Por: José Miguel C. Núñez Núñez

John Kenneth Turner, escribió: “… México… gente… regida por un paternalismo benevolente, en el que un hombre grande y bueno todo lo ordena bien para su tonto pero adorado pueblo… con una Constitución y leyes… donde ni la Constitución ni las leyes se cumplen.

México es un país sin libertad política, sin libertad de palabra, sin prensa libre, sin elecciones libres, sin sistema judicial, sin partidos políticos… el Poder Ejecutivo lo gobierna todo por medio de un ejército permanente; donde los puestos políticos se venden… donde la gente es pobre porque no tiene derechos… su gobierno… había dejado a un lado la Constitución… los derechos cívicos… son necesarios para el desarrollo de una nación… la pobreza y la ignorancia y la postración… de pueblo se deben… a la organización financiera y política que… rige en ese país… estas condiciones se han arrastrado por gran parte de la historia de México desde pasadas generaciones… los gobiernos mexicanos que se sucedieron… personalistas, mantuvieron al pueblo en servidumbre… En tres ocasiones… Díaz se presentó sin éxito como candidato presidencial… ningún hombre puede gobernar a un pueblo contra su voluntad sin privarlo de sus libertades… hizo del gobierno popular una farsa… Mediante promesas… el Gral. Díaz, con una habilidad que nadie puede negar, se apropió de todos los elementos de poder que había en el país… en contraste con la gloria luminosa del dictador vino la degradación del pueblo… y todas las miserias que acompañan a la pobreza; la abolición de la democracia… la ley fue promulgada con el objeto de despojar a los propietarios… los miembros de la maquinaria gubernamental, encabezados por el suegro de Díaz y por Díaz mismo… no para ayudar al pueblo…” (México Bárbaro. Biblioteca del Político. INEP AC).

Esta descripción de México, previo al inicio de la Revolución Mexicana, tristemente aplica para México, un siglo después. Cada mañana, la Constitución y las leyes son ultrajadas y no pasa absolutamente nada. No hay libertad política ni libertad de palabra, en tanto quienes votan en contra de las iniciativas presidenciales, son calificados y demandados por “traición a la patria”. No hay libertad de palabra, pues cada mañana se censura esa libertad y se fustiga y desacredita a medios de comunicación y periodistas. Nuevamente vemos la extorsión para obligar a votar por el partido oficial. Al sistema judicial se le tiene también bajo amenaza al abrir expedientes contra ministros y jueces, rubricado con el anatema de que “no me vengan con que la ley, es la ley”. Parafraseando a Gibrán Ramírez, todo mundo sabe, que para ser candidato de Morena hay que “mocharse” para ser “tomado en cuenta” en las supuestas encuestas, que es otra forma de vender los puestos políticos.

Hay “complacencia” y se “ha elegido la ceguera zalamera ante el poder” (Gibrán Ramírez Reyes. “El dedazo informado y las derrotas éticas de Andrés Manuel”. Milenio. 13.06.2022).

“Votan… no sienten que el país va mal, sino que el país va bien… El mayor problema de Morena es que, cuanto más poder tenga, más evidente será su falta de capacidad para gobernar. Es muy difícil hacer política cuando todo el presupuesto y todo el dinero está en una sola mano… 2024 está a la vuelta de la esquina… con el juego unipersonal de un régimen unipersonal, nos enfrentamos al último salto en el vacío.” (Antonio Navalón. “El tlatoani AMLO”. El Financiero. 13.06.2022).

Ernst Cassirer y José Ortega y Gasset, desde su tiempo miraban ascender la barbarie de los obedientes, el bárbaro no se cuestiona, obedece. El individuo, se convierte en masa, decide que está completo. El hombre masa, obedece. El salvaje es el que obedece sin cuestionar, y puede obedecer hasta producir la muerte de otro. Cuando los civiles, las y los ciudadanos, se transforman en obedientes militantes, dan lugar a una “solidez irrespirable: la Falange, el Nacional Socialismo, la intolerancia contra quien vota distinto. La gama de los salvajes puede ir de un partido mayoritario que acusa de enemigo patrio a quien piensa distinto y discuerda, hasta el linchamiento, la persecución, la violencia. Coetzee tenía razón: la barbarie está a las puertas cuando los obedientes del Estado acuden a defenderlas… al bárbaro lo define su obediencia.” (Julio Hubard. “La obediencia salvaje”. Milenio. 17.06.2022).

Urge que millones de gobernados asuman su papel como ciudadanas y ciudadanos, recuperen su libertad, ejerzan su libre albedrío, construyan su autonomía y aprendan a navegar en medio de las turbulencias de las muchas opiniones.

Las y los ciudadanos somos propietarios de la democracia, no la clase política, no los partidos. No permitamos que se promulguen leyes que nos despojen de nuestra naciente democracia. Como lo apuntó muy bien Turner hace un siglo: “los derechos cívicos… son necesarios para el desarrollo de una nación”, no podemos aceptar que nuevamente seamos reducidos a servidumbre.

Concluyo con lo escrito por Turner: “la gente es pobre porque no tiene derechos”. Ejerzamos nuestros derechos y libertades. No permitamos que estos sean cercenados. No permitamos que México regrese a ser, el país de un solo hombre.

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