Luis Manuel Vázquez Morales
La historia de la conquista se puede saber a través de la vida de los conquistadores. Todos y cada uno de ellos dejaron constancia de los hechos en los que participaron o de los que fueron testigos. Siguiendo la tradición histórica de la conquista, solo algunos tuvieron el acierto de escribir, tal es el caso de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Andrés de Tapia, Bernardino Vázquez de Tapia, Francisco de Aguilar, entre otros. Aunque las circunstancias en las que escribieron son tan variadas, la producción historiográfica de estos personajes ha sido catalogada como obras de los soldados cronistas.
Pero, qué pasa con los demás conquistadores, aquellos personajes cuya participación fue fundamental para la toma de México-Tenochtitlan. Los que no escribieron, pero fueron participes en las campañas militares, en las derrotas y en las victorias. Los que no gozaron de las grandes encomiendas y pasaron los últimos años de su vida requiriendo a la corona una serie de beneficios que se ganaron con la espada en la mano.
El destino de los conquistadores fue tan variado que sería imposible hacer un recuento del cerca de medio millar que llegaron con Hernán Cortés, además de los que poco a poco se fueron adhiriendo a las filas del ejército conquistador. Afortunadamente existen los registros de quiénes fueron, cuándo llegaron, en qué lugares pelearon, incluso de las encomiendas que merecieron como pago por sus servicios a la corona.
En esta ocasión se presenta la oportunidad de conocer algunos aspectos de la vida de uno de los conquistadores, quien gracias a sus acciones se pudo lograr la conquista, el que incluso se ha llegado a presentar como el segundo conquistador más importante, después de Hernán Cortés. Se trata de Martín López, el constructor de los bergantines, cuya memoria se encuentra honrada en la Fuente de los Bergantines de la ciudad de Tlaxcala.
Francisco A de Icaza en el Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva España refiere que era natural de Sevilla e hijo legítimo de Cristóbal Díaz y Estefanía Rodríguez. De acuerdo con su linaje, se le puede vincular con una familia noble. Su padre ocupaba un cargo importante en la Corte de los Reyes Católicos. Pasó a la Nueva España con Hernán Cortés y fue uno de los primeros conquistadores. Participó en la conquista de diferentes territorios y en la toma de la ciudad de México. Además de ser el constructor de diecisiete bergantines, cuatro que se quemaron en la llamada Noche Triste y los trece restantes con los que se conquistó a los mexicanos. Así mismo, intervino en otras incursiones en Panuco, Jalisco y Tehuantepec, razón por que tenía una encomienda.
Durante la primera estancia de los conquistadores en Tenochtitlan, Martín López empieza a demostrar sus habilidades como carpintero, ya que Hernán Cortés le solicitó que se construyeran cuatro bergantines para navegar en la laguna. Para esta labor contó con el apoyo de indígenas que le solicitaron a Moctezuma. Se refiere que se tardaron más de cinco meses en la construcción.
Una vez que se terminaron de construir los primeros, después de ser acondicionados quedaron listos para navegar por el lago. Bernal Díaz del Castillo refiere un pasaje en donde el mismo Moctezuma viajó en uno de estos bergantines. “Al querer Moctezuma ir de cacería a un peñol acotado donde había abundancia de caza de pie y vuelo, Cortés dispuso que en aquellos bergantines iría, que era mejor navegación ir en ellos que en sus canoas y piraguas, por grandes que sean. Y Moctezuma se holgó de ir en el bergantín más velero, y metió consigo muchos señores y principales, y en el otro bergantín fue lleno de caciques y un hijo de Montezuma, y apercibió sus monteros que fuesen en canoas y piraguas”.
Los cuatro bergantines que se construyeron durante la primera estancia de los españoles en Tenochtitlan fueron destruidos durante la huida del ejército español durante la Noche Triste.
Durante la segunda estancia de los españoles en Tlaxcala, Hernán Cortés emprendió la conquista del Valle de Puebla-Tlaxcala. Mientras esto ocurría el capitán le solicita la construcción de más bergantines, como lo refiere Cortés en sus Cartas de relación. En esta ocasión contó con el apoyo de los tlaxcaltecas y huexotzincas.
Los pormenores de la construcción de los bergantines en Tlaxcala se presentan en varios testimonios de los conquistadores e historiadores, pero es puntualizado en el Códice de entrada de los españoles en Tlaxcala, donde se registra que los bergantines se construyeron en San Buenaventura Atempan. Agrega Diego Muñoz Camargo, que se represó el río Zahuapan para ser probados. Posteriormente se desarmaron para ser transportados a Texcoco por tierra. Una vez en este lugar se ensamblan y se alistan para la toma de Tenochtitlan. El propio Martín López fue capitán de uno de los navíos durante la batalla de Tenochtitlan, donde su actuación, recogida por varios soldados cronistas entre ellos Andrés de Tapia, fue decisiva y heroica.
Tras la caída de Tenochtitlan, Hernán Cortés no reconoció los méritos de Martín López, ni le pagó por la construcción de los bergantines. Después de varias reclamaciones la Corona cubrió el pago con oro y una encomienda. Participó en otras campañas militares.
En 1537 inició un pleito contra Hernán Cortés para cobrar la deuda. En varias ocasiones requirió apoyo al virrey Antonio de Mendoza, sin obtener ningún privilegio. Hasta 1555 obtuvo del rey Felipe II el derecho a usar un escudo de armas en los que figuraban los bergantines como blasón y el cargo de corregidor de indios en Taxco. Regresó a España donde continuo su batalla judicial. Debió de morir entre 1573 y 1575. Algunos de sus hijos continuaron los pleitos, pues hay documentación al respecto de 1583 y 1590.
Este es un primer esbozo sobre la vida de uno de los conquistadores de mayor trascendencia en la conquista. Aunque la información está dispersa, se puede rastrear para intentar reconstruir su vida. Finalmente, habrá que mencionar, para ampliar en otra ocasión, que fue uno de los declarantes para que Tlaxcala hacía la segunda mitad del siglo XVI, empezara a disfrutar de los privilegios de la conquista.
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