El sarampión es una enfermedad prevenible por vacunación; como lo señala la Cartilla Nacional de Salud, el esquema de vacunación es de dos dosis, la primera a los 12 meses cumplidos y la segunda a los 18 meses o los seis años, según el año de nacimiento de la persona a vacunar. Niñas y niños nacidos antes de 2022, se aplica la segunda dosis a los seis años.

Centros de salud de las 32 entidades federativas cuentan con vacunas triple viral contra sarampión, rubéola y paperas (SRP) para aplicarse a niñas y niños de uno a 9 años, y doble viral contra sarampión y rubéola (SR) para aplicarse a adolescentes de 10 a 19 años. Estas vacunas no son de aplicación indiscriminada y sólo se suministran a la población de las edades referidas para iniciar o completar las dosis.

La Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud informó que el pasado 14 de marzo en la Ciudad de México se detectó un caso importado de sarampión en un niño de 4 años y 8 meses procedente de países europeos.

México cuenta con un sólido sistema de vigilancia epidemiológica de enfermedad febril exantemática para la detección y notificación de casos probables de sarampión, con el objetivo de actuar de forma inmediata y evitar cualquier riesgo de brote epidemiológico, por lo que es importante no caer en pánico, ya que lo más importante es prevenir contagios.

Con el propósito de evitar que se registren casos autóctonos de sarampión en el país, el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia) recomienda a madres, padres y personas tutoras o cuidadoras llevar a vacunar a las unidades de salud a niñas, niños, así como a los adolescentes en caso de que les falte alguna dosis para completar los esquemas de vacunación. Especialistas del Censia la importancia de la vacunación para contagios de esta enfermedad.

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