Por: El Psicólogo Carlos

 

¿Por qué será que cuando algún tema es tendencia, no tardan mucho las personas en buscar la manera de comercializar dicha popularidad? Incluso los temas sensibles…

Cuando hablamos de depresión hay muchas personas que la entienden como una “enfermedad” causada por una disminución en la recaptación de serotonina, y aunque esto suena muy científico, pareciera que esta disminución es causada por la tristeza, y de forma paradójica, dicha tristeza es ocasionada por la misma disminución en la recaptación y así sucesivamente, lo cual nos hace entrar en un bucle del tipo que fue primero, el huevo o la gallina, y desgraciadamente esto lo único que produce es mayor confusión y tal vez estigmatización a aquellas personas que viven en esta situación.

¿Entonces me estás diciendo que este problema/situación problemática que muchos denominan enfermedad, ni es enfermedad, ni se ubica en la mente?

En un mundo donde cada vez tenemos más soluciones para todo, nos encontramos con la depresión, ese patrón de comportamiento tan peculiar que parece haber capturado la atención de todos. A diferencia de otras «condiciones,» la depresión no se enfrenta con medicamentos (o por lo menos no debería) o cirugías, sino con un enfoque mucho más interesante: ajustar nuestras acciones, aunque suene algo muy básico.

Parece que el problema con la depresión no es tanto un malestar interno, sino una serie de hábitos que hemos adoptado (muchas veces sin ser culpables) y que, de alguna manera, nos han llevado a este estado. Imagínese, después de tantos avances en la comprensión humana, resulta que la clave para superar este malestar es simplemente cambiar la forma en que actuamos. Es casi irónico: para combatir la tristeza crónica, lo que realmente necesitamos es comportarnos de manera diferente (así como encontrarle sentido a este cambio de comportamiento).

La receta para lidiar con la depresión podría sonar demasiado simple: muévase más, hable con la gente, haga cosas que solía disfrutar (aunque no tenga ganas), y eventualmente, su comportamiento influirá en cómo se siente. En otras palabras, la solución para este «mal comportamiento» parece estar en modificar nuestra rutina diaria, en hacer el esfuerzo consciente de actuar «como si» las cosas estuvieran bien.

Es fascinante pensar que algo tan complejo como la depresión pueda ser abordado cambiando nuestra manera de vivir el día a día. Como si, al obligarnos a sonreír, a salir de casa, o a interactuar más, estuviéramos engañando a nuestro cuerpo para que deje de estar deprimido. De alguna manera, la idea es que al actuar como si no estuviéramos deprimidos, eventualmente, dejaremos de estarlo (esto parece simplista, sin embargo, lleva un gran trabajo detrás)

Claro, no es solo un «hacer por hacer». La sociedad nos dice que debemos comprometernos con estas nuevas conductas de forma genuina. Es un esfuerzo por entrenar nuestro cuerpo a adoptar una nueva serie de hábitos que, en teoría, deberían contrarrestar este estado tan indeseado. Parece que hemos llegado a un punto donde las acciones hablan más fuerte que las palabras, literalmente.

Al final, es interesante observar cómo hemos reducido la depresión a una cuestión de comportamiento. Ya no se trata de «sentirse mal», sino de «comportarse bien». Y así, la solución para este «trastorno» no está en una receta médica, sino en un manual de instrucciones sobre cómo actuar correctamente (o lo que cada uno entienda por esto). Porque, en este enfoque, lo que realmente cuenta no es tanto lo que uno siente, sino cómo decide comportarse a pesar de todo.

Así que, ¿es la depresión un comportamiento inadecuado? Tal vez lo sea, pero su tratamiento nos enseña algo curioso: que al final, somos dueños de nuestras acciones, y con un poco de esfuerzo, podemos «corregir» este comportamiento hasta que finalmente, dejemos de actuar como si estuviéramos deprimidos. Y tal vez, solo tal vez, la clave para superar esta «mala conducta» esté en aprender a ser los protagonistas de nuestra propia rutina diaria.

Aunque el tratamiento no es un secreto, la receta se genera en forma conjunta (terapeuta y consultante) e individualizada, ya que lo que para mi pudiera ser reforzante de forma natural, podría no serlo para los demás, de ahí que brindar soluciones y estrategias mágicas y generales lo único que podría ocasionar es cronificar más el problema.

Si sientes que estás enfrentando problemas que han reducido tu energía y capacidad para realizar actividades que antes te generaban disfrute, no dudes en acercarte a un profesional capacitado (de preferencia que trabajen con modelos basados en evidencia) y podrás descifrar cuáles son las variables que intervienen en el mantenimiento de dicha limitante, y no, la medicación no es la primera o única opción, incluso podría tener reacciones secundarias adversas a nivel conductual, pero todo esto será… para otra columna.

Me despido en esta semana agradeciéndote que hayas llegado hasta esta parte, yo soy el Psicólogo Carlos, cofundador del Centro de Psicoterapias Basadas en Evidencia en el Estado de Tlaxcala y si tienes dudas o comentarios sobre lo que acabas de leer, no olvides que me las puedes hacer llegar mediante mis redes sociales, y recuerda… puedo estar equivocado.

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