Ubicado a solo siete kilómetros al sur de la capital de Tlaxcala, es reconocido como la “Cuna del Pan Artesanal” en el estado, un título que destaca su rica tradición panadera.
Desde la época colonial hasta las primeras décadas del siglo XX, la elaboración del pan en esta región fue un proceso rudimentario, realizado en espacios dentro de las viviendas y con ingredientes naturales.
El pan tradicional de San Juan Huactzinco se preparaba con una mezcla de harina, azúcar, agua, pulque y carbonato. El pulque, una bebida fermentada de maguey, jugaba un papel crucial como levadura natural, permitiendo que la masa duplicara su tamaño. La preparación se llevaba a cabo sobre petates colocados en el piso, donde la masa era cubierta con mantas para reposar y fermentarse.
Con el tiempo, el aumento de la demanda del pan, junto con el cambio en los cultivos y el desarrollo industrial y comercial de la región, provocó una disminución en la producción de pulque.
Esto obligó a los panaderos a buscar alternativas, experimentando con nuevos ingredientes como la manteca de cerdo y la levadura. Estos cambios mejoraron la calidad del pan y transformaron la preparación de este producto emblemático, tal como se conoce hoy en día.
San Juan Huactzinco continúa siendo un bastión de la tradición panadera en Tlaxcala, donde el pan artesanal es un símbolo de identidad y cultura, perpetuando técnicas y sabores que han pasado de generación en generación.