A más de 300 años de su construcción, algunos de los elementos contenidos en la torre Campanario de estilo barroco de la parroquia de Nuestra Señora Santa Ana, en Chiautempan, fueron descritos por su actual párroco, el sacerdote Ranulfo Rojas Bretón, durante reciente reunión con un grupo de miembros de la comunidad, puntualizando que esos elementos están basados en creencias prehispánicas, que deben resguardarse.

Y así los presentó tras la rehabilitación de la torre, acto al que acudieron el director del Centro INAH Tlaxcala, José de la Rosa, el jefe de Resguardo de Bienes Culturales, Heberto Ríos y el titular del área de Sismos, Eduardo López, igual que la Secretaría de Turismo del Estado (Secture), Josefina Rodríguez Zamora.

En su calidad de especialista en la lectura de códices, y sus conocimientos en teología y filosofía, el sacerdote elaboró un estudio de la estructura de la torre del siglo XVIII que convoca a la reflexión con el fin de reconocer su valor y resaltarlo como patrimonio cultural de la comunidad local.

La ilustrativa conferencia del padre Rojas, basó en los capítulos de la evangelización, denominó a la riqueza histórica del inmueble religioso una “concepción prehispánica del cielo y su conexión con la tierra”.

Mencionó la representación del árbol de la vida en las columnas que integran la torre, cosmovisión prehispánica del origen divino de la vida. Entre esos elementos, la flor de los Cuatro Pétalos, llamada “Nahui Ollin”, misma que se representa en el vientre de la Virgen de Guadalupe; de tal manera que definió la construcción como única en su tipo.

El sacerdote Ranulfo Rojas precisó que en Santa Ana fue erigido el templo en honor a la diosa Toci, considerada la abuela de los dioses, para después trasladar esa imagen a la de Señora Santa Ana, la abuela de Jesús. Por ello, las piedras en la torre recuerdan el origen del pueblo de esa comunidad antes de la evangelización, historia a la que suma la descripción del Cordón Franciscano, del cual refirió cuatro esferas, que representan la pobreza, la humildad, castidad y obediencia.

El delegado del INAH en Tlaxcala reconoció la labor del párroco al mantener el vínculo comunicativo con la feligresía y difundir sobre el patrimonio histórico y cultural de la localidad, resaltando el acervo histórico que guarda el templo.

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