En 1895 se presentó en Cuba un intento por derribar al régimen español. Una de las causas que más influyeron en el movimiento fue un arancel conocido como la Tarifa Wilson-Gorman, con la que se incrementaban los derechos aduanales del azúcar. Mientras Estados Unidos no pagaba aranceles, Cuba no podía venderla; esta situación generó condiciones de pobreza, provocando una guerra civil. A lo largo del conflicto la prensa estadounidense distorsionó la información, causando gran impacto en la sociedad, misma que solicitaba la intervención armada.
El presidente McKinley no estaba muy convencido de intervenir, pues durante su periodo el país se encontraba en un estado de prosperidad. Uno de los detonadores que determinaron la intervención norteamericana en Cuba, fue la publicación de una carta donde el embajador de España en Washington trató de manera despectiva a McKinley. Otro, fue el hundimiento del barco “Maine” en la bahía de la Habana, donde murió la tripulación. Se buscaba intervenir por el destino de la isla pidiendo a España un armisticio, donde se reclamaba entre otras cosas la independencia de Cuba. Ante la negativa de España, el 12 de abril de 1898, el presidente solicitó al Congreso la autorización para declarar la guerra. Será hasta el 20 de abril que el Congreso reconoce la independencia de Cuba y autorizó a McKinley el uso de la fuerza para expulsar a los españoles de la isla. Con la Enmienda Teller, Estados Unidos asumió el control político y territorial, comprometiéndose a entregarlo una vez asegurada la paz.
En 1901, la Suprema Corte de Justicia dictaminó sobre los casos insulares de Filipinas, Puerto Rico, Guam; estos territorios no se debían incorporar automática e inmediatamente, en el caso de Puerto Rico se declara territorio no organizado. Sus ciudadanos son merecedores de la protección, pero no adquieren la nacionalidad norteamericana. Se instala un gobierno civil, mostrando un desarrollo en todos los ámbitos.
Cuba permanece bajo la ocupación militar hasta 1902. Se construyen escuelas, se fortalecen las finanzas públicas, se erradica la fiebre amarilla. Con un discurso proteccionista se demanda la anexión de Cuba, como una posición estratégica, con el argumento de que no se puede dejar solos a los cubanos, ya que no podrían gobernarse y presentan peligro.
El Congreso, en 1901, presentó la Enmienda Platt, donde se estipuló que Cuba no entablará ningún tratado con otra potencia que atenté contra su independencia. Se permitiría la intromisión de los norteamericanos para preservar su independencia y mantener el gobierno estable; como respuesta los cubanos conceden a Estados Unidos una base naval en Guantánamo. La Constitución de Cuba incluye la Enmienda Platt, contando con una independencia relativa y bajo vigilancia; Estados Unidos tomo el control político y comercial. Se proyectó una participación activa en asuntos internacionales, principalmente en América Latina y Este de Asía; sin embargo, el presidente Theodor Roosevelt, se muestró más interesado en asuntos europeos, concernientes a la paz mundial.
Como antecedente se debe tomar en cuenta que desde 1850 Estados Unidos y Gran Bretaña firmaron el Tratado Clayton-Bolwer para construir un canal Ístmico que sería controlado por ambos países, comprometiéndose a no fortificar en la zona. En 1901 se renuncia al Tratado Clayton-Bolwer por medio del Tratado Hay-Pauncefote, donde Inglaterra se muestra menos interesada por diversas dificultades en Europa; cede, aceptando que, si se construye el canal, éste será controlado por Estados Unidos y habrá fortificación. Había dos opciones para construir el canal, por Panamá o Nicaragua. La ventaja de Nicaragua radicaba en que era una zona lacustre, pero Panamá es más estrecho, pero con costos más elevados.
La concesión para construir el canal la tenía una compañía francesa, pero la vendió en 109 millones de dólares. En 1901 una comisión formada por el presidente norteamericano recomienda la construcción del canal en la zona de Nicaragua. La compañía francesa bajó el precio de la concesión; como respuesta, uno de los accionistas lleva a cabo una campaña de prensa donde se refería a la actividad volcánica de la zona causando temor a la empresa. El Congreso decidió cambiar el lugar de la construcción a la zona de Panamá con una inversión inicial de 40 millones de dólares.
Panamá se encontraba bajo jurisdicción del gobierno colombiano, se firmó un tratado donde Colombia otorgó una concesión de 99 años por 6 millas de territorio a cambio de un pago inmediato de 10 millones de dólares y una renta anual de 250 mil dólares; el Senado norteamericano aceptó el tratado, pero el colombiano lo rechaza, argumentando que el monto del pago era muy inferior. Theodore Roosevelt, indignado, consideró la opción de tomar por la fuerza la zona del canal. Hubo muestras de descontento por parte de los panameños con el gobierno colombiano, levantándose en armas; ante una posible represalia Roosevelt envió un barco a la zona para proteger al levantamiento panameño.
El 13 de noviembre de 1903 Roosevelt recibió al antiguo accionista Philippe Banau-Varilla como ministro de Panamá para negociar, el 18 de noviembre se firmó un tratado donde Panamá se mostró como país libre y Estados Unidos adquirió los derechos sobre la zona del canal.
Otro frente al que Estados Unidos prestó atención, fue la zona del Caribe. Por las continuas revoluciones, esta zona causaba una inestabilidad económica, haciendo factible la intervención de potencias europeas. Gran Bretaña, Alemania e Italia bloquearon Venezuela por no cubrir el pago de sus deudas. Estados Unidos vio con temor que Alemania estableciera bases militares en esa zona.
República Dominicana también dejó de pagar y los inversionistas reaccionaron exigiendo acciones inmediatas. Roosevelt amenazó con hacer efectiva la Doctrina Monroe en caso de que países europeos se establecieran en la zona del Caribe, razón por la que Estados Unidos ejerció una vigilancia constante. En 1904 Theodore Roosevelt por medio de un Corolario a la Doctrina Monroe, interpretó como una afirmación el derecho de su gobierno a intervenir en la política de América Latina, particularmente en este país, cuando en 1905 la tesorería fue controlada por un norteamericano para pagar las deudas con los ingresos aduanales.
El sucesor de Theodore Roosevelt, William H. Taft, no deseaba un desorden en el Caribe por razones estratégicas y financieras. Aplicó en América Latina la “diplomacia del dolor” ayudando a los empresarios norteamericanos a buscar mercados en la zona, donde había deseos por cambiar el capital europeo por dólar norteamericano. En 1909, con el apoyo del Departamento de Estado los banqueros tomaron a su cargo las finanzas de Nicaragua.
Woodrow Wilson asumió la presidencia en 1913 con el propósito de hacer a un lado la política del garrote y del dolor, en octubre, afirmó que Estados Unidos no buscaría obtener un pedazo de territorio por medio de la conquista; la práctica de buscar concesiones económicas en América Latina era indigna y degradante, sin buscar favores o ejercer presión, trató a los gobiernos de América Latina en términos de igualdad.
Intervino en América Latina más que Roosevelt y Taft, defendiendo la idea imperialista, con la idea de superioridad y defensa de los intereses norteamericanos; no estaba de acuerdo con el caso de Panamá, pero era necesario. Tenía un celo misional que lo llevaba a salvar a los demás, debiendo apoyar a los pueblos de América Latina dominados por la tiranía y acosados por la pobreza. Tenía la idea de erigir gobiernos democráticos tomando como modelo a su gobierno. Continúo manejando las finanzas de Nicaragua sin retirar las tropas, enviando un destacamento de marines. En 1915 ante el estallido de la revolución en Haití, envió marines para controlar al país, tal como sucedió en 1916 en República Dominicana.
Los marines salieron de Haití y República Dominicana hasta 1924, dejando un grupo de la guardia nacional de Estados Unidos en sus territorios. Salieron de Nicaragua en 1933; Sandino, un rebelde, aceptó una tregua propuesta por el nuevo gobierno, pero fue asesinado por Anastasio Somoza García. En 1937 Somoza se proclamó presidente de Nicaragua de manera dictatorial con métodos represivos, llegando a una dictadura familiar. La política interamericana fue un recurso para mantener una influencia manipuladora. Franklin D. Roosevelt consideró indispensable la solidaridad hemisférica como protección y alianza para enfrentar al Eje.
Durante la Séptima Conferencia Interamericana de Montevideo en 1933, Estados Unidos votó por una propuesta en la que se prohibió la intervención de las naciones americanas en otros países. Se reservó el derecho de intervención que le concedían las leyes internacionales.
En 1936 Franklin D. Roosevelt convocó a la Conferencia Interamericana Extraordinaria para la Paz en Buenos Aires, con el argumento de la beligerancia alemana, además de advertir sobre la importancia de la carrera armamentística haciendo un llamado para unirse contra la influencia de Alemania y crear un Consejo consultivo permanente formado por los ministros de relaciones exteriores de todos los países de América en caso de emergencia. México envió un protocolo donde declaró inadmisible su intervención directa o indirecta.
En la Octava Conferencia Interamericana de Lima en 1938, se buscó fortalecer la unidad hemisférica por el secretario de Estado de Estados Unidos, quien buscaba establecer mecanismos más fuertes contra la infiltración y posible agresión de los países del Eje. Los ministros se reunirían en caso de que la paz, la seguridad o la integridad territorial de alguna de las repúblicas americanas corriera riesgo.
En la Primera reunión de consulta de ministros de relaciones exteriores de Panamá de 1939, en un acuerdo de los 21 países se decidió por la neutralidad hemisférica creando una zona de seguridad en el continente de 483 mil km aproximadamente, prohibiendo acciones bélicas en esta área. Se tenía la intención de que la guerra no llegara a América.
Ante tal situación hubo inquietud por la posible infiltración de agentes de Berlín en América. La prioridad ya no era la recuperación económica, sino la protección nacional y defensa del hemisferio. El Congreso de Estados Unidos aprobó una resolución conjunta, de las dos Cámaras, de que no aceptarán ni reconocerán la transferencia de territorio de una potencia no americana a otra igual.
Estados Unidos convocó a la Segunda reunión de consulta de ministros de relaciones exteriores de La Habana de 1940. En esta ocasión, los ministros de los países americanos firmaron una convención sobre la administración de posesiones europeas en América en caso de que Alemania u otro país extracontinental intentará dominar, además de prevenir la intervención de una o más naciones sin previa consulta en caso de emergencia; si una república americana es atacada, habría reunión sobre la postura a tomar. Lo que se buscaba era una política multilateral, la cual fuera útil para la guerra, de cooperación entre Estados Unidos y América Latina.
Convenios de cooperación militar, establecimiento de bases militares en distintos territorios a cambio de misiones de ayuda, participación de militares latinoamericanos en Estados Unidos y venta de armas, además de quitar peso económico a los países del Eje, en lo que se refiere a petróleo y materias primas era la finalidad de la intervención de Estados Unidos.
Con la guerra, Estados Unidos perdería mercados europeos, la sobreproducción le permitió vender en América Latina. En 1940 se crea la Oficina de Asuntos Interamericanos CIAA, por Nelson Rockefeller, con la intención de limitar la influencia del Eje y, aumentar la disposición favorable a Estados Unidos. La política de la buena vecindad garantizaba la estabilidad norteamericana asegurando sus territorios; todo como un paso previo a su participación en la guerra. ¡Vaya vecino!
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