La carrera que Leonardo de Jesús Pérez Juárez emprendió en el deporte Paralímpico, ha sido con creces, al convertirse en el estandarte de un estado que lo ha visto crecer, ser medallista y sobre todo escribir una historia de éxito en diferentes competencias donde se ha presentado.
El máximo logro que el oriundo de San Simón Tlatlauquitepec, es sin duda el subir a un podio Paralímpico, como sucedió en Londres en el 2012, donde debuto. Era apenas una joven promesa que iniciaba su carrera en competencias sobre silla de ruedas. Es cierto el juvenil no tenía mucha experiencia en ese entonces, pero le valió el atreverse para salir y colocarse en el top tres de la prueba de los 800 metros.
A partir de ahí, al obtener la medalla de bronce, los ojos del deporte Paralímpico voltearon hacia el joven de Xaltocan, debido a que había sorprendido a competidores experimentados que vieron como el tlaxcalteca alzaba la mano en post de triunfo y hacía feliz a una parte del territorio nacional, con esa foto que se volvió icónica por el tercer lugar obtenido.
A la postre vendrían más oportunidades para mostrar su talento, campeonatos mundiales, copas internacionales donde ha sumado preseas de sub campeón y tercer lugar. Pero lo que ha probado que se reconozca el esfuerzo, es verlo competir de tu a tu, a los atletas que están dentro de su categoría, pero tienen mayor ventaja que Leo, debido a que ellos mueven la silla con ambas manos y Pérez Juárez debido a la discapacidad congénita, solo tiene un brazo con el que da dirección y velocidad a la silla. Así es la adversidad que enfrenta el corredor.
Por eso el mérito de ser un ejemplo lo tiene y esa adversidad ha sacado a flote su carácter para sobreponerse y pelear un ligar en el medallero, para mantenerse vigente en las competencias, que le han dado satisfacciones al grado de ser condecorado en par de ocasiones con el premio estatal del deporte, donde ha compartido los aplausos con su entrenador Martín Díaz quien se ha especializado en el entrenamiento de para atletas con éxito; basta ver la formación de nuevas generaciones que se encuentran bajo su mando.
Leonardo se presentó en Tokio 2020 el viernes, me la prueba de los 400 metros. La desventaja de la cual platicamos líneas arriba se hizo patente al verlo pelear, pero quedarse en el intento por mejorar la rodada y aumentar la velocidad para pelear con las mismas armas. Mejoro su salida, además del manejo en la dirección de la silla, pero obvio que a pesar de trabajar más la explosiva y resistencia, es obvio que la ventaja que ofrece a sus contrincante por participar con una sola mano, le generan que esté fuera de las medallas.
Un quinto lugar con un crono de 1:01.66, marca que mejoro a lo hecho en el clasificatorio donde corrió 1:02.92. Lejos de los ganadores que lo hicieron por debajo del segundo 56 como el caso del japonés Tomoki Sato, el estadounidense Raymond Martín y Uegonabaro también de Japón, que son los que se han llevado los metales. Era predecible el resultado, sobre todo por lo antecedente en competencias anteriores donde han corrido siempre por debajo del minuto y en esta ocasión en la disputa por los metales, no fue la excepción.
Este domingo participó en los 1,500 donde esperamos le haya ido bien, sobre todo porque en el cambio de entrenamiento que tuvo, mejoro en la resistencia, aunque las diferencias siguen siendo amplias y determinantes para no estar en un podio. Restará la participación en los 100 metros donde estará lejos del medallero, pero convencido de haber enfrentado un reto más dentro de su carrera deportiva.
De manera general, el deporte Paralímpico mexicano, vive una participación histórica y dónde puede romper marcas como la de ser potencia en el medallero al llegar a rondar las 300 medallas dentro de sus diversas presencia o que decir de que están cerca de romper la barrera de los cien metales dorados, algo que le da orgullo a este selectivo mexicano que con corazón y entusiasmo participan en estás competencias, pese a las adversidades que les ha dado la vida.
Es esta adversidad, que hace darles doble mérito al estar en Juegos Paralímpicos. Es cierto ellos si, por el hecho de estar ahí, ya son campeones. Han enfrentado sus limitantes y las han vuelto sus aliadas para demostrarnos que los límites los pone cada persona y no hay freno que les haga cumplir metas y si en esta participación obtienen una medalla, ya el esfuerzo recibió el justo pago a la serie de sacrificios que hicieron para estar en un evento mundial, como lo es la paralimpiada.
Son parafraseando a lo acontecido en la ceremonia de apertura, eso pequeños aviones de una sola ala, que hasta que vieron que podían hacerlo, volvieron a volar y comprobar que no hay imposibles y que ningún obstáculo será suficiente para frenar el deseo de trascender. Vaya filosofía del deporte adaptado que provoca sentimientos encontrados de verlos desarrollar sus habilidades de forma tan natural, que las barreras que tienen, simplemente no existen para ellos y compiten para ganar.
Venga desee esta humilde trinchera un reconocimiento sincero por esas alegrías que nos provocan el de atreverse a sobresalir. Que sin un pretexto de no tener tiempo, cansarse o simplemente quedarse lamentando por su situación, ellos salen adelante y triunfan, salen adelante y con una sonrisa, terminan una competencia sin importar en qué lugar. Al final ellos ya se demostraron que las adversidades no existen y tienen la capacidad para llegar alto, volar pese a tener una sola ala. ¿O no?
Al cierre de escribir está columna se anuncio la llegada de Antonio Torres Servín, en sustitución de Silvio Rudman que dejó la dirección técnica el viernes pasado.
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