Por: Luis Manuel Vázquez Morales

La estatua contratada costaría entre 70 y 80 mil pesos. Su elaboración se llevó aproximadamente 2 años y el patronato había proyectado que cuando la efigie fuera entregada por el escultor, su traslado a la ciudad de Tlaxcala sería con gran despliegue de festividades que comenzarían en el límite del estado de Tlaxcala, viniendo por la carretera de Río Frío o por la de Texcoco, recibiéndoselo con cohetes, música y toda clase de manifestaciones alegres en cada pueblo vecino a la carretera por donde pasara Xicohténcatl.

Sin embargo, no fue posible realizar el programa proyectado. En el año de 1969 quedó terminada la estatua y la dependencia federal mencionada, pagó su trabajo al escultor, pero para esas fechas ya había nuevo gobernador en el estado de Tlaxcala, el general Ignacio Bonilla, quien interesado en el asunto del monumento pues según le habían informado ciertos colaboradores, ya era suficiente tiempo para que se hubiese inaugurado, por lo que dicho mandatario hizo llamar con urgencia a los miembros del patronato acudiendo únicamente tres personas, don Pedro Ávila Ramírez, el Dr. Alfredo González Zapata y, supuestamente uno de los tesoreros del grupo.

Ya presentes ante el gobernador, éste a guisa de saludo les soltó una reprimenda porque según él, la estatua ya debería estar colocada en su sitio, así que les señalaba un plazo de 30 días para que sin excusa ni pretexto concluyeran el monumento incluyendo traslado y montaje de la estatua.

Cuando don Pedro trató de explicarle que no podrían hacerlo en el tiempo señalado por carecer de fondos suficientes para ello, el general Bonilla, visiblemente molesto, les expresó en forma cortante que si no les era posible terminar lo obra como lo pedía, les exigía la renuncia de todos los integrantes del llamado patronato Pro-Estatua y deseaba tener en su escritorio dentro de 24 horas un detallado informe del manejo de los fondos que suponía el gobierno anterior les había proporcionado.

Don Pedro y sus acompañantes abandonaron el despacho del gobernador sumamente ofendidos por la desconfianza con que los había tratado. Cambiaron impresiones durante largo rato entre ellos y luego buscaron a otros miembros que, por la premura con la que fueron llamados, no habían podido estar presentes en la entrevista, llegando a la conclusión de que no teniendo compromiso alguno con el gobernador Bonilla Vázquez ni moral ni económico, les parecía inconveniente entregarle un informe que, según el punto de vista de don Pedro Ávila Ramírez, era más apropiado dirigirlo al pueblo tlaxcalteca con cuyas aportaciones se habían realizado los trabajos de la base para la estatua y en su nombre se recurrió al gobierno federal gestionando la donación de la efigie, y no al señor gobernador en turno de quien solo acababan de recibir muestras de desconfianza, injustas exigencias pero nunca aportación monetaria alguna, ni siquiera como simple ciudadano tlaxcalteca.

La decisión no fue bien aceptada por la totalidad de los miembros del patronato porque algunos indudablemente veían en ese desplante de acentuada dignidad a la tlaxcalteca, mayor lesión en sus relaciones políticas con el nuevo gobierno que, en general andaban deterioradas; sin embargo, prevaleció la posición del presidente del grupo ofreciendo todos su renuncia al honroso cargo que el gobierno del licenciado Cervantes les había conferido.

Esto sucedía el 9 de septiembre de 1969. En la misma fecha el patronato envió, para su publicación en el diario El Sol de Tlaxcala, toda la información que aparecería el día siguiente en media plana, correspondiente a lo que había exigido el gobernador Bonilla, pero que en vez de hacerla para él la titularon CARTA ABIERTA AL PUEBLO TLAXCALTECA.

En dicha carta informan de las aportaciones recibidas, de los miembros del patronato, del resultado de la venta de bonos, de otros ingresos y de las aplicaciones que se hicieron de los fondos reunidos. El detalle de los gastos muestra que al señor Ávila Ramírez se le debía la cantidad de $27,235.36 y al tesorero Sr. Adalberto Hernández la de $6,894.86 que lógicamente no pudieron recuperar y con las que resultaron ser los mayores aportantes voluntarios del efectivo para el monumento.

DON PEDRO AVILA RAMIREZ es, a la fecha, miembro activo de la Asociación Pro-Museo Regional de Antropología e Historia, A.C. y miembro activo también de la Sociedad de Geografía, Historia, Estadística y Literatura de Tlaxcala, A.C.

Con esta entrega se cierra un capítulo de la historia tlaxcalteca, donde don Pedro Ávila Ramírez personificó el arrojo de joven Xicohténcatl para cumplir su cometido. Su Carta abierta al pueblo tlaxcalteca, refleja el valor de sus acciones, como un ejemplo para las jóvenes generaciones.

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