Como ya es costumbre el día 31 de mayo los choferes celebran en su día, decenas de profesionales del volante, así como automovilistas particulares acuden a los diferentes templos católicos para agradecer por un año más de vida y trabajo, se ha convertido una tradición en que cada año la Basílica de Ocotlán recibe a un sinfín de fieles, quienes desde su vehículo hacen largas filas para ser rociados con agua bendita y recibir la bendición de Dios.
Derivado de la contingencia sanitaria por la enfermedad del coronavirus y el mal año que se vivió, los choferes decidieron celebrar de la mejor manera que saben, trabajando, ya que la pandemia dejó estragos en la situación financiera de los tlaxcaltecas.