La dinámica de la sociedad actual se encuentra determinada por una serie de factores que inciden en el desarrollo de la población. En los últimos años se han manifestado diferentes sectores sociales que reclaman el reconocimiento de sus valores, mismos que se han dejado de lado en busca de cierta estabilidad social. Basta con echar un vistazo a las acciones que desde hace más de un siglo se han implementado y dependiendo del contexto han funcionado.
El movimiento Progresista fue una oleada de reformas que cubrió a los Estados Unidos entre 1900-1917. Se requerían cambios en diferentes ámbitos de la sociedad, destacando la regulación gubernamental de la economía y la conservación de recursos naturales, reestructurar los ideales políticos, la reducción de aranceles, la prohibición y erradicación del consumo de alcohol y diferentes tipos de drogas para disminuir la taza delictiva, además del voto femenino y la mejoría de las condiciones de trabajo, particularmente en minas y diferentes áreas de salud pública.
Desde 1890 los norteamericanos sentían el orgullo por sus logros en la economía, en la política y la tecnología. Ante el crecimiento de los monopolios, así como había riqueza, había extrema pobreza, manifestándose un amplio margen de las divisiones sociales, por otra parte, el sistema político era presa de la corrupción y la competencia industrial crecía. En contra parte, se presentaba un combate idealista contra los monopolios y la corrupción política. Otro problema fue el de la inmigración, no se sabía cuántos y quiénes llegaban provocando una pérdida de la homogeneidad cultural.
Los progresistas se mostraban ambiguos ante los sindicatos, hostiles a la inmigración e indiferentes a la condición de los negros. Se les imprimió a los asuntos políticos un carácter moral, donde al hablar no exhortaban a la mejoría del individuo, sino al bienestar general; con una actitud optimista e irracional creían que la sociedad podía mejorar. El objetivo era luchar por el progreso, buscando un cambio en la sociedad el gobierno debía promover el bien público.
Los gobiernos progresistas regulaban a las corporaciones, protegiendo a los asalariados para reducir la influencia de los caciques políticos y grupos de presión. Los gobiernos más representativos y democráticos propusieron iniciativas para los distintos comicios y consultas públicas donde se proponía la destitución de funcionarios con la finalidad de anular sus decisiones por voto popular. En 1913 la enmienda decimoséptima disponía la elección directa de los senadores. Una de las reformas que emanó de los estados, para darle claridad a la política, fue el sufragio femenino propuesto desde 1865. Finalmente, en 1890 se funda la Asociación Nacional del voto para la mujer norteamericana.
Con el voto femenino las mujeres lucharon por sus causas, se luchó por viviendas, alimentos, medicinas y la abolición del trabajo infantil. En cuanto al voto, resultaba inconcebible que mientras a la mujer se le negaba el voto, a los inmigrantes se les otorgaba después de cinco años de estadía en el país. La Asociación Nacional del voto para la mujer norteamericana fue creciendo, de 17 mil miembros en 1905 a 2 millones en 1917.
Anterior al movimiento feminista, se pugnaba por una reforma que llevara a la prohibición del consumo de alcohol. Con un fervor moralista, se planteaba que el alcohol era el origen de muchos males, además de ser dañino para la salud, era germen de la pobreza y estimulaba la lujuria masculina. Para los progresistas era un problema social, así como la causa de problemas políticos y sociales. A la cantina se le asociaba con la corrupción y la prostitución, además de corromper al inmigrante, evitando que sea norteamericanizado. La campaña tuvo éxito en el campo entre los grupos protestantes tradicionalistas y fundamentalistas. Como enemigos del consumo, se apoyó una campaña por una ley antialcohólica de 1907 a 1915; 19 estados adoptaron la prohibición, controlando la venta y consumo de alcohol.
En las ciudades donde vivían grupos alemanes e irlandeses, la ley tuvo poco impacto; un tercio de los territorios eran secos, mientras que la otra parte seguía consumiendo. La única solución era que el gobierno a través del Congreso prohibiera el consumo. En otra enmienda a la constitución se pedía la prohibición a la fabricación, venta y consumo del alcohol; en 1913 el Congreso prohibió la intromisión de licores a las ciudades donde estaba restringido su consumo, la enmienda no se consiguió.
También se luchaba por el bienestar de los niños y la abolición del trabajo infantil. Se reconoció que los problemas infantiles eran provocados por el crecimiento urbano e industrialización, ya que no gozaban de espacios propios. En 1915 las mujeres de 400 ciudades establecieron campos de juego y parques públicos. Para disminuir la delincuencia juvenil, en 1910 se crearon tribunales juveniles, con el fin de reorientarlos y otorgarles un tratamiento especial. Desde 1904 se creó el Comité Nacional del Trabajo del Niño para coordinar los esfuerzos de grupos reformistas que buscaban leyes restrictivas. En 1912 se fundó la oficina del Trabajo de los Niños. Personajes como Stanley Hall y John Dewey lucharon contra el autoritarismo escolar buscando los cambios respectivos en la educación infantil.
En un mensaje ante el Congreso, Theodore Roosevelt habló de los males que proceden de la consolidación empresarial, solicitó la creación de la Oficina de Investigaciones del Departamento en 1903. Mediante esta oficina se llevó a juicio a 43 empresas de acuerdo con la Ley Sherman contra los monopolios. Esta ley consideraba la unión como un proceso natural, misma que puede ser positiva, siempre y cuando la fusión sea de utilidad pública. Se estableció una regulación de las empresas por medio del Estado.
Roosevelt manejó la huelga de los carboneros de Pennsylvania en 1902, a diferencia de sus predecesores, que enviaban tropas, buscando un acuerdo negociado; mientras los propietarios se mostraban intransigentes, fueron amenazados con la intervención militar. Por medio de las negociaciones se regresó a las actividades, los obreros consiguieron un aumento del 10% salarial y la disminución a 10 horas de la jornada de trabajo.
Después de su reelección, en 1906, mediante la Ley Hepburn se autorizó a la Comisión Interestatal de Comercio fijar las tarifas ferroviarias. Se promulgó una serie de leyes para la protección de la salud pública; Harvey Wiley, jefe del Departamento de Agricultura, luchaba por la promulgación de una Ley de Alimentos y Medicinas puras, pues se utilizaban adulterantes dañinos en el proceso productivo de los alimentos. Las medicinas de patente eran mal etiquetadas. También se luchaba por regular el orden de los mataderos y por la distribución de carne en mal estado. En la obra La jungla de Upton Sinclair, se puso en evidencia la explotación de los inmigrantes en la industria de la carne en Chicago, por lo que las narraciones causaron gran escándalo. El presidente de la industria de la carne de la ciudad de Chicago, preocupado por la disminución de las ventas, ordenó una investigación y los resultados fueron desfavorables. Por petición de Roosevelt el Congreso las leyes para la inspección de la carne, los alimentos y medicinas.
Durante el gobierno William H. Taft, sucesor de Roosevelt, se creó el Departamento de Trabajo que aprobó la jornada de 8 horas para empleados federales y Leyes de seguridad en las minas. Hubo proteccionismo para el desarrollo de la empresa con altos aranceles.
Theodore Roosevelt pronunció el discurso “Nuevo Nacionalismo” en Kansas donde lanzó un programa de bienestar social a través de un gobierno directo, con una mayor reglamentación para los negocios, en particular para las empresas. Los derechos humanos deben preceder a los de propiedad y acusó a los tribunales federales de ser un obstáculo para las reformas social.
Roosevelt y su grupo se reunieron en Chicago para fundar un nuevo partido, el partido Progresista que lo postuló como candidato manejando reformas progresistas. Ante la división del partido Republicano, las posibilidades del partido Demócrata aumentaron y le dieron el triunfo a Woodrow Wilson.
Durante el gobierno de Woodrow Wilson se aprobaron diferentes leyes, una para préstamos agrícolas, la primera ley federal sobre el trabajo infantil y se establecieron compensaciones para los empleados federales, así como la jornada de 8 horas para los ferrocarrileros. Estas medidas sirvieron para atraer gente adepta al programa de Roosevelt. La labor de Wilson llegó a la cúspide en 1916, cuando se dio por terminada la época del Progresismo y sus reformas.
Mediante la Ley Volstead que implementó la enmienda de la prohibición disminuyendo de manera considerable el consumo de alcohol durante los años 20; mientras que en el campo se terminó con el consumo, en las ciudades disminuyó radicalmente, pues no se podían pagar los altos precios de los contrabandistas. De contrabandear vino y cerveza, se traficaba con whisky, extranjero o de fabricación ilegal. La resistencia de las ciudades para dejar de consumir alcohol llevó a la derogación de la enmienda en 1933.
¿Qué pasaría en Tlaxcala si se prohibiera el consumo de alcohol en menores, se tomarán en serio las reformas educativas y se crearán espacios para el juego, así como la regulación del trabajo infantil? Será que se pueda llegar a ver…
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@LuisVazquezCar