Una de las celebraciones que distingue a Huamantla, Tlaxcala, es la que se dedica a la Virgen de la Caridad, patrona y protectora de los huamantlecos. Ocurre cada año, en el mes de agosto, cuando las calles y el atrio de la Basílica se visten de gala con coloridos tapetes y alfombras confeccionadas principalmente con aserrín de colores, tierra de diferentes texturas, arena, polvo de piedras finas, como el mármol, y enmarcadas con semillas o flores con aserrín y semillas.
Para llevar a cabo este arduo trabajo, se convoca a artesanas y artesanos de la comunidad, quienes se han convertido en especialistas en la confección de estas obras de arte efímero, reconocidas a nivel internacional.
Uno de estos artesanos es Serafín de la Luz López, de 76 años de edad, quien, en 2021, cumplió 50 años de trayectoria elaborando bellas alfombras y tapetes de aserrín: “comencé a los 16 años con este oficio el cual aprendí viendo; me les pegaba a los alfombristas de la época y no perdía ningún detalle, preguntaba mucho y así fui formando mi propio estilo”, comenta en entrevista.
El maestro ha realizado alrededor de 150 tapetes y alfombras, tan solo en su estado natal; además de aquellas que ha presentado en lugares de Tamaulipas, Oaxaca, Guanajuato, Morelia, Ciudad Juárez, Villa Hermosa, así como encargos de empresas para eventos culturales, sociales y políticos.
“Este trabajo, antes que arte es fe”, comenta con voz determinante el maestro Serafín, ya que es un oficio que une a las familias “este arte efímero existe por la fe de la gente y la devoción a la Virgen, y esa fe se ve traducida en alfombras y tapetes de aserrín de colores y flores. Es una ofrenda para engalanar a la Virgen de la Caridad”.
Los diseños de los tapetes y alfombras son diferentes cada año, para trabajarlos se utilizan, por lo menos, tres moldes hechos de cartón negro, madera, triplay o lona.
“Para hacer una alfombra a uno le dan una estampa de la imagen que se va a realizar. Primero se hace un boceto y luego el patrón, ya con la habilidad que uno tenga en el dibujo de ahí partirá todo para el terminado y detalles de la imagen”.
Recuerda el maestro que desde que cursaba el cuarto año de primaria descubrió su habilidad para el dibujo, no obstante que nunca se capacitó para ello, se le dio de manera natural; esta habilidad le vino a bien para destacar en este arte, que requiere de un excelente trazo para la perfección de las imágenes que se observan, en especial, durante “la noche que nadie duerme”.
Comenta que, aunque se dice fácil, la alfombra más sencilla de una o dos imágenes se lleva entre cuatro y seis horas de trabajo, hincado todo el tiempo, lo que le trajo el deterioro de sus rodillas, por lo que está próximo a una operación.
“No me arrepiento ahora, porque he tenido mis satisfacciones. Los primeros años como que pesa, pero ya después se va acostumbrando el organismo a estar así. Estoy satisfecho con lo que logré, tengo una casita modesta, estoy bien con mi familia y siempre quise que mis hijos se superaran más que yo y lo logré, todo gracias a este oficio”.
Recuerda el artesano que en sus inicios nadie le quería enseñar, lo que le molestaba, por eso, él comparte sus conocimientos “yo si comparto lo poco que sé. Siempre digo ‘¿uno qué se va a llevar cuando se muera?’ pues nada. Esto hay que enseñarlo y dejar un legado y que así se dé un realce a la magia que tenemos como Pueblo Mágico”.
Serafín de la Luz ha enseñado en la Casa de la Cultura de Huamantla, Tlaxcala, ha sido juez en el concurso infantil de mini alfombras, también en su estado natal. Por parte del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura impartió talleres de dibujo y, en 2016, le fue otorgado un apoyo por parte del Programa de Acciones Culturales y Multilingües y Comunitarias (PACMyC) para fortalecer la creación de alfombras, tapetes y cuadros de semillas.
Los tapetes de Huamantla, en honor a la Virgen de la Caridad, son considerados como la ofrenda más grande del mundo por sus más de 7 kilómetros de creatividad glorificada por su colorido, flores y aserrín, entre otros materiales.
Si bien la festividad inicia la noche del 30 de julio, para que los primeros tapetes se luzcan a partir del 1 de agosto, cada tercer día se confeccionan nuevas alfombras con temas religiosos. La cúspide de la celebración ocurre la noche del 14 y la madrugada del 15 de agosto, cuando la ciudad se convierte en una esfera de magia y tradición reconocida como “la noche que nadie duerme”.
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