La Basílica de Ocotlán en Tlaxcala es uno de los templos religiosos más emblemáticos e históricos de la entidad, en donde resalta su impresionante arquitectura, así como su historia y que rinde fe y devoción a Nuestra Señora de Ocotlán.
El templo ubicado en la capital del estado debe su nombre al dialecto náhuatl, compuesto por «ocotl» (ocote) y «tlatla» (arder), lo que significa «El Ocote que Arde», así como resalta que su construcción comenzó en 1670.
La historia de Nuestra Señora de Ocotlán narra que Juan Diego en el cerro de San Lorenzo de la comunidad de Ocotlán tuvo una visión hacia unas aguas milagrosas que curaron a los enfermos de peste, y cuando Juan Diego avisó a los religiosos, estos encontraron una imagen de la Virgen que fue colocada en una capilla que se amplió y convirtió en la basílica de Nuestra Señora de Ocotlán.
Es así como, destaca su fachada en la cual resalta la Concepción Inmaculada de María, asimismo, se observa un gran arco en forma de concha con un nicho central en el que se encuentra una imagen de la virgen, sumado a sus pilastras estípite, por lo que es considerado como un magnífico ejemplo del estilo barroco estípite o churrigueresco.
