Desde meses anteriores la presencia de los indios en la frontera fue constante, ya en junio de 1826, el comandante militar en Nacogdoches, José Antonio Saucedo, informó acerca del peligro de los indios inmigrantes con las siguientes palabras: tan luego como han puesto el pie en los límites de nuestro territorio se han sublevado intentando hacer sucumbir a las tribus pacíficas que han vivido bajo la protección del Gobierno; debemos esperar que pasado algún tiempo no sean perjudiciales al Estado porque persuadidas a la distancia a la que se hallan, aconsejadas de hombres bandidos que no deben faltar en sus pueblos y sin tener de cerca el poder de las armas a quien respetar, querrán usurparse los terrenos que ocupan como único objeto en mi concepto que los ha estimulado a su inmigración.

Cuando llego el rumor a las autoridades de una sublevación, de inmediato se pensó en el establecimiento de un contingente armado en la región de Nacogdoches, con el que se evitarían los excesos de los colonos y comerciantes angloamericanos, así prevenir cualquier amenaza de los indios inmigrantes y un ataque de las colonias vecinas.

Una acción inmediata fue contener a las tribus beligerantes con tribus pacíficas, ya que desde tiempo atrás se encontraban en conflictos. Los charaquies y sus aliados tenían la idea de organizar una campaña contra wichitas y comanches. El 15 de noviembre los alibamo pidieron la autorización del alcalde Norris para aliarse a los charaquies y pelear contra los huecos; se les negó y ante esta negativa los indios sentenciaron el cumplimiento de sus deseos.

Para estos momentos los charaquies ya se manifestaban en franca rebeldía bajo la dirección de Richard Fields, lanzando la amenaza que “en pocos días tomarían las casas donde estaban viviendo los blancos”.

En este contexto surge la figura del dirigente indio John Dunn Hunter, personaje fundamental en la proclamación de la República de la Fredonia. En sus acciones se encontraba la idea de buscar un sitio para que las tribus indias se establecieran ante las aspiraciones expansionistas de los colonos ingleses, así mismo, tenía la intensión de fomentar otras formas de vida encaminadas al desarrollo de sus pueblos. El sitio propicio para lograrlo era la provincia de Texas.

Hunter nació en el seno de una familia blanca y fue capturado por los indios cuando apenas contaba con dos o tres años. Creció entre los kansas y osages, al Oeste del Misisipí, donde se destacó como cazador y guerrero. Quedó impresionado por el mundo civilizado cuando entró en contacto con comerciantes de pieles. Aprendió inglés y escribió un libro donde relata su vida, además de hacer una descripción de los modos y costumbres de las diferentes tribus indias que conocía. Viajó a Londres para la primera edición de su obra en 1823; al tratarse de una historia de los indios y escrita por uno de ellos causó revuelo por lo que fue impresa en Alemania y Suiza. En su obra, el tratamiento que le da a los indios fue desconcertante, los presentó como humanos de buena conducta arraigada a fuertes principios morales, amantes de la libertad, de la igualdad y destaca su gran energía para los poderes mentales y su capacidad de aprovecharlos.

Hunter en sus memorias ideó un plan para “la preservación de una raza de la familia humana noble y de gran espíritu, que ha sido degradada, estafada y calumniada”. Como una forma de inducir a los grupos nativos a aceptar la vida civilizada, pensó en trasladarse a unas propiedades en las cercanías de la tribu Quapawa en el río Arkansas, al noreste de Texas cerca de la frontera mexicana. Una vez ahí, invitaría a diferentes jefes, para mostrarles las ricas praderas, granero lleno y ricas reservas; en fin, las ventajas que ofrecían la industria y la vida en comunidad. Hasta ese momento se había identificado como una causa de los constantes enfrentamientos entre los indios fue la cacería de las manadas de búfalos, ya que atravesaban e invadían distintos territorios.

A principios de 1825 llegó a Arkansas donde se enteró que los quapawas acababan de firmar un tratado con Estados Unidos cediendo sus tierras; durante varios meses, entre Missouri y Arkansas, intentó localizar un lugar para el establecimiento de ésta y otras tribus. Ese mismo cruzó la frontera mexicana y entró en contacto con los charaquies que fueron reubicados al norte de Nacogdoches al verse desplazados por el persistente avance de los colonos.

Se enteró que no habían logrado que el gobierno mexicano les garantizara la propiedad de las tierras en que se encontraban a pesar de continuas promesas. Admirado por la riqueza de la región, concibió el plan de conseguir los títulos que tanto demandaban los charaquies y otras tribus y, al mismo tiempo, acomodar a otros grupos desplazados desde el oriente con la condición de dedicarse a la labranza. Pensaba que el gobierno mexicano podría interesarse en su proyecto, ya que se formaría una barrera de unos treinta mil indios que serviría para contener los avances norteamericano y francés, y como control a las incursiones comanches y otras tribus hostiles.

Como apoderado de los charaquies viajó a México donde entró en contacto con el embajador británico Henry George Ward, quien apoyó decididamente su proyecto. Pero no fue bien recibido por el embajador norteamericano, Joel R. Poinsett, quien opino que siendo Hunter un “hombre activo y astuto” que defendía los derechos de los indios, su proyecto no convenía a los proyectos de Estados Unidos, en sus palabras, no creía que fuera muy político de parte de los Estados Unidos sufrir la migración y establecimiento en la frontera mexicana de un cuerpo tan grande y poderoso de guerreros indios, como era el deseo de Hunter establecer ahí.

Por influencia de Poinsett no logró entrevistarse con Guadalupe Victoria, quien ni siquiera reconoció a Hunter como representante de los indios. Es posible que por esta razón y no teniendo otra alternativa, haya decidido involucrarse con Haden Edwards en el proyecto separatista. Con estos antecedentes, la acción inmediata fue la toma de Nacogdoches en noviembre de 1826 por colonos norteamericanos.

El 20 de noviembre un grupo de norteamericanos al mando de Martín Parmer, se apoderaron de Nacogdoches, encarcelando al alcalde Samuel Norris y al comandante militar José Antonio Sepúlveda; construyeron fortificaciones y tomaron las oficinas públicas. Formaron una corte marcial para juzgar delitos como corrupción, extorsión y traición. Ante esta Corte se presentó Haden Edwards, a quien se le imputaron conductas criminales, pero nadie hizo la denuncia formal, por lo que se le dejó en libertad.

Era evidente la convivencia en esta región de autoridades y ciudadanos norteamericanos con los grupos indios que formaron una fuerza donde la mayoría eran indios nadacos y colonos al mando del teniente Manuel Santos, quienes exigieron la liberación de Norris y Sepúlveda o un enfrentamiento armado. El 25 de noviembre los sediciosos dejaron Nacogdoches, antes de salir juzgaron a Norris y Sepúlveda a quienes se les encontró culpables y sentenciados a muerte, pero se les otorgó el perdón. El comandante militarVox Saucedo y el teniente Mateo Ahumada desplegaron sus fuerzas persiguiendo a los rebeldes; esta ausencia de autoridades fue aprovechada por el grupo de Haden Edwards para tomar Nacogdoches.

El 16 de diciembre un grupo de colonos norteamericanos al mando de Benjamin Edwards, hermano de Haden, entraron en Nacogdoches ondeando una bandera rojiblanca que significaba la unión de razas, razón por la que la plantaron en la plaza principal.

Proclamaron la República de la Fredonia atrincherándose en la casa de piedra. Además de los colonos norteamericanos, entre las tropas se contaba con el apoyo de los charaquies y tribus aliadas capitaneadas por John Dunn Hunter y Richard Fields.

Para entender el proyecto de los sublevados es conveniente conocer la proclama firmada por Edwards y Hunter, representando a los inmigrantes blancos y a los pueblos colorados:

“Respecto a que el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos por repetidos insultos, traición y opresión ha reducido a los emigrados blancos y colorados de los Estados Unidos del Norte ahora radicados en la provincia de Texas, dentro del territorio del dicho gobierno al que han sido llamados por promesas solemnemente declaradas y vilmente infringidas, a la alternativa desgraciada de someter sus cuellos libres al yugo de un gobierno imbécil, sin fe y despótico, mal llamado república, o de tomar las armas en defensa de sus derechos imprescriptibles y declarar su independencia los emigrados blancos, ahora reunidos en el pueblo de Nacogdoches bajo el pabellón independiente, de una parte, y los emigrados colorados que se han declarado por esta santa causa, de la otra, con el fin de seguir con más prontitud y eficacia la guerra de independencia que hemos mutuamente emprendido y para aliviarse el uno al otro por los lazos del interés y obligación reciproca, han resuelto formar un tratado de unión, liga y confederación”.

También se convino en dividir el territorio de Texas en dos porciones: toda la parte situada al Oeste del camino Béjar-Nacogdoches, desde el río Rojo hasta el Bravo o Grande del Norte, quedaría en poder de los indios, el resto del territorio quedaría en poder de los anglosajones, y unos y otros quedan comprometidos a iniciar una guerra contra México hasta conseguir la independencia de Texas.

Los colonos americanos al querer conseguir apoyo para su causa, se les negó por la alianza con los indios. Austin quizá por proteger sus territorios o por lealtad al gobierno mexicano, no prestó apoyo a la rebelión de Edwards y lo condeno en términos enérgicos llamando a los rebeldes locos por haberse asociado con bárbaros y sanguinarios indios. Después de un breve enfrentamiento, José Antonio Saucedo envió representantes con los indios para convencerlos de no prestar apoyo a los colonos, sus verdugos, que los habían despojado de sus tierras y logró pasarlos a su causa. Se hizo un despliegue de fuerzas, por lo que Hunter y Fields al mando de una pequeña fuerza, trataron en vano de obligar a los indios a cumplir con la alianza pactada. Ambos fueron muertos por los cherokees.

Texas paraíso del septentrión o simplemente un lugar de especulación para los colonos, quizá para los mexicanos, para los indios jamás. Cuando las tribus fueron despojadas de sus territorios y al verse involucrados en un proyecto separatista, les produjo la pérdida de identidad al formar parte de un rompecabezas de tres piezas, que al final ninguna de las tres encajó en su lugar

En sí, ¿cuál era el significado de la República de la Fredonia? su lema, “la unión de razas, blanca y colorada” con la intensión de independizar y dividir Texas. Los colonos norteamericanos siempre vieron con recelo a los mexicanos establecidos ahí y por ende no los incluyeron en su proyecto que no fructificó, porque en sí, la unión de razas jamás se dio y por distintas razones no se daría. El movimiento terminó por consumir a sus integrantes. La ambición por el territorio de Texas culminó con la independencia texana y su posterior anexión a Estados Unidos. La cereza del pastel fue la firma del Tratado Guadalupe-Hidalgo, cuyas consecuencias son conocidas.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

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