Es innegable la participación de las mujeres en la historia, incluso el desenlace no hubiese sido el mismo sin las acciones ejercidas por ellas. Por tanto, no hay un ámbito donde una mujer no haya actuado de manera asertiva y decisiva en beneficio de la humanidad. Hoy las mujeres son una piedra angular para una sociedad en constante cambio.

No se trata de un discurso feminista o con la intención de dar el lugar que ya les corresponde, sino de hacer un recuento de cómo han actuado a lo largo de la historia. Ya no es Bartola a quien le dejan dos pesos para pagar la renta, el teléfono y la luz, hoy es un personaje fundamental para la sociedad.

Federico Engels en su obra El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, al hablar de los trabajos que realizó Morgan sobre las tribus senekas, menciona la existencia de una familia. En “la descendencia de una pareja conyugal de esta especie era patente y reconocida por todo el mundo; ninguna duda podía quedar acerca de a quién debían aplicarse los apelativos de padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana.” Es notorio que desde tiempos antiguos y en distintos pueblos, se encuentran asignados los roles que desempeña cada uno de los integrantes de una familia.

En el caso de la tradición judeocristiana se habla de Adán y Eva como la pareja que da origen a la humanidad. Pasando al ámbito de la cultura náhuatl existe Ometeótl dios primigenio que ostenta la dualidad, Ometecuhtli (dos señor) y Omecihuatl (dos señora) que representan la esencia masculina y femenina de la creación. Incluso, en lo que se refiere a la política del mundo nahua, existe el Cihuacóatl, la parte femenina y segundo detrás del tlahtoani mexica.

En la historia de los pueblos del México antiguo, es poca o casi nula la existencia de noticias para elaborar la semblanza de un personaje. No solo sucede con los hombres, en el caso de Tlaxcala, hay dos mujeres de las que se poseen pocos datos. Con ellos y por meras inferencias se logrará conocer un poco más sobre ellas, Malintzi y Luisa Xicohténcatl.

Sin ser una mujer de origen tlaxcalteca, Malintzi, Malinche o Marina, fue un personaje que continúa siendo tema de discusión entre los historiadores del México antiguo. Su participación como intérprete de Hernán Cortés derivó en diferentes situaciones que siguen causando polémica entre los mexicanos. Para poder entender la figura de esta mujer, es necesario conocer las circunstancias en las que vivió para comprender su modo de actuar ante tal hecho histórico.

Al quedar huérfana fue vendida por unos mercaderes de Xicalanco y regalada a Hernán Cortés por el cacique de Tabzcoob con otras veinte mujeres. La mayoría de los conquistadores destacan su belleza, y aunque tal factor pareciera trivial, tuvo cierta repercusión sobre el capitán Cortés, ya que tiempo después nacería un hijo en común. Bernal Díaz del Castillo, profundo admirador de Malintzi destaca su impresión acerca de ella como atrevida y desenvuelta.

El trato constante y directo le permitió a Hernán Cortés darse cuenta de las habilidades que poseía, de inmediato pasó a ser uno de los personajes más importantes de la conquista. Malintzi es el canal de comunicación entre los españoles y los indígenas con Hernán Cortés al lado de Jerónimo de Aguilar.

En el caso de Luisa Xicohténcatl se sabe que fue hija de Xicohténcatl señor de Tizatlán al momento de la llegada de los hispanos a territorio tlaxcalteca. Fue dada por esposa a Pedro de Alvarado con quien partió al sureste hasta llegar a Guatemala donde dejó descendencia y se encuentran sus restos.

Ambas mujeres ocupan un lugar especial en la historia de Tlaxcala. Sus acciones se encuentran registradas en los códices de tradición histórica tlaxcalteca. Mientras Malintzi acompaña en todo momento a Hernán Cortés, Luisa Xicohténcatl forma parte de los principales de Tizatlán que reciben a los hispanos a quienes entregan presentes y alimentos.

De acuerdo con las fuentes históricas del siglo XVI se pueden proponer las siguientes aseveraciones. Malintzi era una mujer pilli de origen nahua. Los pillis debían tener un comportamiento ejemplar, ya que debían velar por la integridad de los macehuales por encargo de los dioses. Por tal motivo, al cometer una falta grave o delito, eran severamente castigados y podían ser vendidos en el mercado de Tlatelolco, pero, los únicos que podían adquirirlos eran los pochtecas. Por esta situación llegó a la región de Tabasco, donde fue entregada como presente a Hernán Cortés en 1519. El hecho de convivir con los pochtecas, le llevo a aprender diferentes lenguas que fueron de utilidad para los conquistadores.

Ya se sabe el desenlace, Malintzi fue la pieza fundamental en la historia de la conquista, tanto de interprete como conquistadora. En el caso de Luisa Xicohténcatl, también acompaño a Pedro de Alvarado en las distintas campañas militares que se emprendieron hacia el sureste hasta llegar a Guatemala.

Es necesario revisar las fuentes históricas para tratar de escribir la vida de estas dos mujeres, aunque la escasez de testimonios resulte en una historia novelada. Se conocieron en Tlaxcala y de este lugar salieron para dejar un legado para las generaciones de hoy.

Por diferentes regiones del México y más allá de sus fronteras, se encuentran las huellas de las mujeres tlaxcaltecas.

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