Por: El Psicólogo Carlos Muñoz

“¡Era muy buena persona!” “¡Pero si ayer lo acabo de ver!” “¡No sabía que tenía problemas!” “¡Se veía muy sano!” “¡Dicen que sus papás lo regañaban mucho!” “¡A mí me contaron que la hacían bullying en la escuela!” “¡Debe haber sido de que lo dejó su novia!” Y así como estas frases podremos encontrar infinidad de teorías que intentan explicar el por qué una persona decidió quitarse la vida, en ese momento se piensa y piensa en todo lo que se pudo haber hecho para ayudarlo, para poder evitar que eso ocurriera, sin embargo, ahora ya es muy tarde, y se haga lo que se haga, no hay vuelta atrás, de nada sirve lamentarse, lo que queda ahora es aprender la lección y tratar que eso no le pase al hermano pequeño de la víctima, cuidarlo para que no piense en seguir el mismo camino, porque esto acabaría con lo que queda salud de la madre, y terminaría de hundir al padre en las adicciones, si de por sí es difícil la vida, ahora tiene que lidiar con la pérdida de su hijo.

Como este, existen muchos casos en los que una vez que suceden las cosas, intentamos analizar qué fue lo que se hizo mal como padres de familia, en qué estamos fallando como sociedad, qué tanto influyó el contexto donde se desarrollaba la víctima, buscamos culpar a quien sea, evitando a toda costa mirarnos de frente con la responsabilidad de lo que se pudo haber hecho y no se hizo, o por lo menos no a tiempo, por ello es que el día de hoy, en el marco de la semana de la atención y prevención del suicidio, decidí escribir sobre esto que sigue siendo tabú, he de reconocer que vamos avanzando, sin embargo, para  muchas personas continúa siendo un tema del que no se habla, o se habla muy bajito, porque aún se tiene la creencia de que sí se habla de ello es como si se estuviera invocando.

Se cree que se necesita ser un especialista de la Salud Mental para poder realizar acciones que favorezcan el desarrollo y la prevención emocional, sin embargo, dichos especialistas atienden en su mayoría problemas crónicos, situaciones que ya se han salido de las manos de todos, y lo ideal sería que desde el núcleo familiar se pudieran prevenir, identificar y atender los elementos que favorecen a que una persona conciba como su única salida el interrumpir su vida, para que podamos dimensionar un poco de lo que intento explicar, te dejaré a continuación unas cuantas estadísticas.

  • El suicidio se encuentra presente en todos lados, en los diarios, en revistas, en la televisión, la radio, en las series de las plataformas de streaming, en redes sociales, en la historia, en la escuela, en las pláticas de que alguien lo intentó y hasta en una columna de salud mental como es el caso que estás leyendo.
  • En el mundo mueren más personas por suicidio que por las guerras.
  • Aproximadamente se suicidan un millón de personas al año, y por cada suicidio que se comete, hay mas de 200 personas que lo están pensando.
  • En adolescentes la cifra es mayor, por cada joven que lo logra, 2000 lo están considerando.
  • El 90% de las personas que se suicidan, ya lo habían intentado antes.

Detectar y prevenir todo esto sería lo más idóneo, la realidad es que, si esto se estuviera llevando a cabo, no tendríamos las cifras que tenemos, ahora, para entender cómo funciona el suicidio te diré que está compuesto principalmente por 3 variables, la ideación, que está ligada a los pensamientos y la parte cognitiva, en la cual se imagina y planea el cómo se haría, con qué y cuando, y qué pasaría cuando la persona que quisiera morir ya no estuviera, después encontramos el intento, que no es nada más que el paso siguiente a la ideación, es donde el plan se lleva a la práctica, es importante recalcar que no todos los intentos tienen éxito, y aquí intervienen diversos factores como puede ser que alguien lo evite, que el cuerpo resista más de lo que la persona pensaba, que el método no haya funcionado o bien no se haya empleado de manera correcta, o puede ser que el suicida en realidad no tenga ganas de morir, como tal no existe un factor determinante, y el la última parte encontramos el suicidio, que es cuando se logra el cometido.

¿Por qué la gente se suicida?

Al igual que todo en estas columnas, la palabra clave es DEPENDE, sin embargo, el primer paso siempre surge en el pensamiento, se estima que por lo menos una tercera parte de la población lo ha considerado en algún momento de la vida, y se piensan principalmente en situaciones muy difíciles y que por lo regular combinan tres variables muy importantes:

  1. Problemas que generan un sufrimiento enorme
  2. Sentir que no existe salida a tal sufrimiento
  3. Predecir que nada de lo que se intente va a funcionar

 A todo esto, lo acompañan factores de riesgo que pueden potenciar dichos pensamientos.

Aislamiento: Estas serían las personas que tienen menos redes de apoyo o bien se encuentran aisladas, dicha situación puede ser generada por la comunidad, el bullying o el acoso, en el caso de la comunidad LGBTQ+ el riesgo se multiplica x6, poblaciones aborígenes corren con la misma suerte, el prejuicio, el racismo y el estigma matan.

Ya sea que este aislamiento sea real o percibido, sigue siendo un problema, y la manera de atenderlo radica en intentar mantener la conexión y contacto con las personas vulnerables, establecer buena comunicación, hacerles saber que no estás sol@s, pero lo más importante, demostrárselos, de nada sirve decirlo si en un momento crucial no l@s podremos acompañar, el aislamiento es generado por el contexto, los seres humanos nacemos con habilidades sociales, mismas que buscamos satisfacer, sin embargo, si no piensas o eres como los demás el contexto te castiga y te pone barreras, te dice quien puede entrar y quien necesita cambiar para poder ser aceptado en el grupo.

Medios disponibles: Si tienes armas en casa, ya sea por deporte o para protección, debes saber que eres mucho más vulnerable que aquellas personas que no tienen esa posibilidad, el acceso a fármacos o pesticidas también aumenta el riesgo de tentativas de suicidio, la clave se encuentra en reducir los medios de acceso a estos elementos.

Se cree que el hablar de cómo una persona piensa suicidares lo alentará más, sin embargo, es una manera muy eficaz para, primero establecer el diálogo y después conocer cuales son los medios que se tienen que cuidar y proteger a tiempo.

Trastornos mentales: Si bien, estos no son la causa del suicidio, el tener algún diagnóstico de TLP (trastorno límite de la personalidad), esquizofrenia, trastorno bipolar, ansiedad o depresión, pueden aumentar hasta 10 veces el riesgo, ojo, el tener el diagnóstico no quiere decir que habrá suicidio, sino que aumenta el riesgo de que esto suceda, no todos los trastornos funcionan igual con todas las personas, también podrían depender de condiciones especiales, como lo son el desempleo, la pérdida de relaciones afectivas, situación económica entre otras.

La estrategia en este punto radica en que nos podamos asegurar que las personas en riesgo tengan acceso a servicios de atención profesional, así como el seguimiento de su tratamiento.

Factores sociales: Debes saber que el suicidio no conoce de clases sociales, si bien los factores mencionados anteriormente nos hablan de problemas de tiempo, el factor social fluctúa ante las circunstancias, como perder el trabajo o fracasar en la escuela.

Se le llama ideación suicida a las acciones voluntarias y explícitas de la persona por querer terminar con su vida, sin embargo, existen casos en los que el suicidio surge de manera espontánea, impulsiva y silenciosa, aunque hemos de decir que son los menos.

La intención suicida puede responder a diversas circunstancias, por una parte, podría otorgarle beneficios al que lo intenta, ya que sus familiares procurarán a toda costa que se sienta cómodo o feliz, pensando que así se habrán quitado las ganas, o bien podría responder a situaciones mas íntimas relacionadas a los pensamientos o emociones.

¿Qué hacer cuando alguien nos comunica de manera directa o indirecta sus intenciones de suicidarse y no somos profesionales de la salud? Debes tener claro que, debido a tu incapacidad para manejar técnicas y tecnicismos terapéuticos, te vas a limitar únicamente a disuadir a esta persona a que busque o se acerque a los servicios profesionales especializados en el tema, por lo tanto, te diré de qué herramientas te puedes apoyar y cómo hacerlo.

 Preguntar:  No tengas miedo a preguntar si tiene intenciones de matarse.

Escuchar: Practica la escucha activa, muchas veces las personas desean hablar del tema solo que no nos damos cuenta, solo cuida no emitir juicios de valor.

Disuadir: Para fines prácticos entenderemos disuadir como convencer, y persuadir como manipular, lo que necesitamos en convencer con argumentos, y no intentar que vaya con engaños o a la fuerza.

Referir: Es decir, buscar el especialista que pueda brindar la atención especializada de acuerdo al problema que se intenta solucionar.

Acompañar: No basta solo con decirle que vaya, ni con encontrar el especialista, es cierto que los sistemas de salud pública tienen muchas deficiencias, y si a eso todavía le sumamos que lo tiene que pasar solo, puede ser mayor la probabilidad que de abandone el proceso.

Siempre te digo que cada caso es un caso, las estadísticas nos hablan del dato duro de los suicidios, los factores detonantes nos hablan de los aspectos que podemos mejorar o reforzar para evitar el aislamiento de las personas vulnerables, muchos podemos percibir cambios en nuestras personas cercanas, y ahora ya sabes cuál podría ser el proceso de actuación ante un caso así, casi siempre cierro diciendo que puedo estar equivocado, esta vez creo que no ando tan perdido.

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