La procesión o el recorrido que se realiza en conmemoración y celebración a la Virgen de Ocotlán preside de un cuatro de abril de mil 775, fecha en la que la se estableció que la Virgen de Ocotlán es la única Madre de Nuestro Señor Jesucristo, y con ello, se encomendó la vida la Diócesis de tlaxcalteca.
Si bien, la aparición de la Virgen de Ocotlán desde la perspectiva historiográfica se remonta al año de 1,541, la primera aparición que tuvo, fue una aparición en un árbol de ocote el 27 de febrero de 1547, de acuerdo con el Padre Ornelas.
La tradición establece que el indio Juan Diego Bernardino se encontraba de camino a visitar a los enfermos ya que una fuerte pestilencia había azotado la región, sería en paraje boscoso ardería un pino donde haría presencia la Virgen María.
Sería ella la encargada de indicarle la ubicación de un manantial cuyas aguas lograrían curar a los enfermos y ayudarían a los sanos a librarse del mal, a su vez le pidió que informará a los franciscanos y con ello el poder asentarse junto a los tlaxcaltecas en un santuario cercano; tras lo sucedido los franciscanos descubrirían una imagen de bulto de la Virgen María dentro del pino y esta sería llevada cerca de San Lorenzo donde comenzó a ser venerada.
Es así, como generación tras generación esta fiesta y tradición ha sido simbolismo de la devoción y la tradición católica de Tlaxcala, así como la importancia y relevancia que gira en torno a la Virgen de Ocotlán y se refleja en esta procesión y recorrido por los distintos puntos de la capital tlaxcalteca.