Pocas personas saben que la primera píldora anticonceptiva fue de origen mexicano, pues el descubrimiento tuvo lugar dentro del laboratorio Syntex (en aquel entonces ubicado en México) y uno de los compuestos principales para su formulación se extrajo de una planta endémica del país: el barbasco.
Entre los creadores de este importante método de control natal de acuerdo con la patente se encuentran Luis Ernesto Miramotes, George Rosenkranz y Carl Djerassi. El descubrimiento tuvo lugar el 15 de octubre de 1951.
Si bien ya existían trabajos previos al respecto en todo el mundo financiados por personajes como los Rockefeller y Katherine McCormick, el compuesto químico seria un triunfo de un equipo dentro de territorio mexicano.
A pesar de que el fundador de Syntex Rusell E. Merker es de origen estadounidense su trabajo para cultivar el uso de métodos herbolarios mexicanos dentro de la medicina formal fue la clave del éxito.
Esto se atribuye a los métodos mexicanos en este ramo que se utilizaban como abortivos, como formas de modificar los ciclos menstruales o simplemente para disminuir las molestias de la menstruación.
La búsqueda de Marker se concentró en la producción de progesterona, pues aunque en aquel entonces se obtenía de testículos y ovarios de animales el proceso era bastante complejo y llegaba al punto de que un gramo se vendía por 80 dólares precio que era excesivo si se considera que era la base para cientos de medicamentos.
El desarrollo de la píldora para su distribución comercial se dio posteriormente en los Estados Unidos y Puerto Rico para salir a la venta en 1960.