El Circo Romano ha sido un espectáculo que se remonta a la antigua Grecia que posteriormente adoptaron los romanos; tras la llegada del cristianismo se prohibieron los combates entre gladiadores y fieras en los anfiteatros lo que desencadenó que los circos tomarán mayor presencia para entrenar a la gente.
De esta forma, el principal atractivo eran las carreras de cabellos o las famosas cuadrigas en donde se hacían apuestas y la mayoría eran financiadas por el emperador o los magistrados. Hoy, en la comunidad de Santa Cruz Aquiahuac en el municipio de Tetlatlahuca en relación al viernes santo, se mantiene la tradición del Circo Romano la cual se puede apreciar en la representación de la obra de «El Divino Mártir».