Por: El Psicólogo Carlos Muñoz
Por qué será que cuando de celos se trata, todos hemos tenido malas experiencias con alguna pareja tóxica, pero al momento en el que nos preguntan si nosotros hemos sido los tóxicos, resulta que no, nosotros somos unas santas palomas y, si es que hemos hecho algo de lo cual no nos sentimos orgullosos, es porque la otra persona nos dio motivos, y al final resulta que si teníamos razón.
Lo primero que necesito aclarar es que cuando utilizó la palabra “tóxico/tóxica” me estoy refiriendo a lo “disfuncional” a lo que está fuera de la norma, a aquello que excede los niveles de magnitud de una situación que no lo amerita, o al menos eso creemos, y lo segundo que me gustaría clarificar es qué, no vengo a burlarme de todas aquellas experiencias desagradables que has tenido con tus ex parejas o parejas actuales (en dado caso que sea tu pareja actual, tienes un área de oportunidad para poder cuestionarte, si en verdad mereces tolerar este tipo de conductas hacia tu persona), independientemente de si te han celado o por el contrario tú eres él o la celosa.
Es muy sencillo ver los toros desde el burladero, así que si te sirve de consuelo, yo también tuve mis épocas en donde fuí víctima de ataques de celos y también me tocó aguantarlos, casi todos lo hemos hecho, esto es algo más común de lo que crees, así que no te sientas especial, pero tampoco se trata de venir a competir a ver a quien le han hecho la peor escena de celos, porque creeme que por eso nadie te premiará, sin embargo no hay nada como unas buenas 15 o 20 sesiones de terapia psicológica, para darnos cuenta cual es trasfondo que nos permite realizar o tolerar este tipos de conductas que a todas luces son incómodas para todos, así que nos enfocaremos en conocer algunas de las posibles causas que nos llevan a vivir estas anécdotas memorables.
Al igual que en la mayoría de circunstancias, no existe ninguna verdad absoluta, ni mucho menos algún responsable principal, bien lo dice mi mama: “Para que haya pelea, se necesitan dos”, es decir, tanto es imprudente la persona que cela de manera patológica a su pareja, como aquella que permite que ejerzan un fuerte control sobre su vida, así que analicemos desde ambas perspectivas.
Vamos a partir de la premisa que los celos son una emoción, y como ya lo he mencionado anteriormente, juegan un papel de mensajeros sobre nuestra interacción con el exterior, dicho de otra manera, los celos como tal no son ni buenos ni malos, únicamente surgen cuando sentimos que algo o alguien que queremos se encuentra con el riesgo de dejar de estar con nosotros o prestarnos su atención; se han realizado un sinfín de experimentos tanto con humanos como con animales y la gran mayoría concluyen que los celos son naturales en muchas especies, si no me crees y puedes, realiza el siguiente experimento, si tienes dos perritos en casa, solo basta con que acaricies con entusiasmo a uno de ellos y verás como el otro se interpondrá de tal manera que también lo acaricies a él, técnicamente hasta aquí no hay mayor problema, lo bueno viene cuando los celos se vuelven cada vez más intensos y frecuentes, porque es entonces cuando dejamos de disfrutar de la vida, a continuación te explico porqué.
Las conductas disfuncionales motivadas por los “celos”, regularmente suelen expresarse o intentan enmascararse detrás de las siguientes frases: “lo hago porque te quiero” “es por tu bien” “me preocupa que no te pase nada” “ está muy fea la inseguridad” “no desconfío de tí, desconfío de los demás” “te celo porque te quiero” y demás frases que lo único que hacen es querer justificar aquellas acciones que transgreden tanto la privacidad como la tranquilidad de la pareja, tales como: no dejar salir a tu pareja con sus amigos, cuestionar su forma de vestir, llenarle de llamadas y mensajes para saber en todo momento con quién está y qué hace, en algunas ocasiones el solicitar ubicación en tiempo real, existen muchas más acciones que por cuestión de formato no podré listar en esta ocasión.
Detrás de todas estas conductas, que aparentemente fingen ser de afecto y cariño, encontramos personalidades con muy baja autoestima e inseguridad, cuya única forma de sentirse seguros es queriendo tener todas las cosas bajo control, y mientras esto pase ellos también estarán bajo control, sin embargo, una vez que las cosas se tornan incontrolables, ellos también cambian, con esto no busco satanizar a las personas que celan a sus parejas, porque como se mencionó más arriba no son los únicos responsables.
La persona que en esa relación juega el papel de “víctima” también presentará regularmente baja autoestima y una alta dependencia emocional, o lo que es lo mismo, “Prefiero que me trate mal, a que ya no quiera estar conmigo” porque eso sería los peor, por ello es que se toleran gran parte de los abusos, si analizamos detenidamente la mayor parte de relaciones que están sustentadas bajo arranques de celos, podremos encontrar dos personalidades que se complementan.
Lo más complicado en estas relaciones es poder caer en cuenta de que lo que estamos viviendo es algo desagradable, que nos provoca sufrimiento y nos aleja de las personas que nos quieren desinteresadamente, si tu sientes que tienes dificultad para gestionar tus acciones cuando tienes celos, la recomendación es que visites a un Psicólogo que te ayude a regular tus emociones, en dado caso que seas víctima de tu pareja y sus celos, la recomendación principal es tratar de romper ese vínculo afectivo disfuncional (claro que se escucha sencillo, pero estoy conciente que es mucho muy difícil) y posteriormente visitar de igual manera a un terapeuta que te ayude a identificar el por qué se permiten estos abusos hacia tu persona.
Espero que esta columna te haya servido para clarificar algunas situaciones propias, y de ser necesario sea una guía en dado caso que decidas tomar acción, recuerda que puedes participar en la elección de los temas siguientes, dejándome tu sugerencia en redes sociales, me encuentras como @psicologocarlosmuñoz y con mucho gusto lo consideramos, nos saludamos en la siguiente semana y recuerda, puedo estar equivocado.