En las historias de la conquista Tlaxcala aparece como uno de los actores fundamentales al lado del capitán Hernán Cortés. Este hecho marcó el final de una era histórica y el principio de una nueva historia en la que los tlaxcaltecas representaron diferentes roles. Conquistadores, pacificadores y colonizadores de lo que sería una extensión del imperio español en América.
Durante medio milenio la realidad tlaxcalteca se ha transformado, por lo que es necesario explicar cuáles fueron las causas que llevaron a los Tlaxcala a ser partícipe de la conquista de México, para mostrar que, si en realidad se llevó a cabo una alianza, ésta se pudo dar cuando ambos grupos ya se conocían y sabían qué podían obtener cada uno del otro.
En la algarabía de los últimos tiempos, han surgido grupos que buscan reivindicar el pasado prehispánico por medio de discursos fundamentalistas que desestiman las aportaciones de los historiadores del pasado para conformarse con interpretaciones modernas, que, sin una crítica histórica, descontextualizan la información para utilizarla a su forma y modo. Buscan cambiar la realidad sin comprender las implicaciones históricas que le dieron forma y sentido a la sociedad actual.
Se puede hacer más que meras reconstrucciones o interpretaciones ideológicas que pretenden cambiar el sentido de los hechos históricos, como si al cambiarlo las condiciones serán distintas. Han sido contadas las acciones que se emprendieron en diferentes instancias, pero no fueron suficientes.
Lejos de acercar a la sociedad, la están alejando con sus debates conceptuales y de interpretación, modificando el discurso a su conveniencia. Al desconocer la realidad, la manipulan para hacer hablar a las fuentes con lo que ellos quieren escuchar. Descalifican obras históricas sin conocer cuáles fueron las condiciones que las originaron. Modifican los tiempos y relacionan pasajes históricos con siglos de diferencia. En lugar de exaltar las virtudes de una tradición histórica milenaria a la altura de las grandes civilizaciones de Occidente, la descalifican a su conveniencia.
Para construir la historia de Tlaxcala, se debe exaltar el conocimiento de la historia, las costumbres y tradiciones que están presentes en las fuentes históricas que se produjeron durante el siglo XVI.
Hasta 1960 se tenía un registro de más de 15000 registros de publicaciones que aparecieron en el mundo sobre la historia, la arqueología y la etnografía de los pueblos indígenas. En los últimos 60 años se han localizado un sinnúmero de fuentes que fortalecen el acervo para la construcción de la historia indígena, colonial y contemporánea de México y Tlaxcala. Desde los intentos de los historiadores novohispanos, los viajeros y los eruditos del siglo XIX, ha existido la preocupación por el rescate de la historia antigua. Un caso significativo fue la compra por parte del gobierno mexicano del Códice Chimalpahin, donde se encuentra un manuscrito de Diego Muñoz Camargo.
Desde los inicios de la historia colonial han existido fuentes que muestran la realidad que se fue conformando a raíz de la conquista. En primer lugar, se encuentran los testimonios de los conquistadores. Estas obras son fundamentales, ya que sus autores vieron viva la cultura tlaxcalteca, caminaron por las calles de la ciudad y convivieron con su gente mientras se preparaban para sus campañas militares. Los escritos se pueden confrontar para conocer la idea que se generó de Tlaxcala por aquellos años. Aunque su intención fue informar al rey, también le platican como es este mundo paradigmático.
Desde Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Bernardino Vázquez de Tapia, Andrés de Tapia, Francisco de Aguilar y Juan Díaz, hasta el Conquistador anónimo, ofrecen una idea de la Tlaxcala que encontraron, solo es cuestión de rastrearla. Por otra parte, aunque ya influidos por las circunstancias de mediados del siglo XVI, también se encuentran los testimonios que los viejos conquistadores presentaron ante el Cabildo tlaxcalteca en el documento titulado “Información de 1565”, donde aparece Martín López para testificar a favor de los privilegios de la conquista para Tlaxcala.
Otro grupo de historias que hablan de los hechos de la conquista, pero cuyos autores no estuvieron en la Nueva España, son las que encabeza Francisco López de Gómara, Gonzalo Fernández de Oviedo, Antonio de Herrera y Tordesillas, además de los distintos cronistas.
En esta lista también se encuentran los visitadores y otros personajes del ámbito civil, que, si bien cumplían con actividades administrativas de la Nueva España, no dejaron de lado su admiración por la historia antigua y se dedicaron a escribir obras históricas de gran valor, tal como sucede con la Relación de la Nueva España de Alonso de Zorita.
Hasta aquí se ofrece un primer acercamiento a las fuentes españolas, no son las únicas, pero ofrecen un panorama de lo que debe leerse sin desestimar su aportación. En su conjunto, presentan los valores que dotarán de un sentido de pertenencia y fortalecerán la identidad de una sociedad que se transforma y parece que se está olvidando de su pasado.