José Miguel C. Núñez Núñez

“… añadió en Palacio Nacional el titular del Ejecutivo. Es importantísima la competencia, es como la democracia, si hubiese un solo partido imagínense, haría lo que les diera la gana, si en un pueblo, en una ciudad hay una sola tienda el tendero… tendría la tentación de vender cara la mercancía… dijo que no ve mal que se autoricen más permisos a distribuidores… fomentar la competencia y mantener precios bajos. Lo que queremos es que el precio final sea justo… entre más competencia mejor… abrir la posibilidad de que otros puedan ofrecer (gas LP), para que haya contrapesos, para que haya equilibrios.” (Reforma. 13.08.2021)

Impecable la argumentación del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La cuestión es que su gobierno no está haciendo las cosas para fomentar la competencia, al contrario, se pretende que solo el gobierno siga siendo el único oferente en gasolinas y derivados y en electricidad. Como lo había sido durante los últimos 60 y 40 años del siglo pasado.

Veamos: el Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía, registra que durante los primeros seis meses de 1990 y en el mismo periodo de 2021 se dejaron de producir 145 mil barriles diarios de gas LP, es decir, una caída de 61.45% en comparación con 1990, cuando Pemex produjo 235 mil 930 barriles diarios y este medio año, solo se produjeron 91 mil barriles, por Pemex Gas y Petroquímica Básica y Pemex Refinación, ambas filiales de Pemex. Pemex Refinación produjo un barril, por nueve que produjo la primera. Una caída no vista en los últimos 30 años.

El gas se usa en 7 de cada 10 hogares mexicanos. La baja producción se debe a la baja inversión de Pemex en gas LP y a la mayor rentabilidad que ofrece la importación a los privados. Pemex se está enfocando a producir gasolina regular, diésel y crudo pesado, productos que enfrentan alta competencia.

Gas para el Bienestar, no incrementará la producción, tendrá que importar para satisfacer la demanda. Como lo expresa Manuel Sánchez González, exgobernador del Banco de México, implicará además construir plantas de almacenamiento y de fabricación de bienes muebles para su distribución. El precio del gas LP se incrementó ante la creciente demanda del producto por parte de China y de India. La importación privada en México apenas había iniciado en enero de 2016 (el único que importaba, era el gobierno) y en enero de 2017, se liberaron los precios, rompiendo el control de precios vigente en México desde mediados del siglo pasado.

Los precios de gasolinas y de electricidad, los sigue determinando el gobierno, por lo que sigue teniendo un costo fiscal. Pretender controlar el precio del gas, traerá como resultado escasez en el abasto, corrupción en múltiples formas, que baje la inversión privada o se retire, disminuyendo más todavía la competencia. Obviamente el gobierno violó la Ley de Hidrocarburos, ya que el control de precios de gas LP requiere de una Declaratoria de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), al no haber hasta este momento tal Declaratoria,  podría desencadenar litigios y por ende comprometer recursos públicos, como está ocurriendo en materia de electricidad. Invertir en Gas para el Bienestar, resulta no solo antieconómico, distrae recursos que hacen falta en Salud y en Educación.

Soluciones: abrir el mercado a más competencia y ampliar el mercado del gas natural. Se requiere incrementar la calidad y capacidad de refinación, usar petróleo más ligero en plantas productoras, para fabricar gas LP y diésel. Mientras Pemex no invierta en complejos petroquímicos y refinerías de alta calidad y capacidad técnica para producir gas LP y gasolinas, México no es competitivo.

Pemex no invierte, porque en general “El gasto público de inversión enfrenta la mayor caída en lo que va del sexenio. Fue de 314 mil millones de pesos en los pasados seis meses; el retroceso fue de 8.4%… El gasto en infraestructura para salud se redujo 50.7 por ciento, respecto del primer semestre del año pasado… el recurso hacia turismo cayó 34 por ciento y el de educación lo hizo 9 por ciento… en el sector eléctrico sumó 8 mil 905.9 millones de pesos, desplome anual de 33.9 por ciento.” (La Jornada. 18.08.2021)

La inversión extranjera no está creciendo lo necesario, “Superaron remesas a la inversión extranjera en el primer semestre. Ingresaron en ese lapso 23 mil 618 millones de dólares contra 18 mil 433 millones de dólares de la inversión extranjera… También rebasan a exportaciones petroleras y ventas agropecuarias…” (ibid)

Lo anterior, debido a que en el segundo trimestre del presente 2021, la inversión extranjera cayó 9.7 por ciento en comparación con el segundo trimestre de 2020. Si la inversión extranjera no ha caído más, es gracias al Tratado México Estados Unidos Canadá (T-MEC), que debiera atraer mucha mayor inversión foránea y no es así, precisamente por la pretensión gubernamental de seguir siendo, sino el único oferente, si el oferente predominante en materia de gasolinas y derivados y electricidad.

Que en los seis primeros meses de 2021, México haya captado 18 mil 433 millones de dólares, es una cifra muy lejana a los 60 mil millones captados por India y Luxemburgo. Como puede observarse, la brecha es enorme. Porqué esos países captan alta inversión extranjera y México, no. Porque en esos países se respetan las reglas, se ofrece seguridad jurídica a la inversión y sus políticas públicas brindan certeza y certidumbre. Todo esto último es lo que no está haciendo ni ofreciendo México a la inversión, tanto nacional como extranjera.

Estas son las claves de porqué ha aumentado la pobreza y de por qué no se están abriendo nuevos y más empleos, bien pagados.

 

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