En los últimos años el tema del mestizaje se ha teñido de diferentes tomos y colo-res, de tal manera que se desestimó su importancia para dar cabida a una serie de discursos populistas que fomentan la desinformación con la finalidad de me-nospreciar las raíces europeas que se mezclaron con los diferentes pueblos con los que se encontró Cristóbal Colón hace más de quinientos años.

Hasta no hace mucho tiempo en las escuelas de educación básica los alumnos se disfrazaban de marineros y el más afortunado representaba a Cristóbal Colón para expresar esa frase tan aclamada ¡tierra, tierra! Después de formar parte del calendario cívico, poco a poco el 12 de octubre se fue desestimando, producto de los discursos que se expresaron con la finalidad de reivindicar a los pueblos indí-genas del continente, de tal manera que esta fecha ha vuelto al calendario como una fecha más.

Los discursos radicales sobre los abusos del descubrimiento y conquista de Amé-rica ahora surcaron los mares de tinta para hacer víctimas a los indios a causa d la codicia de los europeos, ya que se les ha representado como seres cuya ambi-ción los llevó provocar la disminución de la población indígena hasta llegar a uti-lizar la palabra genocidio para explicar lo que sucedió hace más de quinientos años.

A partir de este momento los errores de interpretación fueron cambiando la con-cepción del hallazgo colombino para calificarlo como uno de los grandes abusos en la historia de la humanidad. Quienes se han encargado de construir estos dis-cursos, lejos de exaltar a los indios para emprender su defensa, los han clocado como víctimas de un genocidio. Por lo tanto, empezaron a surgir proclamas que han culminado con la transformación de la memoria histórica, a tal grado que las autoridades tuvieron que retirar la estatua de Colón.

Surge el primer cuestionamiento, ¿en verdad fue un genocidio? No se pueden negar los abusos la conquista, muertes, saqueos, violaciones, explotación de la población indígena, pero calificar estas acciones como genocidio es un error, ya que, de acuerdo con definición, esta acción implica la desaparición de un pueblo o cultura por razones raciales, políticas o religiosas. Este termino se utilizó para calificar las acciones emprendidas por los alemanes hacia el pueblo judío, pero no es correcto aplicarlo para explicar un hecho histórico de hace más de quinien-tos años, utilizarlo es caer en anacronismos.

Quienes se han encargado de difundir estos discursos son aquellas personas que se sienten herederos de la sangre indígena que califican como crímenes de lesa humanidad las acciones de conquista sobre los pueblos americanos. Pero, realmente son descendientes puros de los pueblos indígenas, por supuesto que no, ya que no se dan cuenta que desde sus genes se muestra que son producto de un mestizaje. Actualmente, los que se dicen totalmente indios no lo son, por-que desde aquel lejano 12 de octubre han pasado más de veinte generaciones donde la pureza racial se ha perdido. Qué decir de aquellos que se sienten indios por llevar un nombre en lengua indígena, pero apellidos de origen castellano. O casos muy extremos, aquellas personas que provienen de una comunidad indí-gena, pero niegan sus raíces y les avergüenza hablar un idioma como el náhuatl.

No es solo bailar en las plazas cívicas ni pensar que las zonas arqueológicas son centros energéticos, mucho menos participar en rituales para sentirse parte de los valores que los pueblos indígenas impregnaron en sus costumbres y tradiciones. En pocas palabras, la grandeza de las culturas americanas está más allá de los discursos cuasi nacionalistas que reflejan la ignorancia de aquellos que dicen exaltarla.

Desde el momento en que el presidente expresó la intención de solicitar al rey de España pedir perdón por los abusos de la conquista, se notó el desconocimiento de la historia, ya que Felipe VI con franca tranquilidad pudo contestar, por qué voy a pedir perdón por algo que mis ancestros no cometieron; sí, es el rey de Es-paña, pero su familia tomó el trono español a partir del siglo XVIII. Entonces, por qué no puede hacerlo, porque la dinastía reinante en el siglo XVI, el siglo de las conquistas fue la de los Austria, en cambio, él pertenece a la dinastía Borbónica.

Tanto se estigmatizaron las acciones de los españoles y portugueses durante la conquista y colonización de los pueblos americanos, que les ha cegado para ver más allá de la maldad española.

Se critica la postura de los reyes católicos, pero quien se atreva a cuestionar las acciones que los colonos ingleses que llegaron al actual Estados Unidos em-prendieron con las tribus de indios, por largo tiempo fueron replegados en su pro-pio territorio hasta que los encerraron en las reservas. Ahí si la disminución de la población fue drástica. Auspiciados por el Destino Manifiesto, emprendieron la cacería de los indios que se negaron a ceder sus tierras.

Un caso similar y también nadie cuestiona, fueron las acciones emprendidas en el territorio de Canadá por los ingleses y franceses hasta disminuir a la población nativa hasta su casi desaparición.

Lo mismo sucedió en 1885 cuando las potencias europeas se repartieron África durante la Conferencia de Berlín. A partir de este hecho, la situación del conti-nente africano es tan precaria, que, a pesar de ser el continente más rico en re-cursos, es el que presenta una serie de problemáticas que han desembocado en la situación que se vive actualmente.
Qué gobernante de una tribu africana o país de este continente le ha exigido pe-dir perdón al rey Leopoldo de Bélgica por los abusos perpetrados por la explota-ción de las minas de diamantes. Que no el reparto de África se ha considerado como una de las causas de la Primera Guerra Mundial. Pero, quién lo critica o lo llama genocida.

Donde quedaron los discursos que surgieron de los teólogos para explicar la hu-manidad de los indios y sus capacidades. Los debates sobre si eran hijos de Dios para insertar su historia en la historia de la humanidad. Al mismo tiempo que se identificaron rasgos de una religión natural, situación que les permitió ser evan-gelizados. Por otra parte, la postura de los juristas para crear un sistema político exclusivo para el gobierno de los indios, donde se les atribuyeron una serie de beneficios.

Quienes se encargan de exagerar en los atributos de los indios, que se percaten que las instituciones con las que se les conoce, no se corresponden con la reali-dad americana. De manera particular, si en el México antiguo no existieron los señoríos, mucho menos las repúblicas y que decir de la tan afamada República de Tlaxcallan.

De manera particular en el caso de la Nueva España, cómo hablar de un genoci-dio cuando la corona española se encargó de crear instituciones para el buen gobierno de los indios, colegios para educarlos en la tradición escolástica con lecturas como Aristóteles y San Agustín. Y así, la lista puede ser larga.

Para comprender la grandeza de los pueblos indígenas se debe conocer su histo-ria, costumbres y tradiciones que legaron a la sociedad actual para configurar su identidad y un sentido de pertenencia.

Después de la Independencia se buscó dar unidad a la nueva nación. Al indíge-na se le utilizó para perseguir los ideales de la clase dominante, pero en el proce-so se ignoraron sus verdaderas necesidades. Había que sustentar la antigüedad de la nación en el devenir histórico, para lo cual se recurrió a la historia prehispá-nica. Se rescató a la raza de bronce, pero con atributos y rasgos occidentales.

En México existe una diversidad de pueblos, grupos y comunidades indígenas que conforman una parte importante de la población del país. Es heredero de la grandeza mesoamericana que se ha ido forjando a lo largo de la historia. La bús-queda de las diferentes formas de resistencia que van desde la adopción de las tradiciones y costumbres, hasta la rebelión armada, se enmarcan en largos proce-sos históricos que buscar la pluralidad de México para que las culturas mesoame-ricanas sean protagonistas del desarrollo nacional y del proceso de civilización del que han sido excluidos.

La nación mexicana, por su larga tradición indígena, puede y debe construir el ambiente propicio para que las lenguas, tradiciones y creencias indígenas dejen de ser segregadas y anuladas por la sociedad actual. La cosmovisión y cosmogo-nía indígenas, únicas en el mundo, deben ser incorporadas al patrimonio, no sólo de México, sino de la humanidad. El 12 de octubre es la fecha propicia para reivindicar los valores de los pueblos indígenas, parte vital de la identidad nacio-nal.

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