Un día como hoy pero del año 1911 se descubrió Machu Picchu, el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham un profesor de historia de la Universidad de Yale se encontraba al mando de una expedición financiada por la misma institución que tenía como objetivo encontrar la ciudad inca de Vilcabamba.
Fue así que al enterarse de esto el entonces rector de la Universidad de San Antonio de Abad de Cuzco, el doctor Giesecke, le dio a conocer la existencia de unas ruinas incas en la zona de Mandor.
Con el fin de ubicar el lugar el arqueólogo se apoyó de la guía de un campesino y dos niños, llegando de este modo a lo que hoy en día se conoce como las ruinas de Machu Picchu.
Después de su hallazgo Hiram Bingham regreso en expediciones posteriores realizadas en 1912, 1914 y 1915, en el transcurso de estas él y su equipo realizaron mapas y exploraron de manera más detallada el sitio así como el lugar donde se encontraba.
Sus excavaciones le permitieron encontrar 555 vasijas y 220 objetos diversos de bronce, cobre, plata y piedra. También se encontraron 135 osamentas de las cuales 109 eran mujeres y solo 22 eran hombres.
A pesar de que Bingham fue el primero en describir el lugar en su libro Machu Picchu: La Ciudad Perdida de los Incas, especialistas y estudiosos sobre el tema creen que otros personajes antes que él como el alemán Augusto Berns tenían conocimiento de la existencia del lugar.
En la actualidad los palacios de piedra de Machu Picchu siguen presentando un gran misterio para los arquitectos e historiadores que aun no definen de una manera concreta su función.
Las construcciones se levantaron de una forma sorprendente para la época ya que se encuentran sobre una superficie que es considerada por expertos en el tema como angosta y desnivelada, es una loma bordeada por precipicios del cañón Urumba y un rio ubicado 400 metros más abajo.