La producción de chicle sustentable en México tomo un papel muy importante en los últimos años sobre todo en el estado de Campeche donde se aprovecha el látex que es extraído del árbol de chicozapote que es abundante en la entidad.

Esta producción es ampliamente reconocida porque sigue estándares internacionales de manejo y cuidado de bosques. Actualmente el producto se exporta a países como Inglaterra, Alemania, Bélgica y Holanda y genera cuatro millones de dólares en ventas anualmente.

Por otro lado, las productoras del dulce de forma industrial enfocan más sus esfuerzos en el reciclaje de los desechos del chicle que producen para evitar posibles daños al entorno, pues el consumo per cápita de chicle en los mexicanos oscila entre los 200 y 300 gramos anuales, además tres de cada diez mexicanos dicen consumir chicle a diario.

En el territorio mexicano el chicle tiene su origen desde la época prehispánica, ya que desde aquellos tiempos el látex del chicozapote ya era usado como un medio para limpiar la boca antes de las ceremonias, mitigar la sed en épocas de sequía y aumentar la salivación.

Hoy en día el chicle es una de las golosinas más conocidas y adictivas del mundo hasta llegar al punto en que cuenta con una conmemoración propia cada trece de enero el Día Mundial del Chicle.

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