Desde la creciente actividad volcánica que ha mantenido el Popocatépetl desde 2023 y hasta ahora con las recientes exhalaciones de ceniza que se han dispersado a lo largo de los estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, se han observado diversas afectaciones a la salud.

La ceniza volcánica contiene material particulado el cual varia a partir del tipo de volcán; la ceniza del Popocatépetl contiene en su mayoría presencia de metales pesados como hierro, magnesio, zinc en algunos casos hasta hierro a partir de la zona en la que se esté.

A través de un artículo de Juana D. Santamaría-Juárez y la Universidad de Guanajuato publicado en 2022 se registró que la ceniza recolectada del Popocatépetl en algunas zonas de Puebla, el 99.9% del material particulado exhibió un tamaño de 0.3 a 2.5 micrómetros.

La exposición ante este tipo de partículas es de riesgo para la salud, puesto que pueden alcanzar el aparato bronquial y llegar hasta los alvéolos, aunque el daño depende de otros factores como la concentraciones total de ceniza en el aire, los cuidados personales y en especial la exposición al aire libre.

Dentro de las principales afectaciones destaca la irritación de ojos, el dolor de cabeza, síntomas respiratorios como tos o dificultad para respirar; función pulmonar reducida así como latidos irregulares del corazón, asma e inclusive riesgo grave en personas con enfermedades cardíacas o pulmonares.

Ante esto, las autoridades y el sector salud exhortan a la población a seguir con las medidas de recomendación y cuidado de ojos, nariz y boca; el uso de cubrebocas, reducir las actividades al aire libre, evitar el consumo de alimentos y bebidas que puedan contener ceniza.

Usar prendas que permitan la protección de la ropa así como gafas de sol, fortalecer la medidas de higiene personal y sobre todo cuidar a niños, personas adultas y aquellas que puedan tener enfermedades tanto crónicas como respiratorias.

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