En el Museo Casa de la Bola se resguardan muebles provenientes de diferentes países. Pinturas, tapices, piezas de arte, ajuar doméstico y artículos decorativos; destacan una colección de relojes, espejos franceses, vistosas vajillas de porce-lana, cristalería europea antigua, platos de la Compañía de Indias y platería. Así mismo, una gran colección de libros y un sinnúmero de joyas de tiempos remotos. Todo en su conjunto, es de un valor inestimable para el museo.

Uno de los espacios de la que fuera residencia, se encuentra habilitado como una pequeña capilla en la que, por privilegio Papal, asistía un sacerdote a oficiar misa. Se cuenta con todo lo necesario para la realización de la liturgia, así como de indumentaria para los invitados. Es importante mencionar que el dueño perte-necía a la Tercera Orden de los franciscanos.

En esa misma habitación, casi frente al altar y sobre un pedestal cubierto de ter-ciopelo rojo, se encuentra una caja en la que se resguarda una reliquia que cubre de santidad el lugar. Se trata, nada más y nada menos, de la sandalia episcopal o también llamada Sandalia del Pescador de San Pio X.
Para comprender la importancia de este objeto y su calidad como reliquia, será necesario reconocer el origen de la figura papal y el significado de su indumenta-ria para la iglesia católica.

Origen del Papado

Y vosotros, ¿Quién decís que soy? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el mesías, el hijo de Dios viviente. Respondiendo Jesús le dijo: Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, te daré las llaves del reino de los cielos. Mateo 16, 15-19.

Y dijo a Simón Pedro, Jesús: No temas, de hoy más serán hombres los que pes-carás. Lucas 5, 10.

En estos pasajes tomados de los evangelios de Mateo y Lucas, Jesús expresa lo que representa Pedro, la piedra sólida que le dará estabilidad, autoridad y funda-mento a su iglesia. Al mismo tiempo que le otorga las llaves del cielo, le comunica su soberana potestad sobre el reino de los cielos.

El único pastor del rebaño de Dios es Jesús, quien al sentir la cercanía del en-cuentro con su padre le confiere la autoridad suprema sobre su iglesia y su reba-ño a Pedro. Agregando que, para cuando Pedro muera, otro le sucederá en el gobierno del rebaño de Cristo como pastor soberano.

El papado tiene su origen en San Pedro, apóstol de Jesús a quien se le otorgó la dirección de la Iglesia y el primado apostólico. Por tales motivos, Pedro es consi-derado dentro de la Iglesia Católica como el primer Papa. Aunque en aquel tiem-po no llevaba el título, pero sí la misma función y autoridad. Los obispos de Roma, sucesores de San Pedro, reivindicaron la supremacía de la iglesia basándose, por un lado, en su supervivencia, a pesar de los continuos intentos por parte de los emperadores romanos de acabar con ella, y por otro, en su condición de herede-ros del apóstol Pedro, la piedra fundamental de la iglesia designada por Jesús. Estas razones permitieron a la iglesia imponerse de manera paulatina en la capi-tal del imperio romano.

Paralelamente a su organización y consolidación, el cristianismo vivió durante sus primeros siglos una situación complicada. Las acusaciones y persecuciones provocaron diferentes mártires; cristianos que daban su vida por amor a Cristo. Ante tal situación, la respuesta de la Iglesia fue convertir a los mártires en objetos de culto.

Los mártires cristianos fueron numerosos en los primeros siglos de existencia del cristianismo, debido a las oleadas de persecuciones por parte de los emperadores romanos y otras sectas que se negaban a aceptar la nueva religión. Los mártires son los cristianos que mantienen su fe bajo tormento o que sacrifican su vida por seguir el camino y confesar su creencia en Cristo. En el culto a los mártires se encuentran las raíces del culto a los santos, pues se veneran sus reliquias y se visitan sus tumbas.

Existen diferentes versiones sobre cómo se posesionó el cristianismo en Roma. Una de las que más impacto causo, fue aquella en la que, en plena crisis del Im-perio Romano, el emperador Constantino, aquejado por la situación política y la enfermedad, sueña con la cruz y por gracia de Dios encuentra la solución a sus problemas, al mismo tiempo que sana. Una vez pacificado el imperio, nombra a la religión católica, como la religión oficial del imperio.

Tal es el impacto que, de manera inmediata, se empieza a construir el discurso triunfalista de la iglesia y que será reflejado en oraciones como el Credo y el Pa-dre nuestro. En ambos casos, se posesiona a Jesús como hijo de Dios y a la igle-sia como católica, apostólica y romana.

Con el nombramiento de la religión, como la oficial del imperio hacia el siglo IV, el cristianismo se fue consolidando. Las crecientes conversiones disminuyeron la aparición de mártires, aquellos que habían perecido por seguir el camino hacia “la Iglesia de Dios que reside en Roma”.

Tal como lo asevera el catolicismo, la legitimad de los obispos de las iglesias cris-tianas se fundamenta en la transmisión de la autoridad espiritual de los apóstoles a sus sucesores. Tras el martirio y muerte del apóstol Pedro, la sucesión papal se inicia hacia el año 64 o 67 d.C.

De entre los diferentes apelativos que recibe el Papa, se puede destacar uno, ya que se apega al sentido de lo aquí expuesto. Vicario de Cristo, que significa “en lugar de Cristo”.

Como sucesor de San Pedro y representante de Dios en la Tie-rra, el Papa debe continuar con la encomienda que Jesús solicitó a sus apóstoles de ir por el mundo a propagar el Evangelio. El camino que Dios señalo es un ca-mino sinuoso que a través del tiempo se ha cubierto de sangre de los fieles que optaron por sufrir incluso morir antes que renunciar a la fe.

Papa Pio X

En las postrimerías del siglo XIX, el 10 de noviembre de 1884, Giuseppe Sarto fue nombrado Obispo de Mantua. En ese entonces, este lugar era una sede muy pro-blemática, por tanto, fue consagrado el 20 de noviembre del mismo año. Su prin-cipal preocupación en su nuevo cargo fue la formación del clero en el seminario, donde, por varios años, enseñó teología con la intención de seguir el método y la teología de Santo Tomás.

A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave y después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido Papa el 4 de agosto y su consagra-ción tuvo lugar el domingo 9 de agosto de 1903, eligiendo el nombre de Pio X. En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia, pero, ante todo, sus esfuerzos también se dirigieron a promover la piedad entre los fieles, así como la búsqueda constante de la pureza de la fe.

El Papa deseaba una iglesia que desempeñará un papel de liderazgo frente a los problemas sociales de su tiempo. Buscó especialmente reprimir ciertas tenden-cias que se inclinaban hacia el socialismo y promovían un espíritu de insubordi-nación a la autoridad eclesiástica.

En sus relaciones con los gobiernos, el pontifi-cado de Pío X tuvo que mantener luchas dolorosas. Principalmente en Francia, el papa heredó disputas y amenazas.

No se debe olvidar su generosa caridad en las calamidades públicas. Durante los grandes terremotos de Calabria, la erupción del Vesubio y de otros desastres fue-ra de Italia. Se ha reconocido su espíritu apostólico, su fortaleza de carácter, la precisión de sus decisiones y la búsqueda de un programa claro y explícito de la religión católica frente a la sociedad.

Falleció en el año de 1914 en Roma y fue enterrado en las grutas vaticanas. En 1951, año en que fue beatificado, sus restos fueron trasladados a la Basílica de San Pedro, bajo el altar de la capilla de la Presentación, donde están expuestos a la veneración de los fieles.

Fue canonizado el 3 de septiembre de 1954, por el Papa Pío XII. En su epitafio se lee: Su tiara estaba formada por tres coronas: po-breza, humildad y bondad.

La indumentaria del Papa

El simbolismo en la vestimenta del Papa y de los sacerdotes representa su jerar-quía, el tipo de celebración y el compromiso que tienen como representantes de Dios en la tierra.

El Papa no viste, precisamente, a la moda, sin embargo, cada parte de su vesti-menta tiene una representación para los fieles y seguidores de la Iglesia. A conti-nuación, se mencionará algunos elementos de su indumentaria:

Mitra. Es un tocado que se coloca sobre la cabeza del Papa para reflejar el honor y jerarquía.

Báculo. También conocido como bastón pastoral, es un signo de autoridad.

Anillo del pescador. Es totalmente de oro, tiene la imagen de San Pedro pescan-do y en el borde está escrito el nombre del Papa. Es un símbolo de su autoridad porque se utiliza como sello en la firma de documentos.

Casulla. Es una pieza de tela alargada con abertura en el centro y se usa sobre el alba y la estola. Es de diferentes colores dependiendo la celebración y el tiempo litúrgico. Simboliza la caridad que cubre todos los pecados.

Alba. Es una túnica que cubre el cuerpo del Papa y se sujeta a la cintura. Repre-senta la pureza que el hombre recibe por los méritos del misterio pascual y en su corazón.

Palio. Es una banda de tela blanca que se cuelga en el cuello y en los hombros, está adornada con pequeñas cruces y se coloca sobre la casulla.

Zapatos rojos. Simboliza la sangre de Cristo y de los mártires, es decir, de las personas que eligieron sufrir o morir antes que renunciar a la fe.

Sandalias episcopales. El rojo es el color de la sangre, emblema del martirio y del amor, símbolos de la Pasión de Cristo, donde coinciden la sangre, el dolor y el amor de Dios al hombre.

Este último elemento de la indumentaria papal es el que da origen al presente, la sandalia episcopal de San Pio X, que se resguarda y forma parte de la colección del Museo Casa de la Bola, mismo que es administrado por la Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama, pieza de un valor inestimable y de la que desafortu-nadamente no se cuenta con la información suficiente para determinar cómo fue que llegó a la Familia Haghenbeck y de la

Lama. Así mismo, no se ha localizado ningún documento que avale su estancia en México.
Una de las interrogantes que se presenta, es saber si en realidad la sandalia episcopal perteneció a San Pio X. La respuesta no es tan ajena, ya que en una nota que acompaña a la sandalia refiere que ésta perteneció y fue usada por el Papa. El firmante de la nota es Alberto Silli, Ayudante de Cámara del Papa, cuyas funciones no iban más allá de ser el asistente personal del Sumo Pontífice.

Pero, cómo fue que esta pieza llegó a México. Hay dos líneas que se pueden se-guir. Una, la sandalia tuvo que haberla adquirido la familia Haghenbeck directa-mente en el Vaticano antes o después de la muerte del Papa en 1914; esta situa-ción lleva a descartar que don Antonio haya negociado su adquisición, ya que para estos años era muy joven. El espectro se muestra muy amplio, pero será ne-cesario darle forma. Es posible que directamente el Papa, debido a algún vínculo de amistad, se la haya entregado a la familia.

Otra situación y de la que se pueden tener elementos sólidos, es que la reliquia se haya adquirido en las fechas en las que se otorga el privilegio papal para ofi-ciar misa en casa de la familia, pero no hay documento que sustente esta posi-ción. Por otra parte, la sandalia tuvo que haber salido del Vaticano antes de 1951, año en que empieza el proceso de beatificación de Pio X, pues para fortalecer la causa se deben resguardar las pertenencias del Papa mientras se presentan to-das las pruebas habidas y por haber para su canonización. Por último, una vez que se llega a la canonización, es difícil que el Vaticano se desprenda de algu-nas reliquias.

Por lo tanto, ¿en qué circunstancias llegó esta reliquia a México? Habrá que ha-cer labor de archivo en los documentos de la fundación, para determinar y seguir las andanzas del pescador hacia la consolidación de la fe.

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