El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recordó que el 13 de septiembre de 1975, pobladores de San Miguel del Milagro, en Nativitas, Tlaxcala, encontraron de forma insospechada uno de los primeros murales prehispánicos del sitio de Cacaxtla.
Fue así como comenzó el trabajo conjunto con las autoridades para la recuperación de lo que más adelante sería parte del patrimonio cultural de Tlaxcala, el acontecimiento que daría un giro trascendental en la historia de la entidad con el inicio de una de las más grandes exploraciones para rescatar a la que se consideraría la “joya” de la arqueología en Tlaxcala.
El INAH puntualizó en las excepcionales pinturas murales que representan personajes como el “Hombre ave” y “Jaguar”, primeros hallazgos, clasificados en el edificio A. La pieza principal, encontrada en una segunda etapa, fue el mural de “La Batalla”, que generó expectación nacional y mundial por su manufactura impecable e iconografía única y que fueron creadas entre 800 – 1000 d.C. y plasmadas al fresco con colores mezclados con cal, mucílago y baba de nopal.
Se trataba de un arsenal histórico que requería intervención especializada, por lo que arqueólogos y restauradores conformaron equipos de trabajo multidisciplinarios para dar el acondicionamiento necesario al sitio.
El trabajo arduo descubrió así una auténtica urbe prehispánica que expondría la riqueza cultural de una étnia, que aún está por definirse, ya que nuevas investigaciones replantean sobre quiénes fueron los que habitaron la zona.
De esta forma, los descubrimientos dieron pie a fructíferas investigaciones que han desentrañado gran parte del origen de los tlaxcaltecas y las históricas epopeyas de guerra que los colocaron desde entonces como célebres guerreros.
Cacaxtla se deriva del vocablo Cacaxtli, que literalmente significa “Lugar de Cacaxtles”, canastos que utilizaban los mercaderes de esa época para transportar sus mercancías.