Escrito por: Psic. Gabriela Rodríguez Gutiérrez

 

Estimado lector, es un gusto para mí traer esta nueva entrega para tí una semana
más. El día de hoy traigo para ti un tema sumamente recurrente y que, por
supuesto, veo frecuentemente en consulta.

Seguro en algún momento has experimentado episodios de pensamientos
recurrentes y persistentes respecto a un tema específico. Puede ser que este tema
sea algo que te preocupe en gran medida, o quizá el pensamiento recurrente es un
episodio con gran carga emocional (un episodio vergonzoso, una pérdida
particularmente dolorosa, una discusión significativa, etc.). En psicología, a estos
episodios de persistencia de pensamiento en torno a un tema suele denominarse
Rumia, mientras que en términos populares se le conoce como “sobrepensar”.

La rumia, en su sentido literal, se refiere al proceso digestivo de ciertos animales
que regurgitan y vuelven a masticar su comida. Sin embargo, en el ámbito de la
reflexión, la rumia adquiere un significado más profundo: es el acto de volver a
pensar y repensar sobre un tema, a menudo obsesivamente.

En nuestra vida cotidiana, esta práctica puede tener tanto beneficios como
desventajas, dependiendo de cómo la manejemos.

La rumia “mental” puede conducir a una comprensión más profunda de nuestras
experiencias, permitiéndonos aprender de ellas y tomar decisiones más informadas.
La realidad es que este comportamiento no aparece de la nada, por el contrario, es
una respuesta natural en donde buscamos dar sentido a lo que experimentamos y
dar solución a lo que consideramos un problema.

Sin embargo, la rumia también puede convertirse en una trampa. Aquellos que
tienden a pensar en exceso pueden encontrarse atrapados en un ciclo de
preocupación y ansiedad. En lugar de avanzar, sus pensamientos se convierten en
un laberinto del que es difícil escapar. Este fenómeno, a menudo asociado con la
ansiedad y la depresión, nos recuerda que no todo pensamiento profundo es
necesariamente constructivo, y que permanecer por tiempo excesivo en este loop
de persistencia puede resultar significativamente desgastante, sobre todo cuanto no
está acompañada de acciones significativas que “resuelvan” o “cierren” la situación
que se presenta de manera repetitiva.

Al “masticar” un pensamiento, debemos ser conscientes de la delgada línea que
separa la reflexión útil de la rumia perjudicial. Cultivar la autocompasión y la
paciencia hacia nosotros mismos es esencial en este proceso. Solo así podremos
transformar nuestra tendencia a rumiar en una herramienta para el crecimiento
personal y la comprensión profunda de nuestra experiencia humana.

Te recuerdo, querido lector, que tu servidora brinda atención psicológica en el
Centro de Psicoterapias Basadas en Evidencia (CENPSIBE) en el centro de
Tlaxcala, si gustas iniciar tu proceso psicológico.

 

Centro de Psicoterapias Basadas en Evidencia
Morelos no. 5-b Col Centro, Tlaxcala
Citas: 2463670876

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