Al escuchar la palabra naturaleza, lo primero que se viene a la mente es un paisaje donde conviven en armonía la flora y la fauna. Dentro de la filosofía el concepto es distinto, ya que cuando se habla de ésta se refiere a los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire, siendo éstos las formas de representarla ante el mundo; la importancia de esta teoría radica en que ha tenido un desarrollo histórico donde se ha modificado, respondiendo a las necesidades del contexto de los autores que la han abordado a través del tiempo.
La historia de los cuatro elementos es una manera de entender la constitución de la naturaleza, pero no es la vía para entenderla. Para esta teoría, lo fundamental es su unidad y así la han visto diferentes autores hasta la aparición de las ciencias naturales donde les quitaron valor y se individualizaron para estudiarlos. La teoría de los cuatro elementos significa, el mundo sensorialmente perceptible, lo cual significa, palpable y visible.
La teoría de los cuatro elementos tuvo su origen con los griegos. Será a partir de este momento que adquiere un carácter científico y se convierte en el fundamento cosmogónico de diferentes culturas. Empédocles fue uno de los autores que contribuyó al desarrollo de esta teoría, donde los elementos son potencias divinas; por otro lado, la presencia de lo divino dentro de la lucha de las fuerzas de la naturaleza, es decir, donde cada elemento está representado por un dios griego: Fuego-Zeus, Tierra-Hera, Aire-Hades y Agua-Natis. Las propuestas de Platón y Paracelso guardan ciertas similitudes, donde un elemento está representado por algo, dependiendo del sistema de pensamiento que se haya desarrollado.
Otra perspectiva de esta teoría es la medicinal, donde los cuatro elementos se relacionan con los cuatro fluidos corporales, por lo que para Empédocles también se corresponde con las cualidades del cuerpo humano: salud, enfermedad, amor y odio, siendo estos últimos los que constituyen la materia en donde intervienen la atracción y la repulsión. Esta propuesta también tiene que ver con la teoría de las fuerzas antagónicas, fuerzas que se enfrentan, pero que también se unen para mantener un equilibrio basado en la unión y la separación.
En el pensamiento platónico la teoría, ya no es una teoría de la naturaleza, sino una teoría de la materia; los cuatro elementos son aspectos de la naturaleza en cuanto son visibles y palpables, intentando relacionarlos con algo que se pueda representar. Platón lo hace con modelos sistematizados y razonados. Los elementos están relacionados con cuatro de los cinco cuerpos platónicos como formas de equilibrio: Fuego-Tetraedro, Agua-Icosaedro, Tierra-Cubo y Aire-Octaedro.
Por otra parte, Aristóteles también contribuyó al desarrollo de esta teoría. Para él la naturaleza es perceptible. Al momento de interactuar con ella como seres natura-les ya se forma parte la naturaleza, misma que se transforma con el accionar del hombre. Para él, los cuatro elementos son cuerpos simples que se combinan y se vuelven dinámicos para ser caracterizados según la pareja de contrarios de don-de se derivan la física y química de los elementos.
Como parte de la física de los elementos, Aristóteles toma el principio del movimiento como algo primordial. La tendencia del movimiento es lo que constituye la naturaleza de un cuerpo; el movimiento simple hace a un elemento simple, por ejemplo, el Eter y el Fuego, cuyo movimiento va hacia arriba; mientras que el Agua y el Aire tienden a ir hacia el centro, punto en el que se encuentran. Estos dos elementos funcionan como mediadores entre el Fuego y la Tierra; en general esto y otros aspectos constituyen la física de los elementos.
En la alquimia aristotélica se establece que los elementos son cualidades sensoriales y es ahí donde el tacto tiene una función importante; el Fuego es caliente y seco, el Agua fría y húmeda, la Tierra fría y seca y el Aire caliente y húmedo. Para Aristóteles los elementos son determinadas formas de manifestación de la materia, donde unos pueden transformarse en otros, situación que se resume con los estados físicos de la materia.
Con Platón y Aristóteles, la teoría de los cuatro elementos se convirtió en teoría de la materia, pero esta concepción se unirá posteriormente a la doctrina alquimista de los Hermanos Puros, quienes agregan otros elementos como son el Mercurio y el Azufre; los cuales aparecen como eslabones que unen a los elementos con los minerales. Los Hermanos Puros incluyen la teoría en una representación de la naturaleza en la cual ésta forma parte de un proceso alquimista cuya dirección es ir hacia el perfeccionamiento.
Por otra parte, la teoría alquimista cambió con Paracelso, quien argumenta que la alquimia es imitadora de la naturaleza, porqué imita los procesos naturales. Al igual que los pensadores griegos, Paracelso no deja de relacionar los elementos con cierto sistema que resulta curioso al ver quienes representan a los elementos: Tierra-Gnomos, Aire-Sílfades, Fuego-Salamandras y el Agua-Ninfas. Este sistema es conocido como la teoría de los cuatro espíritus elementales.
En lo que se refiere al México prehispánico, también hubo presencia de los cuatro elementos desde su relación con los dioses del panteón mesoamericano hasta la representación de las cuatro eras cosmogónicas. En cuanto a los dioses, Tierra-Tlaltecuhtli, Aire-Ehécatl-Quetzalcóatl, Agua-Tláloc y Fuego-Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli.
Por otra parte, al hablar de las cuatro eras que precedieron al Quinto Sol, también se encuentra relación con los cuatro elementos. La primera era acabó al surgir de las entrañas de la tierra, monstruos que devoraron a la gente. En la segunda, vientos huracanados sacudieron la tierra e hicieron que los que no perecieron se convirtieran en monos. Para la tercera, los que vivieron en ella perecieron o se volvieron guajolotes tras una lluvia de fuego. Finalmente, la cuarta, acabó cuando los que la habitaron murieron aprisionados por las aguas y se transformaron en peces.
Con el paso del tiempo, la teoría de los cuatro elementos se fue transformando hasta la aparición de las Ciencias Naturales y el Positivismo, donde se convirtió en una teoría científica de la naturaleza hasta ser expulsada debido a que no se ajustaba a los nuevos sistemas científicos con los que se busca la exactitud, la comprobación y la confianza en los elementos.
A través del desarrollo científico, la teoría de los cuatro elementos se desvalorizó y fue superada por la física moderna. Se consideraba y se mostraba a los elementos, no como una unidad y hasta se llegó a pensar en su no existencia. Se buscaban nuevos sistemas de pensamiento y filosofías que respondieran a las necesidades del mundo moderno. Se trataba de buscar respuestas confiables y verificables que hicieran olvidar la relación entre el hombre y la naturaleza, presente siempre a lo largo de la historia de la humanidad.
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