Luis Manuel Vázquez Morales

En el número 5 del Portal de Tejada, en la ciudad de México, nació José Guillermo Ramón Antonio Agustín Prieto, el 10 de febrero de 1818. Pasó su niñez en Molino del Rey, donde su padre, José María Prieto, dirigía el molino y la panadería. Diariamente viajaba a la ciudad de México para asistir a clases; tras la muerte de su abuelo se trasladan a la capital. A los 13 años, en 1831, muere su padre, y su madre pierde el juicio por la impresión del deceso de su esposo, dejando al pequeño Guillermo desamparado. Se refugió en casa de dos ancianas, cuyo padre había servido en la casa de los Prieto.

Obtuvo un empleo de aprendiz en la Comisaria General; más tarde entró como dependiente en una tienda de ropa. Mientras tanto se inscribió a clases de francés en el Colegio de Minas para continuar con su educación. Pronto consigue entrevistarse con el ministro de Justicia, Andrés Quintana Roo, quien le consiguió un empleo de aprendiz en la Aduana, además de ayudarlo para inscribirse en el Colegio de San Juan de Letrán, en donde fundó la Academia de Letrán con José María Lacunza. Con el sueldo que percibía en la Aduana llevó a vivir consigo a su madre. En la casa de don Francisco Ortega, Guillermo Prieto participó en el periódico manuscrito Obsequio a la Amistad, con algunos poemas.

En 1837, en el Colegio de San Juan de Letrán, pronunció un discurso muy elocuente ante Anastasio Bustamante y otros funcionarios sobre las condiciones en que se encontraba la educación, instando al gobierno su protección. Este acontecimiento le trajo entrevistarse con el presidente, donde lo hizo su protegido, le asignó un sueldo de cien pesos mensuales en carácter de su secretario particular y lo nombró redactor del Diario Oficial.

Durante la Guerra de los Pasteles se alistó en el regimiento de caballería bajo las órdenes del coronel Joaquín Escandón, donde obtuvo el grado de sargento. Guillermo Prieto no tenía simpatía por Antonio López de Santa Anna, por lo que, en 1841, cuando asumió la presidencia, dejó su empleo en el Diario Oficial y se incorporó a la redacción de El Siglo XIX, periódico liberal de la época.

Al año siguiente marchó a Zacatecas con el cargo de visitador de tabacos. De vuelta en la ciudad de México, Ignacio Cumplido, director de El Siglo XIX le asignó un sueldo por artículos y publicaciones, que firmo bajo el seudónimo de Fidel. Entre 1843 y 1844 colaboró en la revista literaria El Museo Mexicano, también de Ignacio Cumplido, y se sumó a los redactores de El Monitor Republicano.

Hacia 1845, con Ignacio Ramírez, publicó “Don Simplicio, periódico burlesco, crítico y filosófico, por unos simples”; publicación que se suspendió debido a la invasión norteamericana. Durante este acontecimiento se unió a los polkos, y se adhirió a un grupo de escritores que redactaba noticias en inglés en la Secretaría de Relaciones con el fin de informar a los irlandeses de los sucesos diarios. Después se alistó en el Ejército del Norte a las órdenes del general Valencia. Su esposa abandonó su casa con sus tres hijos. Lucas Alamán, les proporcionó refugio generoso, a pesar de los ataques frecuentes de que era objeto de parte de Guillermo Prieto.

Cuando el ejército invasor ocupó la capital, el gobierno encabezado por Manuel de la Peña y Peña, y el Congreso se establecieron en Querétaro; Guillermo Prieto asistió a esta ciudad en su carácter de diputado por el estado de Jalisco, su opinión era continuar el enfrentamiento armado; mientras tanto, el Congreso se decidió por negociar la paz. En la casa que ocupaba en Querétaro, se reunían en una tertulia Manuel Gómez Pedraza, Mariano Otero, José María Iglesias y Manuel Payno, entre otros, donde se referían las aventuras y campañas de la guerra, esto dio origen a la formación de los Apuntes para la historia de la guerra entre México y los Estados Unidos.

En 1852, durante la presidencia Mariano Arista, ocupó por algunos meses el ministerio de hacienda, dada la situación de la república, poco pudo hacer para mejorar las finanzas. Durante su gestión redujo los salarios de los empleados de este ministerio.

Tras su renuncia al ministerio de hacienda, Guillermo Prieto se reincorporó a la redacción de El Monitor, medio desde el que atacó al presidente Antonio López de Santa Anna de manera constante. Para honrarlo el día de su santo, escribió un artículo de felicitación que, según el propio autor, estaba “escrito con ponzoña de escorpiones”. Dos días después de la aparición del artículo, fue llevado ante el presidente, donde ambos se atacaron con sarcasmo. Este enfrentamiento le costó que la noche del 29 de junio de 1853, un regimiento y policías, lo sacarán de su hogar en Tacubaya para conducirlo a Cadereyta, donde permaneció hasta diciembre del mismo año.

Tras estos acontecimientos inicia la narración de sus destierros, a los que con humor llamó Viajes de orden suprema. Al volver a la capital el 18 de mayo de 1854, un enviado del presidente Santa Anna se presentó ante él y fue conducido a prisión y obligado a desterrarse, primero en Tehuacán y después Oaxaca. Su destierro duró hasta que se unió a la revolución de Ayutla, como partidario de Ignacio Comonfort. Cuando regresó a la capital, el general Juan Álvarez lo nombró ministro de Hacienda, cargo en el que estuvo unos meses.

Durante la etapa de su destierro, don Manuel Orozco y Berra lo invitó a participar en el Diccionario Universal de Historia y Geografía. Poco tiempo después tomó el cargo de administrador de correos, por segunda ocasión, cuando Comonfort ocupó la presidencia, Prieto no lo apoyó y renunció.

Cuando Benito Juárez, presidente de la Suprema Corte de Justicia, estableció la sede del Poder Ejecutivo en Guanajuato, Guillermo Prieto huyó para unirse al gobierno errante, de nuevo fue nombrado ministro de Hacienda. Durante la rebelión del coronel Landa en Guadalajara contra Juárez, el presidente y su gabinete fueron encarcelados.

En ese momento, el teniente Filomeno Bravo, estaba a cargo de la custodia del presidente e hizo tomar las armas a los soldados, los formó frente a Juárez y dio la voz ¡al hombro! ¡presenten! ¡preparen! ¡apunten! En ese momento, Guillermo Prieto se paró frente a los fúsiles cubriendo al presidente y dirigió a los soldados unas palabras que se impusieron a la orden de ¡fuego!: “¡Alto, los valientes no asesinan!… sois unos valientes, los valientes no asesinan, sois mexicanos, éste es el representante de la ley y de la patria”. Los soldados sin aguardar otra orden, ante las palabras de Prieto, echaron sus armas al hombro y se quedaron impasibles.

Tiempo después, el presidente y su gabinete, marcharon a Manzanillo, donde se embarcaron hacia Panamá, cruzando el Istmo, continuando a Cuba y Nueva Orleáns hasta llegar a Veracruz, en donde se había decidido establecer el nuevo gobierno, Prieto continuo hasta San Andrés Tuxtla, donde redactaría un manifiesto a la nación.

Continuo con Juárez y formó parte del grupo que se refugió en San Juan de Ulúa cuando Miramón sitió Veracruz en febrero de 1859. Durante esta época redactó un periódico satírico titulado el Tío Cualandas, que entretenía al pueblo y atacaba a los altos funcionarios. Poco tiempo después se encuentra en San Luis Potosí y para cuando González Ortega derrotó al ejército conservador en Calpulalpan, Prieto es comisionado para negociar el fin de la Guerra de Tres Años.

A la entrada de Benito Juárez en la ciudad de México, Prieto fue nombrado nuevamente ministro de Hacienda, cargo que ocupó hasta 1861. En el ministerio reinaba el desorden, por lo que renunció tres meses después. Con motivo de la invasión francesa redactó La Chinaca, periódico satírico para el pueblo con el que atacaba a los franceses. Cuando el gobierno republicano abandonó la capital para dirigirse a San Luis Potosí, Prieto los acompañó.

Empezó a escribir El Monarca, periódico satírico con el que ridiculizaba la idea de establecer al archiduque de Austria en México. Cuando las tropas invasoras tomaron Querétaro y marcharon sobre San Luis Potosí, Prieto y otros miembros del gobierno huyeron a Saltillo y Monterrey, regresaron a Saltillo de donde salieron para Chihuahua y Paso del Norte, a donde llegaron en agosto de 1865. En estos dos últimos lugares, Prieto fue director del periódico oficial juarista titulado Periódico Oficial del Gobierno Constitucional de la República. Cuando Benito Juárez violó la Constitución, al no entregar el mando al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Prieto rompió con él y apoyó a Jesús González Ortega. Muy a su pesar, abandonó el país por el Presidio del Norte, se dirigió a Brownsville y después a San Antonio, Texas.

En diciembre de 1867 Guillermo Prieto regresó a la capital del país; sus poesías satíricas salían en La Orquesta, periódico de humor y caricaturas. También escribió en El Semanario Ilustrado, de contenido más cosmopolita. El 31 de diciembre de 1868 se le nombró socio honorario de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, al lado de Vicente Riva Palacio e Ignacio Manuel Altamirano.

Durante algunos años se mantuvo al margen de los acontecimientos turbulentos, solo asistía a las sesiones de los distintos Congresos, en los que era representante. En 1876, con el triunfo de la revolución de Tuxtepec, tras las elecciones por las que Sebastián Lerdo de Tejada resultó electo, José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, consideró ilegitima la elección y pensándose presidente, salió de la ciudad y en Salamanca publicó su decisión y un programa de gobierno en calidad de presidente interino. Prieto fue designado ministro de Gobierno, cargo que ocupó hasta que Iglesias, al no recibir el apoyo del pueblo, abandonó el país. Salieron de Manzanillo para San Francisco, después fueron a Nueva Orleáns y de ahí a Nueva York.

Guillermo Prieto, de nuevo en México en 1878, alejado de la política, empezó a colaborar de nuevo en El Siglo XIX, donde publicaba una columna en prosa y verso titulada Los San Lunes de Fidel. De nuevo sus deberes legislativos ocupaban gran parte de su tiempo, por lo que su actividad literaria no se vio mermada; en 1883 publicó una segunda edición de sus poesías con el título de Musa Callejera. Durante el otoño del año siguiente, reunido con un grupo de intelectuales en el salón de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, decidieron establecer una sociedad literaria con el nombre de Liceo Hidalgo, el 16 de septiembre de 1884.

Para 1885 la salud de Guillermo Prieto había empeorado. Los médicos le aconsejaron ir a Cuernavaca, en donde estuvo poco tiempo, ya que tuvo que regresar a atender los asuntos del Congreso, este año publicó El Romancero Nacional, colección de poemas sobre la Revolución de 1810. Al año siguiente, 1886, empezó a redactar sus Memorias. También publicó las Lecciones de Historia Patria, para los alumnos del Colegio Militar. En 1887 empezó a escribir en La Juventud Literaria. Ya muy viejo es electo de nuevo representante ante el Congreso, se distinguió con un discurso memorable el 22 de abril de 1889, cuando en la Cámara de Diputados se recibió la noticia de la muerte de don Sebastián Lerdo de Tejada en Nueva York. En 1890 fue elegido el poeta más popular de México. En 1895 publicó un nuevo volumen de poesías, cuyo principal contenido era una colección de romances históricos sobre la guerra entre México y Estados Unidos. Después de pasar una temporada en Cuernavaca, habiéndose despedido del Congreso, regresó algo mejorado, pero se agravo con la muerte de su hijo Guillermo de tifo.

La muerte le alcanzó el 2 de marzo de 1897; después de despedirlo con la pompa que se merecía, el 4 de marzo, el presidente Porfirio Díaz, colocó una corona de flores, fue sepultado en el Panteón de Dolores, para por fin descansar en la Rotonda de los Hombre Ilustres.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

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