan el hogar y compara la diligencia femenina en las tareas domésticas con la transparencia y eficacia con la que debían ser llevados los asuntos ciudadanos: y así como al cardar la lana se retiraban los vellones de mala calidad, del mismo modo había que actuar con quienes corrompían para obtener favores.

A pesar de ser el país que exportó la democracia, esta era aún muy imperfecta en su país de origen: la esclavitud existía y las mujeres de la Grecia clásica fueron casi siempre marginadas de las actividades principales de la sociedad. Incluso se planteó si era conveniente la presencia femenina como público en el en el teatro.

Aristófanes tuvo el valor de escribir una obra en la que quiso ilustrar esta desigualdad constituyendo uno de los primeros actos de protesta feminista de la historia desde el teatro.

Lisístrata, logro que las mujeres de Atenas y Esparta se unieron para acabar con el eterno conflicto entre las ciudades-Estado más poderosas de la Grecia clásica.

No contentas con tal privación, las mujeres tomaron la acrópolis, símbolo de poder y lugar sagrado donde se almacenaba el oro para impulsar las guerras.

Las huelguistas se enfrentaron a las iras del consejo de sabios de la ciudad acusándolas de “profanar” el lugar sagrado; igual que Sócrates acusado de “pervertir” a la juventud y ofender los dioses…

Al final, el personaje mudo llamado Conciliación ve la firma de una paz entre las dos polis griegas motivada por la prolongada abstinencia a la que fueron sometidos los hombres, razón de peso en opinión de los varones para deponer las armas y dedicarse a hacer el amor y no la guerra.

La comedia griega representa el triunfo de la razón y el diálogo femenino sobre la belicosa y testaruda actitud de los hombres. Este ejercicio de reflexión bélica sigue muy vigente casi 2,500 años después.

El origen del teatro en Grecia fue el culto a Dioniso (Baco en la tradición romana), deidad griega conocida por ser el dios de la vendimia y el vino, aunque también el dios patrón de la agricultura y el teatro, por lo que se puede afirmar que originó el teatro religioso.

La revuelta es ideada por la ateniense Lisístrata que, harta de no ver a su marido, plantea al resto de mujeres de la “polis” la solución perfecta para acabar con la interminable guerra del Peloponeso.

Lisístrata consigue convencerlas y todas pactan un juramento por el que se comprometen a excitar a sus maridos para luego negarles tener sexo. El pacto se propaga por las ciudades enemigas para que repercuta en los combatientes de ambos lados.

Texto del Juramento:

Lampito, todas las mujeres toquen esta copa, y repitan después de mí: no tendré ninguna relación con mi esposo o amante.

Lisístrata: Aunque venga a mí en condiciones lamentables

Lisístrata: Permaneceré intocable en mi casa.

Lisístrata: Con mi más sutil seda azafranada.

Lisístrata:  haré que me desee.

Lisístrata: No me entregaré.

Lisístrata: Y si él me obliga.

Lisístrata: Seré tan fría como el hielo y no lo moveré.

(…) Lisístrata: ¿Todas han jurado?

Mirrina: Todas.

Durante la obra las mujeres toman el control de la sociedad, pero al final de la comedia el sistema patriarcal vuelve a instaurarse. Igualmente se denuncia que Aristófanes no ofrece en su obra parlamentos a favor de libertar la mujer. Usted que opina…?!

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