El pasado miércoles inició la cuaresma en varios países de tradición cristiana. Es una celebración que reviste el principio de los cuarenta días en los que la iglesia hace un llamado a los fieles para vivir los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo durante la Semana Santa.

En este día, es común ver por las calles a personas con la marca de la cruz en muchas ciudades del mundo, algunas bien definidas, otras marcadas por los dedos del sacerdote, o simplemente una mancha de ceniza. Desde temprano la iglesia abre sus puertas para recibir a los fieles que se preparan para asistir a la liturgia e iniciar con un periodo de purificación.

Desde la Edad Media la iglesia le atribuyó un significado sobre las acciones y actitudes que las personas adoptan antes de iniciar la cuaresma. Todo inicia un día después del fin de los carnavales, ocasión en que el desenfreno y los placeres están presentes como preámbulo de la purificación.

Desde el siglo XVI, la mayoría de las celebraciones fueron adoptando los matices indígenas, considerando que los sacerdotes mexicas cubrían su cuerpo con ceniza, razón por la que el sincretismo estuvo presente desde los primeros años de la Nueva España. Las situaciones a las que se enfrentaron tanto los frailes como los indígenas, se encuentran descritas en la obra de fray Toribio de Benavente, Historia de los indios de la Nueva España.

Las cenizas que se utilizan se obtienen de la quema de las palmas y ramos que han sido bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior, se rocían con agua bendita y luego son aromatizadas con incienso. En algunas iglesias la ceniza se obtiene de la quema de imágenes y objetos de la liturgia que, por su estado de deterioro, es mejor quemarlos que desecharlos. De acuerdo con el Misal Romano “durante la misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza”.

Pero, hace cuánto inició esta celebración. La tradición de recibir ceniza se remonta a los primeros años de la Iglesia Católica. En la antigüedad las personas se colocaban la ceniza en la cabeza para recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo.

La simbología y función de la ceniza se encuentra en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. “El comienzo de los cuarenta días de penitencia se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la liturgia del Miércoles de Ceniza, propio de los antiguos ritos con que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica. El gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios”.

Al recibir la ceniza inician las acciones que purificarán a los fieles. Inicio el ayuno cuaresmal y la preparación para la Pascua. Todos los viernes de la cuaresma el ayuno, la oración, la abstinencia y la humildad son indispensables, aunque en tiempos recientes estas acciones quedan a consideración de las personas, ya que depende de cada uno el seguir al pie de la letra la liturgia o llevarla del modo más conveniente. Estos viernes son conocidos como días de vigilia.

El Miércoles de Ceniza es una de las tradiciones más arraigadas en varios países, donde no importa la forma como se vive la cuaresma, lo que importa en la forma en la que se viven las creencias. Ahora que todo está cambiando, se presenta la oportunidad para reflexionar sobre la forma en la que actúas, sin importar en lo que creas, solo se tú.

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