El 24 de diciembre de 1879, pasaría a la historia como el día en que Cuba cesaría la esclavitud en su territorio, esta ley destacaría de otras propuestas en el resto del mundo, pues en ella se disponía que los denominados “patrones” debían mantener a sus patrocinados, vestirlos y asistirlos en caso de enfermedad.

Lo anterior sumo las bases para humanizar y respetar a estas personas que durante siglos habían sufrido de innumerables abusos a causa del “orden social” que reinaba en la época, ya que a los acuerdos del decreto se le sumo la garantía de gozar de un sueldo por las actividades realizadas y en el caso de los infantes el acceso a la educación, lo cual representaba que en un futuro podrían acceder a mejores posibilidades de vida.

El reconocimiento de estos derechos contribuyo de manera significativa al desarrollo social de la isla, pues otorgo una plena identificación como ciudadanos a todos sus habitantes, reconociéndolos legalmente al otorgarles una cédula que les brindaba los derechos y obligaciones que corresponden a cualquier persona que vive bajo un estado de derecho.

Sin embargo, como en todo problema social, este no tuvo fin de un día para otro, pues aun con la aprobación de dicha ley en muchos lugares del territorio se mantenía una esclavitud disfrazada propiciada por años de patronatos.

Pasaron muchos años para que se dejaran los patronatos de lado de una manera definitiva, sentando las bases que expandirían la abolición de la esclavitud al resto del mundo, pues, aunque no fueron los primeros en lograrlo, asentaron muchas de las bases que hicieron que los procesos de otros lugares tuvieran raíces fijas en el reconocimiento de los derechos

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